Cuando Manolo Torralbo, el delegado del Córdoba CF, levantó la pizarra con el dorsal 20 en el minuto 50 del trascendental partido -lo era en aquel momento y aún más lo fue después- entre los blanquiverdes y el Cartagena, Raúl Cámara no sabía que esa era la última vez que estaba pisando el verde como futbolista profesional. Agné le sacó del campo con 0-2 para buscar la heroica con Moutinho. No le salieron los planes. El Córdoba perdió el partido y su plaza en el play off de modo ya irreversible. Al entrenador le despidieron apenas unas horas después. Y Cámara, sin ensayo previo, se despidió del fútbol activo de un modo extraño y sigiloso. El madrileño, de 36 años, continuará sin embargo dentro del proyecto cordobesista para el curso 20-21.

Raúl Cámara (Madrid, 1984) había enlazado catorce campañas entre Primera y Segunda División antes de aterrizar en verano de 2019 en el Córdoba, un club recién despeñado desde la división de plata e inmerso en la tarea de reconvertirse. Fue el primer fichaje. Tras seis años en el Tenerife -donde le homenajearon en su despedida, tras lucir durante años el brazalete de capitán-, Cámara llegó avalado por el director deportivo, Alfonso Serrano, quien le conocía de su etapa en el Heliodoro Rodríguez. Un lateral diestro veterano, que llegaba con mando ante la despedida del irregular Loureiro y la inminente -o eso parecía, se fue en enero a Chipre- marcha del canterano Fernández.

En El Arcángel vivió Cámara el punto final a una trayectoria que arrancó en las categorías inferiores del Atlético de Madrid, para jugar luego en el Sporting de Gijón, Recreativo de Huelva, Xerez y Tenerife. Un total de 386 encuentros oficiales, los 12 últimos con la blanquiverde. No fue titular en una posición en la que nadie lo fue: hubo un carrusel permanente.

"Es un tío francamente bueno, un patrimonio del club, que ha demostrado lo importante que es en el vestuario, seguirá dentro del Córdoba pero no puedo decir en qué parcela", dijo a propósito del porvenir de Cámara el director general deportivo, Miguel Valenzuela. El sevillano insistió en que la pretensión del club es ponérselo fácil a los futbolistas para que "solo estén preocupados de rendir en el campo".

Ahí puede estar la nueva labor de Cámara, quien en los últimos meses tuvo que lidiar con un escenario caótico en el Córdoba: en pocos meses vivió sucesos increíbles, como la detención de un presidente por parte de la Guardia Civil, una cadena de impagos, un cambio de propiedad, una campaña deportiva frustrante... En la caseta se ganó el aprecio de todos. Ahí fue uno de los líderes. Ahora seguirá jugando, pero de otro modo. Cumplirá su contrato, pero en otros menesteres; el club podrá liberar así una de las fichas de mayores de 23 años para acometer su enésima revolución.