Diario Córdoba

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teatro

Crítica teatral del primer día de Festeme: Dos besos llevo en el alma

Organizadores y participantes de Festeme. CÓRDOBA

Ficha de Burlas de Amor de Doña Barroco

Dirección: José María del Castillo

Especialista verso: Karmele Aranburu

Composición musical: Alejandro Cruz Benavides

Clarín/Piano (En directo): Marta del Pozo

Texto original y dramaturgia: José María del Castillo

Iluminación y sonido: Miguel Guirao

Vestuario: Alejandro Jaén

Escenografía: Alejandro Arce

Elenco: Carlota L'Hotellerie, José María del Castillo, Camino Miñana

Ficha de Aletheia

Idea original y dirección: Las Poderío

Codirección: Javier Viana y Larisa Ramos

Música y arreglos originales: Blasa Sáez

Coreografías: Alba Olmedo

Textos: Marikilla Muñoz

Diseño de iluminación:  Iván Monje

Vestuario: Juan Prohibido y Las Poderío

Escenografía: Carlos Monzón

Festeme, con "F" de feminismo, es un poema que dura cuatro días (del 13 al 16 de octubre) y que soñará y mostrará la esperanza de un gesto libre. Esta noche se inicia con ilusión esta primera edición del Festival de Teatro Musical Español en Córdoba, entre los espacios escénicos del Teatro Duque de Rivas y del Teatro Avanti, con la dirección artística y producción de Vicente Carlos Luque y la participación de la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD), de la Universidad de Córdoba y de la Fundación Cajasol.

Creación en movimiento colectivo. Colectivización del arte en favor de una voz visible y múltiple, perteneciente a las artes del teatro, la danza, el canto y el circo. Es un movimiento que cincela con pulso una definición abierta de lo que es el teatro musical contemporáneo, nacional y con voluntad de realizarse para ser y proseguir. Festeme ha propuesto esta noche del jueves dos obras cuyos discursos se penetran hasta fundirse en un actuar con talento, en un cantar con sentido y en un vibrar alto: tan alto hasta alcanzar la liberación de la mujer desde su contexto concreto, visibilizando sus “andar sufriendo”, sus soledades, sus miedos, y también sus deseos.

Toda obra de arte precisa de dos conciencias: la del artista y la del lector. La obra necesita ser vista, llevando implícita una atención y sensibilidad a los lenguajes y estéticas que se precipitan desde el inicio hasta la caída del telón. En Festeme la participación del proscenio con el público rompía toda distancia en favor de una cálida impresión de la realidad cantada. El esfuerzo, la voluntad y el tiempo dedicado a este teatro, de cada uno de los miembros de las dos propuestas, se ha aplaudido con esa cercanía que refleja un mensaje bien comprendido. “En este parque verde hay gente con buen gusto”—dice Calabazas.

Burlas de Amor de Doña Barroco es una obra que se pregunta y responde a qué es el amor, desde el único medio que no ensombrece las palabras, sino que las arranca de su uso común hasta hacerlas expresar los sentidos. Es un teatro de poesías, arropado por una música tocada con gracia sobre el escenario. La comicidad y sus metátesis, como todos los elementos de la escena (hasta el piano, que era llevado en barca y en carruaje), eran visibles, porque eran nombrados dentro de la teatralidad. La facilidad, fruto del trabajo, con la que Carlota L'Hotellerie, José María del Castillo y Camino Miñana alternaban versos hablados con cantados ha hecho disfrutar a un atento patio de butacas.

El código de esta lengua de poesía está en clave de mujer que “hoy rompe el eslabón que la oprime”. Así, la figura-mujer en Burlas de Amor de Doña Barroco se elige a sí misma como única vía posible para ser, acabando con estas burlas de amor. Una bella voz, poética de una voz en primera persona, transitará por las calles sin sol, pero en compañía de las suyas, hasta llegar a Aletheia, donde las tres figuras-mujeres, Las Poderío, se desnudarán para hablarse una con otra, una en otra, hasta devenir un mensaje preciso que ha matado a todo eufemismo; un impulso por derecho, porque “ya es tiempo de honrar nuestra memoria”.

“Con la verdad por delante se llega a donde quieras llegar. Especialmente en el canto; el mensaje de cantar”, decía Chavela Vargas. Aletheia es una obra donde la sinceridad y verdad son etimológicamente mostradas en un espacio. Las voces en primera persona bailan desnudas y liberadas de toda sombra, gracias a la veracidad de contar y expresar, precisamente, desde la primera persona.

Reluce la danza de movimiento libre y que se pulsa, se sangra y queda exhausta. Se sienten el canto y la música en directo, presentes y dirigidos a la denuncia de un pasado desde su recuerdo traído al presente para impulsar el porvenir humano en forma de matria: “Mi matria son mis hermanas que están sembrando la tierra”. Entre estas dos artes, otra se integra en esta poética de la primera voz. Con el arte circense, el tiempo se detiene con mimo para retomarlo después, con su bola de cristal deslizada desde el pie hasta la garganta, visibilizando el nudo que la inmoviliza en la búsqueda de su equilibrio. Tal es la belleza en sus tres planos, surgida del llanto, de la infancia muerta y de las noches sin brillo cuando no se es visible en la sociedad.

Lanzando un pañuelo rojo, Las Poderío liberan en verso libre a un término horadado por el interés y el beneficio de unos pocos: la cultura, vacía de tantos significados y citaciones en discursos que solo pisan un teatro para hacerse una foto. Pisar, no puede ser un verbo más preciso. En sus voces, el término se revuelve hasta invertirse, y es que demasiada gente “pisa” la cultura, reduciéndola a producto y alejándola del estado de ser arte y un bien social.

Cómo puede ser tan difícil vivir, si solo necesitas un vestido para salir a la calle: un buen vestido, pero que no esté manchado, es decir, que nunca haya amado ni sido amado. En ese caso, nosotras saldremos desnudas, porque no nos quedan vestidos sin manchar. Saldremos, vaginas con el alma por fuera del corazón.

Dos besos llevo en el alma, Llorona

que no se apartan de mí —Chavela Vargas

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