Entrevista | Inmaculada Aguilar Bailaora

Inmaculada Aguilar: "La docencia es una pasión, pero el escenario me sigue cautivando"

La Semana Cultural Flamenca de la peña La Soleá de Palma del Río rinde desde hoy homenaje a la bailaora cordobesa

La bailaora Inmaculada Aguilar.

La bailaora Inmaculada Aguilar. / MANUEL MURILLO

La Semana Cultural Flamenca de la peña La Soleá de Palma del Río rinde desde hoy homenaje a la bailaora cordobesa Inmaculada Aguilar, que, a juicio de los responsables del colectivo, "representa en la historia del baile flamenco un auténtico ejemplo de dedicación, de entusiasmo y de coraje". La bailaora, Catedrática de Danza Española y referente en la enseñanza del baile a nivel internacional, recibe este reconocimiento como "una agradable sorpresa", sobre todo porque viene del mundo de las peñas, que "hace una labor muy importante por mantener la afición, la tradición y el amor al flamenco". Experta en docencia, la artista tiene una larga y fructífera trayectoria sobre las tablas y goza de premios como el Encarnación López La Argentinita en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. "La docencia es una pasión, pero el escenario me sigue cautivando", dice la bailaora.

Hoy comienza en Palma del Río el homenaje que quiere rendirle la peña flamenca La Soleá. ¿Cómo recibe este reconocimiento?

Me siento muy gratamente sorprendida, sobre todo, porque pienso que no soy merecedora de este reconocimiento, que viene de una peña muy emblemática, además del apoyo del Ayuntamiento de Palma del Río a esta iniciativa. Para un artista flamenco, las peñas son lo más significativo porque es una de las parcelas que dan vida a este arte, hacen una labor muy importante por mantener la afición, la tradición y el amor al flamenco. Agradezco que me hayan regalado este actividad y también quiero dar las gracias a mi familia, que es quien tiene la culpa de todo lo bueno que me ha pasado. 

¿Qué ha significado el baile en su vida?

Prácticamente, todo. No concibo la vida sin el baile desde muy pequeña, cuando veía a mi hermana bailar y quería hacer lo mismo que ella. Necesitaba que mi cuerpo se moviera porque es la forma en la que mi alma se expresa. Soy feliz cuando bailo.

Entre otros piropos, vuelcan su sobre su figura ser un ejemplo de dedicación, entusiasmo y coraje. ¿Son las claves para caminar en el mundo artístico?

Si no son esas, son similares. Pero lo son que para todo en la vida. La constancia forma parte de mi día a día y creo que para los artistas que persiguen una meta es la herramienta más útil. Es una de las cualidades que, junto con la disciplina, inculco a mis alumnos.

La docencia es una parte esencial en su carrera. ¿Qué le hizo inclinarse por las aulas?

Me llegó muy joven la oportunidad de entrar en el Conservatorio de Danza Luis del Río, tenía como referente a mi hermana, que ya era profesora allí, y creo que ese fue el detonante para que la docencia formara parte de vida.   

La bailaora es un referente en la enseñanza de baile a nivel internacional.

La bailaora es un referente en la enseñanza de baile a nivel internacional. / MANUEL MURILLO

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¿Esta faceta profesional ha impedido un mayor desarrollo de su trayectoria sobre el escenario?

Mi rumbo era otro, pero, como todo en la vida, hay prioridades. En el momento que formé parte del profesorado de este centro la docencia me apasionó y me acaparó. He procurado no dejar el escenario porque ese es mi otro gran veneno, una droga maravillosa que necesito para vivir. Otras circunstancias me hicieron no alejarme de Córdoba, pero pude desarrollar en el escenario algunas de las cosas que me fueron proponiendo, todas ellas muy interesantes porque aprendí de cada una de ellas. Pisar un escenario me sigue cautivando.  

Lleva más cuatro años recorriendo la geografía española con sus conferencias ilustradas en torno al baile flamenco y la danza española. ¿Cómo se reciben estas acciones más allá de Despeñaperros? 

Maravillosamente. Puede que la palabra conferencia eche para atrás a muchos, pero cuando ven lo dinámica, participativa y didáctica que es la gente responde muy bien. Quería que fuera muy atractivo, que el espectador no se aburriera y, de alguna manera, que aprendiera algo. Y creo que, por la experiencia que hemos vivido, lo hemos conseguido. El hecho de que sea gente joven la protagonista de estas charlas me parece lo más interesante porque es el futuro de la danza flamenca.  

¿Qué grado de motivación encuentra entre los jóvenes de ahora que quieren aprender a bailar, qué persiguen?

Los jóvenes con los que yo trabajo tienen una gran motivación, pero necesitan el escenario para seguir alimentándose. Lo que sí tienen muy claro es que sin trabajo, sin constancia, sin entrenamiento, es un arte muy difícil porque cuando te subes a un escenario tienes unas exigencias técnicas y artísticas. Cuento con unos bailaores y bailarines maravillosos y todos son de Córdoba.

"Las peñas hacen una gran labor por mantener la afición, la tradición y el amor al flamenco"

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¿Tiene confianza en que esta recién aprobada Ley Andaluza del Flamenco apoye a estas generaciones futuras?

En que necesitan apoyo estoy completamente de acuerdo, otra cosa es esa confianza. Estoy a la espera de ver qué pasa. A priori es una gran noticia, y así la ha recibido el mundo del flamenco, pero la experiencia también te enseña que hay que ser cauto y, sobre todo, detrás de todas estas buenas e interesantes propuestas hace falta un presupuesto que dé posibilidad de acción a estos buenos propósitos. Por otro lado, está el enfoque real y en manos de quién estarán esas iniciativas. Creo que hay que esperar, pero me siento muy contenta por esta ley.   

La danza flamenca ha vivido una evolución, ¿cree que lo novedoso y la experimentación pueden perjudicar la noción tradicional del baile?

No. El flamenco es un arte de fusión. Cuando se habla de pureza, a veces ese termino puede resultar peligroso porque quizá no refleje lo que en realizad es este arte, una música de fusiones, y el baile flamenco es eso también. Partiendo de ahí, cualquier cosa que se añada al flamenco tiene que hacerse desde el conocimiento y el respeto. Si ambas cosas se tienen en cuenta, creo que todo puede tener cabida en el flamenco. Con el tiempo, se verá si eso que se añade o introduce se va a quedar y crear escuela o, por el contrario, es una moda. Con mis alumnos hablo de cómo el baile ha evolucionado a lo largo de la historia, desde Pastora Imperio a Eva Yerbabuena, pero la esencia sigue siendo la misma. 

La danza flamenca cordobesa está sonando mucho últimamente. ¿A qué cree se debe?

Por una parte, las redes sociales están potenciando que todo lo que hacen nuestros artistas se conozca. Se necesitaba esa difusión, porque en mi época, cuando trabajabas, dependías de los periódicos para que la gente lo supiera. Yo fui la primera bailaora cordobesa que participó en la Bienal de Flamenco de Sevilla y se hicieron eco algunos periódicos nacionales, pero nadie se enteró en Córdoba. Y también hay que tener en cuenta que los bailaores no surgen de la noche a la mañana, hay un proceso de trabajo, de creación, de formación, hasta que esa labor da sus frutos. Tenemos muchos grandes bailaores que están a nivel nacional e internacional, además de una cantera muy interesante que se ha ido formando en Córdoba y ha saltado a otras ciudades para seguir formándose. 

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