El Córdoba CF nunca ha ganado un partido a puerta cerrada en El Arcángel. Seguramente echa de menos al público. Normal. Lo que resulta tremendamente raro es que el conjunto de Pablo Alfaro haya entrado en una espiral -de resultados y de imagen- impropia de un aspirante al ascenso en un momento clave de la temporada. En el estadio solo hubo resoplidos y lamentos en el verde. Silencio en la grada. Hasta el más benevolente de los hinchas se hubiera desgañitado en una pitada épica ante el episodio protagonizado frente al Recreativo Granada. La bronca fue virtual.

El Córdoba no fue capaz de vencer ni cuando más falta le hacía. Frente a un rival deprimido, en superioridad numérica, con los marcadores de los rivales directos a favor... A última hora, entre Piovaccari y De las Cuevas -dos de la vieja guardia saliendo del banquillo- pudieron remendar el costurón y cazar al menos un punto. La derrota del líder Linares y los empates de los demás minimizaron los estragos de una nueva pifia blanquiverde en su hogar. Habrá quien se consuele con esto. Allá cada cual.

Lo que hizo el Córdoba en la primera parte no es de recibo. Con una pachorra inadmisible y una suficiencia inexplicable -si se tiene un mínimo de memoria para las recientes pifias-, los blanquiverdes desplegaron un fútbol pastoso, desprovisto de energía. Esos servicios, por debajo del mínimo, no les dieron para doblegar a Recreativo Granada que este año coleccionaba derrotas y no le marcaba un gol a nadie. Lo firmó en El Arcángel después de casi cuatrocientos minutos sin festejar, dejando en muy mal lugar a un Córdoba desnortado. Los de Pablo Alfaro tuvieron una pésima puesta en escena. Quizá quisieron dejar madurar el partido, que el Granada se asustara o quién sabe qué. La cuestión es que se metieron en un problema importante.

Después, con un jugador más durante un tercio del partido, el Córdoba no fue capaz de darle la vuelta a la situación. Debutó Meléndez, un lateral del B, y se estrenaron Nahuel y Sidibé, los refuerzos invernales. El tramo final fue frustrante. El equipo salvó un punto, pero dejó preguntas incómodas en el aire. Se ha salido de la vía buena. Habrá que ver si entra por convencimiento propio o con el calzador de Alfaro, al que le queda tarea por delante. Y poco tiempo.