HASTA EL 24 DE SEPTIEMBRE

El C3A recorre la trayectoria del artista Federico Guzmán en 'Sombra verde'

Muestra la identidad del ser humano en relación a la naturaleza a través de más de treinta obras de diferentes formatos y estilos

El artista sevillano Federico Guzmán ha inaugurado este jueves, en el Centro de Creación Contemporánea (C3A) la exposición Sombra verde: Federico Guzmán y la carrera de las plantas, una retrospectiva de sus últimos veinte años de producción, a través de más de treinta obras entre pinturas, esculturas, fotografías o incluso performance, que dialogan entre sí para "potenciar o cuestionar" discursos, lo que "visto desde mi evolución artística e intelectual actual" resulta "un ejercicio interesante", en palabras del propio artista.

"Me interesa mucho la permacultura, los sistemas de cultivo del manejo de la tierra, así como los procesos de restauración del clima, precisamente en esta época de la cortina de humo del cambio climático", ha comentado Federico Guzmán a este diario. Por ello, "hago propuestas de otras formas de vida alternativa a través del arte", ha continuado el creador, para quien la clave no sería conectar con la naturaleza ya que, "la palabra idónea sería identidad porque nosotros mismos somos gente planta y gente bosque, sin ninguna diferencia entre ambos; porque Ser personas o ser humanos es una categoría mental", ha incidido.

La apertura de la muestra, que estará disponible para el público hasta el 24 de septiembre, ha contado con la asistencia del delegado de Cultura de la Junta, Eduardo Lucena, así como el director del C3A y del CAAC, también comisario de la iniciativa, Juan Antonio Álvarez Reyes. Según ha explicado el director, la idea desarrollada por el centro para los próximos meses es acoger las muestras de tres artistas andaluces cuyo discurso mantenga una conexión con las ya clausuradas Futuros Abundantes y Futuros abundantes en tiempos convulsos, ambas de TBA21, así como la tercera parte de la colaboración con la Thyssen-Bornemisza Art Contemporary, Remedios, que se inaugurará próximamente.

De la espiritualidad a la crítica sistémica

Federico Guzmán junto a dos de sus obras.

Federico Guzmán junto a dos de sus obras referenciales a la marihuana / FRANCISCO GONZÁLEZ

Desde el supuesto de que "todo nuestro ser es pura naturaleza", este creador aborda la investigación desde varias facetas, pero sobre todo la espiritual, para "mirar hacia el interior y hacia lo que realmente somos". Así se observa en cuadros que establecen un paralelismo entre las venas humanas y las raíces, junto a órganos conectados con tallos. En Yagé (2.000), por ejemplo, se hace un homenaje a la planta alucinógena ayahuasca, por su carácter ancestral, chamánico, de gran importancia en las tribus indígenas. Así como también se representa a la marihuana en esculturas convencidas del potencial primitivo de esta sustancia psicotrópica.

Así mismo, la violencia del mercado y las catástrofes ecológicas son investigadas desde una particular óptica en algunos proyectos desarrollados a lo largo de la primera década del siglo XXI. Así ocurre con El Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos, que inspira trabajos como Miss Malandra o la instalación escultórica La bella embalada; los monocultivos que todo lo unifican y agotan; la pérdida de biodiversidad; la contaminación de la industria alimentaria o el desastre de Aznalcóllar que contaminó Doñana, que resuena en obras realizadas con alpechín, el líquido residual de la industria aceitera.

Incluso hay cabida para la ironía en la obra de Federico Guzman quien, inspirado por un episodio de la serie animada Los Simpson, trató de germinar una nueva especie de fruta a partir de la planta del tabaco y la planta del tomate, lo que daría como resultado el tomaco; en teoría una fruta radiactiva y adictiva debido a su componente de nicotina. Unas fotografías documentan el experimento y unos cuadros invitan a imaginar el interior luminiscentes de este alimento.

La pieza de Guzmán fechada en 2006 que da título a la muestra, Sombra verde, simboliza el aprendizaje a través de la experiencia directa de la naturaleza, y se inspira en textos del ensayista norteamericano Hakim Bey. El subtítulo abunda en la educación botánica que reciben los jóvenes destinados a convertirse en curanderos dentro de la comunidad ingá del Putumayo (Colombia).

Sobre el artista

Federico Guzmán (Sevilla, 1964), que vive y trabaja en la capital andaluza, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y se dio a conocer a mediados de los años 80 junto a artistas como Guillermo Paneque, Rafael Agredano o Pepe Espaliú, en una trayectoria inicialmente ligada a la galería La Máquina Española, donde realizó su primera exposición individual en 1987. Con anterioridad participó en exposiciones colectivas tales como Dibujos radicales (Centro Negro,Sevilla, 1984), Ocho pintores juntos (Colegio de Arquitectos, Sevilla, 1984), Ciudad invadida (Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla, 1985), o Sevilla: Ohne Title (La Máquina Española, Sevilla, 1986).

Guzmán siempre ha concebido el arte como herramienta para incidir en la sociedad y en la relación con su entorno más inmediato, pero también con otras geografías a las que se siente muy ligado, como Colombia y el Sahara Occidental. Sus intervenciones interrogan tanto el espacio donde se realizan como los materiales utilizados, la función del artista como emisor y del público como receptor. Con un trabajo en continua experimentación y en la búsqueda de nuevos caminos, ha generado durante su vida artística una obra compleja, llena de matices, en la que la energía y lo mágico están presentes con frecuencia. 

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