Tomaban unas coca-colas en un bar a orillas del coqueto lago de Embrun Nairo Quintana, Alejandro Valverde y el resto de compañeros del Movistar. Era una pausa en el entrenamiento. Y los afortunados caravanistas, los que se trasladaban a Pra Loup para encontrar una plaza de gala en la ascensión final de hoy, pararon sus vehículos y se sintieron dichosos de poder fotografiarse con quienes llegan a la primera de las cuatro jornadas alpinas en la segunda y cuarta plaza de un Tour que inicia los Alpes bajo el yugo, casi tiranía, de Chris Froome.

Hay que remontarse a 1975. Parecía que Eddy Merckx tenía el Tour y que Francia se quedaría con las ganas de ver a Bernard Thévenet en lo más alto de un podio de París que por primera vez asomaba en los Campos Elíseos. Pra Loup, ni en 1975 ni hoy, pasaba por ser un puerto de montaña de los que cortan el hipo a los corredores. Hoy mismo, la ruta que conduce a su cima desde la coqueta ciudad de Barcelonnette tan solo se cataloga como una montaña de segunda categoría. Y en ese mismo lugar, Merckx sufrió la pájara del siglo XX. Se hundió, nunca más volvió a ser el mismo y Thévenet llegó de amarillo a la capital francesa.

Es una muestra de que en el Tour, aunque parezca que todo está muy atado, siempre hay que ir alerta, que por muy fuerte que se sienta Froome siempre puede ocurrir una circunstancia que altere su hegemonía. El lunes, Geraint Thomas, su mejor escudero, se fue al barranco. No se hizo nada. Pero podía haber acabado en el hospital.

El Tour entra en su episodio definitivo. Llegan los Alpes con cuatro etapas terroríficas, con el desgaste por un calor que atosiga y castiga. No se recuerdan unas temperaturas tan elevadas. Da igual que se haya pasado por Holanda, Bélgica, Bretaña, Pirineos o el Macizo Central. En todas partes se ha sudado de pies a cabeza, a veces con el asfalto, como ocurrió el domingo pasado, por encima de los 60 grados. "El pelotón está muy cansado", explicaba ayer Alberto Contador, el mismo que comienza a arrepentirse, pese a su victoria en Milán, de haberse apuntado al Giro antes de afrontar un Tour. "El Tour está complicado, pero yo me apunté a la carrera para ganarla. No contemplo aún conformarme con un lugar en el podio".

Contador es quinto de la general y para escalar posiciones tiene que atacar. Y marcharse, mucho mejor en solitario, o con un rival libre en la general.