En la década de los cincuenta, el grupo de empresas del diario CORDOBA organizó un equipo de fútbol para contender en los torneos provinciales organizados por Educación y Descanso y disputar amistosos. Celebraron gran emoción las peleas frete al CD Orive, como las que tuvieron lugar en Puente Genil. "Corondel", fue el acertado y apropiado nombre que se le puso al conjunto. Corondel era la regleta que se colocaba, verticalmente, en el molde para dividir laplana en columnas. Corondel, una palabra y un grupo de colegas deportistas que quedó grabada en nosotros.

Valga esta referencia futbolística porque marcó una etapa inolvidable en las plantillas de Redacción, Administración y Talleres de Diario CORDOBA. En aquel once compartimos entretenimientos y trabajo. Estaba para el marco Daroca del Val, que era el redactor jefe; junto al asturiano Cuervo; luego, como jugadores de campo: Leafar, Miorgo, Urrutia, Montiel, Arrabal, los hermanos Martín, Alamillo, Ruiz de la Torre, el que firma y, por fin, en la punta izquierda, con el estilo de un Gento o un Gainza, el vivaracho Ricardo, que ahora se nos ha ido y que, entonces, driblaba y enfilaba la banda como un gamo. Ricardo era insustituible en las alineaciones. Por su eficaz aportación al juego y, no podemos marginarlo, porque en los desplazamientos, en los vestuarios, en las vísperas de cada partido, animaba el grupo con esa gracia que Dios le dio. A su vera, no había tristezas.

Largas temporadas compartimos con Ricardo, cada uno en su tarea, siguiendo las aventuras y desventuras del Córdoba, desde aquellos viejos tiempos que se titulaba Racing. Ascensos y descensos, victorias y tropiezos, un agridulce que jalonó una vida apasionante, vocacional, inolvidable.

Pero en este momento, sin saber el por qué, nos motiva un recuerdo, un par de temporadas (1955/56 y 56/57) las que militó el CD Pontanés en Segunda División. Cada domingo que el Pontanés actuaba en su campo, bien Leafar o nosotros, siempre Ricardo, allá que tomábamos el tren, rumbo a Puente Genil, para escribir y fotografiar sobre los sucedido en el partido de turno. Y cuántas veces retornamos, para festejar el triunfo, con la lata de membrillo bajo el brazo...

En esta hora del adiós al entrañable Ricardo, permitirnos estas líneas que trazamos con sentimiento y dolor. Un comentario y una foto, para patentizar la amistad que nos unió. Una foto que puede poner una gota de simpatía, de la que él gozó siempre y que le agradará, desde arriba, leer en CORDOBA, la que fue, para nosotros, tantos años, nuestra segunda casa.