Asegura que no necesita dormir mucho, lo que explica que este prestigioso jurista, presidente de la Audiencia Provincial de Córdoba, sea un prolífico escritor que no está dispuesto a abandonar su pasión por la literatura, aunque para su último poemario ha tenido como aliada a la pandemia del covid, que, además de inspirarle, también le ha permitido más tiempo para escribir los nuevos poemas que agrupa bajo el título Paisajes habitados (Ánfora Nova), que hoy presenta en el Rectorado de la UCO. El paisaje y, por supuesto, el amor, impregnan este nuevo libro de Francisco de Paula Sánchez Zamorano, que también se mueve con facilidad por otros géneros como el relato y la novela.

- El paisaje y la poesía siempre han ido de la mano. ¿Qué descubre el lector en Paisajes habitados? ¿Quiere ahondar en esa estrecha relación?

- Efectivamente. Como elemento de inspiración, la naturaleza, y el paisaje como una de las manifestaciones más importantes de la naturaleza, siempre, sobre todo para los que hemos vivido en contacto con ello, es fuente de inspiración, y en este caso está tocado con las notas del amor, un sentimiento imperecedero que lo empapa todo y, por supuesto, impregna el paisaje.

- Parece que no puede alejarse de este tema universal.

- Algunas de mis novelas están inspiradas en historias de amor. El anterior poemario, Luz furtiva, también lo trataba, pero tenía una concepción más mitológica. Ahora es más normal, sin sublimarlo tanto y conectado con la naturaleza. Es otra visión de ese tema eterno que asalta a todo el que reflexiona mediante la palabra.

- ¿Qué ha tenido que ver la pandemia en esta obra?

- Mucho. En primer lugar, porque se produjo un parón laboral, aunque yo no dejé de ir ni un día a mi despacho. Pero las tardes se hacían eternas, raras, con un silencio sepulcral, las calles eran fantasmagóricas. Solo se oían los pájaros. En ese tiempo, yo quería libertad y la forma de liberarme de aquello era reflexionar sobre la naturaleza, el cielo, las montañas. Este libro ha sido una forma de salir del encierro de la pandemia del covid, me dio por escribir poemas.

- La naturaleza también cambió durante ese confinamiento.

- Yo veía que la naturaleza, el referente que nos da tranquilidad, al haberse retraído la agresión del ser humano en ese tiempo, iba ocupando otros espacios, en ese momento libres de personas. Y dentro de lo malo que está ocurriendo, en esos espacios de tristeza moral también se pueden levantar poemas y crear obras literarias. Y creo que muchos autores lo han hecho, han aprovechado esos tiempos muertos.

- ¿Cuánto tiempo le roba al sueño para compaginar sus dos pasiones, el derecho y la literatura?

- Suelo dormir poco, pero creo que todo es cuestión de organizarse. Cuanto más haces, más puedes hacer, y viceversa. Creo que en la vida hay que estar ligeramente estresado, no mucho, pero con el ánimo activo. El poema y el relato son más fáciles, la novela requiere muchas horas de encierro y conducir una trama que no se puede abandonar. Aunque construir un poema no es fácil, se puede hacer en un fin de semana, es distinto.

- ¿Por qué sus obras se alejan del mundo del derecho?

- No todas, hay algunos de mis relatos que tienen bases judiciales. Desde luego, mi poesía nada tiene que ver con el derecho.

- Ha publicado novelas, libros de relatos, poemas... ¿Cuándo y cómo sabe el género adecuado para expresarse?

- No lo sé. Creo que cada momento, ocasión o tema requiere un género diferente. Escribir un poema es expresar sentimientos que en un momento determinado quieres plasmar, dejarlo por escrito.

- Hoy se volverá a ver muy arropado en la presentación de Paisajes habitados. ¿Cómo se siente más valorado, como escritor o como jurista?

- El mundo es generoso conmigo, no me tiene muy mal conceptuado en el ámbito jurídico ni tampoco en el literario. Tengo suerte.