Hoy, en el Gran Teatro

El Ballet Nacional vuelve a 'El Loco' con una fuerte presencia cordobesa

Javier Latorre y Paco López participan en la recreación de la peripecia artística y existencial del bailaor Félix Fernández

Rubén Olmo, Marián Aguilar y Paco López han presentado 'El Loco'.

Rubén Olmo, Marián Aguilar y Paco López han presentado 'El Loco'. / Oscar Barrionuevo

La peripecia artística y existencial del bailaor Félix Fernández El loco vuelve a ser el argumento de un nuevo montaje del Ballet Nacional de España, que 18 años después retoma la historia de este singular personaje para hacer una reflexión sobre el artista y sus demonios.

En esta ocasión, el montaje cuenta con una fuerte presencia cordobesa, comenzado por la coreografía, a cargo de bailaor afincado en Córdoba Javier Latorre, la dirección escénica del también cordobés Paco López y la intervención al frente del vestuario y la escenografía de Jesús Ruiz.

Los cordobeses tienen mañana viernes hoy la oportunidad de asistir en el Gran Teatro a este espectáculo, “que vuelve con una nueva mirada y forjado a partir de la propia experiencia de sus creadores”, según ha señalado la delegada municipal de Cultura, Marián Aguilar, que ha recordado la marca Córdoba que se desprende del espectáculo.

En la presentación del montaje este jueves han participado el director del Ballet Nacional, Rubén Olmo, y Paco López, que, tras felicitar al Gran Teatro por su 150 aniversario, ha desgranado la figura de Félix Fernández, “un personaje del que tenemos más sombras que luces, pero del que sabemos que era un bailaor que en las postrimerías del siglo XIX y principios del XX bebió del flamenco de aquel momento, empezó bailando en los cafés cantantes y, por avatares del destino, se cruzó con un personaje fundamental en la danza del siglo XX y en el propio futuro de Fernández, Diaghilev, que cambió el concepto del espectáculo de danza”.

Viaje a Londres

A partir de ahí, ha seguido relatando López, el bailarín ruso decidió hacer un ballet de temática española e, intentando darle un matiz español, enrola al bailaor español en la compañía, que viaja a Londres para participar en la obra.

Según López, “no se sabe muy bien cual iba a ser su papel en este montaje, pero lo cierto es que Fernández entra en crisis cuando sabe que no será protagonista y días después se lo encuentran bailando su farruca desnudo en el interior de una iglesia”. Lo siguiente fue su ingreso en un hospital psiquiátrico, donde le diagnostican esqizofremia catatónica, y desaparece desde 1919 hasta 1941, cuando muere.

A pesar de que en los últimos años se sabe mucho más de él, el espectáculo no cambia su planeamiento inicial de 2004, ya que se está hablando del “elogio de la locura en el sentido más amplio del proceso creativo, y como tal proceso puede acabar, en muchos casos, con las personas que emprenden un camino y son incapaces de separar entre lo que uno es y uno hace”, ha indicado el director de escena.

A modo de flashback

La historia se cuenta sobre el escenario a través de un flashback  que comienza con Fernández a punto de morir y a partir de ahí empieza “un viaje hacia atrás donde se pasa por su juventud alegre, hasta el encuentro con  Diaghilev y lo que vino después”.

 En este montaje hay tres ámbitos bien definidos, tanto por relato como por música y estilo dancístico. Su juventud está ilustrada por la música de Juan Manuel Cañizares, la etapa de encuentro con su maestro, el café cantante, la parte más flamenca de la obra. Le sigue su viaje a Londres con los Ballets Rusos para el montaje de El Sombrero de Tres Picos y toda esta parte está contada con la misma música de Manuel de Falla y con el clásico español como lenguaje dancístico.

Por último, los momentos de locura se acompañan de la música de Mauricio Sotelo,  donde el lenguaje coreográfico es mucho más ecléctico y fuera de estilo definido.

“Todo ello contado desde la mente de Félix e, incluso, la de Don Quijote”, lo que no sería posible sin la apuesta decida del Ballet Nacional, algo que “Latorre y yo agradeceremos toda la vida”, ha continuado López, que ha indicado que, respecto al montaje anterior, se ha renovado el carácter de los personajes y acortado la duración.

"'El Loco' tenía que volver"

Por su parte, Olmo, que se ha unido a la felicitación por los 150 años que cumple el Gran teatro, ha asegurado que el Ballet Nacional suele recuperar el repertorio para salvaguardarlo y “era fundamental que El Loco volviera porque es una de las grandes obras, estuvo poco tiempo en escena y teníamos que darle más vida”.

Olmo destacó el trabajo de López y Latorre, primer bailarín de la formación durante muchos años, así como otros profesionales como  Jesús Ruiz en la escenografía y vestuario. “El espectáculo ha quedado mucho más redondo que hace 18 años”, ha concluido Olmo.