En A fondo?, el programa de entrevistas de La 2 de TVE conducido por Joaquín Soler Serrano en la segunda mitad de los años 70, Federico Fellini aseguraba tener miedo a los viajes. "No me aportan nada, solo pequeños detalles inútiles". Este es uno de los cortes incluidos en Fellini de los espíritus?, documental estrenado este viernes, coincidiendo casi con el centenario de su nacimiento -nació el 20 de enero de 1920 en Rimini y falleció en Roma el 31 de octubre de 1993- que indaga en aspectos conocidos y en otros menos divulgados del cineasta.

Su directora, Selma Dell?Olio, debutó hace tres años con otro retrato documental de un nombre mayor del cine italiano, Marco Ferreri. Pero nada como Fellini para hacer volar la imaginación y adentrarse por cuestiones que van del viaje a la magia, del cine a los sueños y del psicoanálisis al espiritismo.

Uno de los entrevistados en el filme, William Friedkin, asegura no ser consciente de sus sueños: Si lo fuera, sería mejor cineasta. Al director de 'El exorcista' le gusta mucho Fellini por su capacidad para materializar el mundo de los sueños, como a los otros dos cineastas anglosajones que aparecen en el documental, Damien Chazelle y Terry Gilliam.

Conexión

El mundo soñado y la fantasía conectan al ex-Monty Phython con el creador de Amarcord?. Sin el espacio onírico del sueño, ambos habrían hecho un cine completamente diferente. El soñador es un invitado en sus propios sueños. Así lo planteaba Fellini. No necesitaba de otras sugestiones para materializar sus fantasías. Una vez probó el LSD, pero la experiencia fue decepcionante, porque, según él, los artistas ya viven permanentemente en la imaginación.

Frecuentó las sesiones de espiritismo, y de ahí surgió 'Giulietta de los espíritus', aunque su esposa, y protagonista del filme, Giulietta Massina, acabó un tanto harta de tantas sesiones en las que se invocaban los espíritus de personas muertas. A Fellini le gustaban las cartas del tarot. Y fue amigo íntimo de Gustavo Rol, maestro de fenómenos paranormales que le convenció de que había algo tras la muerte.

También se psicoanalizó. El director era un 'jungiano' acérrimo. La pauta de 'Ocho y medio' es una sesión de psicoanálisis. Explorar en su mente le hizo ver el cine y la vida de otro modo a partir de los años 60.

Viajes oníricos

No dejó nunca de lado el lenguaje onírico. Y aunque tenía miedo de los viajes, de no entenderse con la gente, filmó o ideó muchos viajes oníricos: Amarcord?, que es también un viaje por la memoria, o uno de sus proyectos no materializados, 'El viaje de G. Mastorna', un paseo hacía la muerte que habría realizado con su querido Marcello Mastroianni.

En 'La dolce vita', de 1959, en pleno auge de la modernidad cinematográfica, Fellini anunció el final de la trascendencia de la sociedad del espectáculo. El Vaticano se sublevó contra el filme a través de su órgano oficial, 'L'Osservatore romano'. Pese al escándalo, Pier Paolo Pasolini consideró La dolce vita? profundamente católica.

Y no puede haber un documental sobre Fellini en el que no aparezca o no se hable de Nino Rota. En un momento conmovedor del filme, el cineasta afirma que solo entiende sus propias películas cuando escucha la música de Rota.