No se había visto en otra el Málaga en su vida, ser superfavorito para ganar a todo un heptacampeón de Europa como el Milan, y no le pesó lo más mínimo ese cartel a la hora de buscar su tercera victoria consecutiva camino de los octavos. Joaquín, que vive una segunda juventud, fue el artífice del triunfo con que adorna el equipo andaluz su brillante puesta de largo en la primera competición continental. El extremo fue el autor del único gol del partido y se sacó así el mal sabor de boca de haber mandado al limbo un penalti cuando estaba a punto de acabar el primer tiempo.

A los gritos de "torero, torero" fue despedido Joaquín en el minuto 84 al ser sustituido por Duda mientras que el jeque Al-Thani, que no quiso perderse la fiesta después de muchos meses de escurrir el bulto, pensaba quizás en sacar unos dineros con su venta en el mercado de invierno. Tocaba ya con los dedos el Málaga la victoria, que pudo ser más amplia a tenor de los méritos del conjunto blanquiazul y la esterilidad del Milan. Como decimoquinto en el calcio se presentó el conjunto lombardo en La Rosaleda y no tuvo ningún reparo en colocar cinco defensas ante Amelia y otros cuatro jugadores por delante.

Contra esas barreras chocó para empezar el Málaga, que se pasó más de media hora sin disparar a puerta. Abusaron sus jugadores de intentarlo por el centro, por donde mayor era la densidad de defensores rivales. A balón parado tuvo Demichelis la oportunidad de abrir el marcador pero remató alto. Y más arriba todavía mandó Joaquín el balón en el penalti que Constant había hecho a Gámez.

Saviola rondó el gol, pero fue el extremo quien tardó apenas un cuarto de hora en enmendar su error con un tiro que se coló pegado al palo corto tras una asistencia de Iturra, agrandado en el centro del campo. Eliseu estuvo cerca de sentenciar con un misil marca de la casa, aunque al final fue Caballero quien tuvo que esforzarse para dejar las cosas como estaban. Ya son tres encuentros con la portería a cero.