Aunque el motor de la ilusión ha estado, y aún está, al borde del colapso, los responsables del Teatro Avanti, único espacio escénico privado de Córdoba, tratan de adaptarse a la situación provocada por la pandemia del covid-19, de la que esperan salir «reforzados». Este adverso momento ha obligado a Avanti a suspender unos 50 espectáculos desde marzo del año pasado, cuando el coronavirus abocó a cerrar el teatro, y a lo largo de estos meses la «desilusión y la desgana» se ha apoderado en muchas ocasiones de Julián Molina, director del espacio escénico del colegio de Salesianos. «No terminamos de ver esa luz al final del túnel», dice, asegurando que, pese a la incertidumbre que rodeó los comienzos de Proyecto Avanti, hace ya 15 años, «jamás» imaginó vivir «algo así». «Los primeros años fueron duros, pero siempre vimos una línea ascendente en mayor o menor medida, mientras que actualmente la pendiente empieza a descender», señala Molina, al que no le abandona la esperanza y quiere ver «el vaso medio lleno». «Tenemos que pensar que esto cambiará y queremos creer que también nos servirá para coger más impulso», dice alentado el director de Avanti, que piensa que «de todo hay que hacer una lectura positiva, y si esto no nos sirve para aprender, mal vamos» porque eso está «en el ADN de la gestión cultural».

Los cambios de aforo y horarios, «tan rápidos y constantes», no han parado de alterar la programación y han obligado a la adaptación en función de las circunstancias, algo que ha afrontado «bastante bien» el equipo de Avanti, según señala Molina, que ha visto este año «a muchos compañeros quedarse atrás al no tener esa capacidad de adaptación a la situación». Pero todo tiene un límite: «No sé hasta cuando aguantaremos», sentencia Molina, que tiene fe en que la vacuna contra el covid haga que todo vuelva cuanto antes a la ansiada normalidad.

«Creo que esta crisis nos ha pillado con las tareas hechas, somos muy hormiguitas, lo que te da margen a resistir», dice Molina, que reconoce que quizá estos momentos sean los más duros de toda esta pandemia. «Hace unos meses nos quedaba la ilusión de superar la situación, pero vemos que no se acaba y que, incluso, las circunstancias empeoran» y hay que estar en «constante alerta» ante las nuevas restricciones.

«Aplazado» y «Cancelado» han sido dos términos que durante este año Avanti, como todos los teatros, ha tenido que colgar muy a menudo en su cartelera, pero Molina señala casi emocionado que siempre han encontrado la comprensión y el respeto del público, lo que agradece «enormemente» y ha sido «toda una lección». También las compañías se han visto afectadas por los cambios, pero, según el director del espacio, los profesionales han hecho todo lo posible por no abandonar el escenario. «Ha habido una comunicación muy fluida con los grupos teatrales y hemos hecho lo imposible por no suspender funciones», prosigue Molina, que ha recuperado ahora algunas representaciones previstas para la primavera y otoño pasados de compañías llegadas de toda la geografía española.

Por otro lado, la pandemia del coronavirus ha abierto una nueva era en las artes escénicas y los meses de confinamiento propiciaron una relación inesperada de este viejo arte milenario con el público a través del streaming, como sucedió en la última edición de la Feria de Teatro de Palma del Río, pero no ha sido una opción para Avanti en cuanto a la exhibición de espectáculos.

«No cabe duda de que es una manera de sortear las circunstancias», prosigue Molina, que defiende «a ultranza» la exhibición en directo. Por otro lado, este método no está al alcance todos, ya que es necesario un buen equipo técnico y de profesionales para ofrecer calidad, lo que conlleva una inversión. En cuanto a las ayudas al sector por parte de las instituciones, Avanti se ha beneficiado de las que otorgadas por la Junta por la suspensión de espectáculos de marzo a junio. Pero esto no es «suficiente», continúa Molina, que también ha tenido que aplicar ERTEs en la empresa.

FORMACIÓN /

En el terreno formativo, otro de los pilares de Avanti, también se han sufrido las consecuencias de esta crisis sanitaria, aunque la Escuela de Teatro se reanudó en junio con las inscripciones del curso siguiente, que sorprendieron a los responsables de Avanti. «Hubo muchas solicitudes y en septiembre arrancó el curso muy bien, pero en octubre todo empeoró, surgió el miedo en las familias y, desgraciadamente, muchas hicieron un paréntesis», subraya Molina, que asume la merma en su alumnado, aunque los que han seguido apostando por acudir a las clases «se han dado cuenta de que las medidas han sido muy estrictas y seguras» y se siguen desarrollando con normalidad, exceptuando algunas actividades», concluye el director.