Habría que agradecerle a Fernando Caballero lo didáctico de sus intervenciones, explicando punto por punto qué era lo que se iba a hacer allí. La docena de alumnos de Derecho así lo demandaba, aunque el juez tiene fama de correcto, de estar lejos de la imagen que proyectan otros colegas. Así, empezó a llamar a todos los acreedores, uno por uno, "y una sola vez", explicó a la funcionaria apostada a la puerta de la sala. Con Alberto Aguilar Leiva, la Agencia Tributaria o incluso Exclusivas Jonathan Sesma no hubo problema. Luego se complicó la cosa con nombres como French Internacional Trade o Plodking.

Puede parecer una invención pero no: la SGAE también estuvo allí. Bueno, un intento de representación que fue desestimado finalmente por su señoría. Y el Sevilla, Mauro Quiroga, Verón, Gimnasia y Esgrima Concepción de Uruguay y Xiquimendi, aunque todos representados por el mismo. La funcionaria, que ya había llamado a todo al que había que llamar pasó durante un instante a lo contrario. "Sshhh", espetó a los alumnos, que se dejaban fotografíar por su profesor, sentados en los banquillos, como si estuvieran en una atracción de Isla Mágica. Tan pedagógico resultó Caballero que reconoció que aquello podía parecer "de Barrio Sésamo; arriba, abajo, izquierda, derecha" y hasta explicó a la abogada que acompañaba a los concursales que el porcentaje "se saca con una simple regla de tres; déjeme una calculadora y se lo saco de un zapatazo".

Haciendo un repaso a acreedores y cantidades pendientes con ellos solo se puede llegar a la conclusión de que otra gestión es posible. Debe serlo, siempre y cuando la Agencia Tributaria y la Tesorería de la Seguridad Social se avengan a razones. Deudas de hasta 31 euros, empleados de mantenimiento o pequeños comerciantes. También desde una panificadora hasta esta misma casa, así que aquello del desayuno con tostada y periódico ha sido un lujo para este Córdoba.