Estudiantes ganó un derbi agónico y en la prórroga hurgando en la herida de un Real Madrid que, pese al debut del serbio Marko Jaric, que jugó 41 minutos, cosechó su cuarta derrota consecutiva en Liga. Un derbi siempre es un partido especial y diferente y Estudiantes se encargó de recordárselo al Real Madrid desde el inicio. No importan las estadísticas anteriores, ni el puesto que ocupe cada equipo en la clasificación. Un derbi es otra cosa.

Ni Lavrinovic, ni Velickovic, ni el repescado Hervelle, consiguieron imponer su ley bajo los tableros, ante la desesperación de un Ettore Messina, que seguía rotando jugadores en busca de un quinteto equilibrado y que respondiera en pista. El dato de diez rebotes colegiales por solo tres madridistas en el primer cuarto es elocuente.

Sólo Bullock, en los lanzamientos triples, estaba a un nivel adecuado --cuatro anotados sin fallo en la primera parte--.

El primer signo vital del Real Madrid llegó con una defensa en zona y un rédito en ataque de 0-6 en los dos minutos y medio iniciales del tercer cuarto. Jaric se mantuvo en pista prácticamente todos los minutos como hombre de confianza de Messina y poco a poco ayudó al Madrid a meterse en el partido, 50-47 en el minuto 26.

Con el partido ganado, 66-69 y 13.1 segundos de tiempo, la defensa del Real Madrid concedió al rival el lanzamiento de dos triples, hasta que Jasen anotó y forzó la prórroga. En los cinco minutos adicionales, a falta de 1 minuto el empate en el marcador se restableció, 76-76. Hasta el 82-80 final hubo de todo. Estudiantes se empeñó en ganar y el Real Madrid dio facilidades.