La primera prueba medio seria del Córdoba CF no encontró la respuesta deseada. Por mucho que con anterioridad se repitiera que estos partidos tienen la importancia justa, la realidad es bien distinta, como lo demuestra el enfado de Esteban Vigo y que le costó la expulsión.

El técnico cordobesista esperaba que sobre el campo se expusiera gran parte del trabajo que está llevando a cabo en las sesiones tácticas en Isla Canela. No fue así porque los errores fueron numerosos y en casi todas las líneas. Para empezar, las continuas pérdidas de balón, una situación que no es nueva y que se quiere atajar cuanto antes.

Esto es considerado por el cuerpo técnico como algo normal. Las ideas no afloran con rapidez debido al cansancio que llevan acumulado los jugadores y que les impide desarrollar el trabajo con normalidad. Otra cuestión es la falta de acoplamiento. Aunque el grueso de la plantilla permanezca, la llegada de nuevos jugadores y cuerpo técnico hace que todos los conceptos cambien.

Todo ello deriva en muchas anomalías que tienen solución y que el técnico ya empezó ayer a corregirlas en el entrenamiento de por la tarde, donde analizó con sus hombres los errores cometidos y buscó las correcciones.

Otro tema que será un lastre para los entrenadores esta pretemporada es la limitación de cambios en los partidos señalada por la LFP. Al contrario que otros años, para éste se han establecido seis como máximo, lo que limita bastante a los entrenadores, que no pueden repartir los minutos que quieren entre los jugadores. En la parte positiva está que el espectáculo no decaerá mucho por los continuos cambios que se producían en los encuentros veraniegos.

Los que saldrán peor parados de esta nueva situación serán los canteranos. Son los grandes perjudicados por la nueva norma. A partir de ahora van a tener complicado contar con suficientes minutos de juego para mostrar sus virtudes y convencer al técnico de que están capacitados para estar en el primer equipo.