El estadounidense Lance Armstrong dijo ayer tras imponerse en la cima de Luz Ardiden que cuando se levantó del suelo tras sufrir una caída sabía que era su día y decidió jugarse el Tour en la última oportunidad.

"Sabía que era un día decisivo y debía atacar para ganar este Tour. La caída se produjo por mi culpa porque me acerqué demasiado al público. Luego, cuando me levanté, dije: hoy es el día y voy a atacar. Tenía grandes dosis de adrenalina", explicó.

El ciclista del US Postal fue esperado por el grupo de favoritos tras irse contra el asfalto, gesto que agradeció especialmente a su principal rival, el alemán Jan Ullrich. "Le doy las gracias a Jan. Yo hice lo mismo con él hace dos años cuando cayó en la bajada del Peyresourde", recordó.

"El ataque que lancé después fue de desesperación, porque tenía que coger el mayor tiempo posible para la contrarreloj del sábado", señaló.

El texano calificó este Tour como "el de los problemas". El día que cayó Beloki pudo sortear al español marchándose por un prado, pero hoy cayó arrastrando al también español Iban Mayo. "Siento como si todos los problemas de mi vida se concentraran en este Tour", aseguró.

El texano también hizo honor a su condición de hombre de hierro. Se salvó milagrosamente de la caída el día del abandono del español Joseba Beloki tras una demostración de control de la bicicleta, y en el ascenso a Luz Ardiden y en pleno ataque cayó contra el asfalto arrastrando a Ibán Mayo. Su manillar se enganchó con la bandera de un aficionado y se fue al suelo.

Armstrong se levantó, tomó impulso y volvió al grupo de favoritos, que esperó al accidentado. "Ha sido un bonito gesto y se lo agradezco a Ullrich", dijo.