Un gol de Sandro en el tiempo de descuento supuso un trabajado empate para el Lucena en su visita a San Pablo, donde los locales dominaron la primera mitad pero especularon en exceso tras lograr el 2-0 y lo acabaron pagando. La fe y entrega de los visitantes valió un valioso punto en su lucha por salir de la zona de peligro. En el equipo ecijano se estrenaba en el banquillo el míster Oli, quien no pudo lograr la victoria ante su nueva parroquia por los pelos.

El partido comenzó con dominio alterno, sin ninguno de los dos equipos con la manija del juego ni asumiendo la responsabilidad de hacerse con la zona ancha del terreno de juego. Así, hasta pasados los primeros quince minutos, el Ecija no comenzó a crear situaciones de peligro de cara al marco del Lucena. El Ecija dominaba, buscaba bien los puntos débiles de los visitantes y movía el balón con bastante criterio, mientras que los visitantes contraatacaban con cierto peligro, pero no el suficiente como para inaugurar el marcador. En una de esas ocasiones, a la contra, llegaría la mejor de la primera mitad para los visitantes. Corría el minuto 22, y un centro de Velasco fue rematado por Cabello, pero el balón se perdió fuera por poco.

Ya en el minuto 30 se produjo una jugada que fue muy protestada por parte de los locales, cuando Manolín introdujo el esférico en el portal visitante, y cuando la parroquia ya celebraba el 1-0, el árbitro anuló el gol por fuera de juego del jugador local. La afición del estadio San Pablo temía echar de menos ese gol a lo largo del partido, pero siete minutos después llegó el 1-0, por lo que rápido pasó el enfado local.

El Ecija seguía dominando la situación. Incluso pudo haber aumentado su renta goleadora antes del descanso, pero no llegó y la segunda parte se inició con dominio del Ecija, que tuvo su recompensa en el minuto 50 tras el remate de una falta a la que remata David Hernández entre una nube de jugadores del Lucena. Tras este tanto, el que suponía el 2-0 en el marcador, el partido se durmió un tanto, ya que ni unos ni otros eran capaces de crear peligro en las respectivas porterías. Las defensas se imponían constantemente a las delanteras y el centro del campo no se definía. En este periodo de partido solo destacaron dos acercamientos con cierto peligro por parte de los visitantes, y por parte local tan solo una tímida ocasión en las botas de David Hernández, que no se mostró con la puntería necesaria para rematar el partido con el tercero de los suyos, que hubiese dado tranquilidad.

El Écija, que especulaba en exceso con el marcador, se vio sorprendido en los últimos minutos cuando en un balón colgado sobre su portería Sergio Bustos aparecía en el segundo palo y de un certero cabezazo lograba el 2-1. Era sorprendente para la parroquia local que un partido que parecía cerrado se pusiera entonces con un nerviosismo latente. Así, el tanto descentró a los jugadores del Écija y espoleó a los de Antonio Gutiérrez, aunque sin crear demasiado peligro sin el portal del meta local Arturo. Cuando parecía que la victoria iba a recaer en manos de los discípulos del flamante entrenador local Oli, un fallo defensivo en cadena de la zaga local dejó solo a Sandro, quien fusiló de disparo cruzado la portería local. El tanto conseguido por el jugador visitante, ya pasado el tiempo de descuento, supuso un jarro de agua fría para la parroquia ecijana.