NOVELA

Odio, mentira, culpabilidad

Xenia García gana el Premio Quiñones con ‘Kudrianvka’

Xenia García.

Xenia García. / SCAMARDI

El ámbito familiar siempre ha sido objeto de análisis novelesco, pero en la última década se ha convertido en moda (tanto en el cine como en la novela), ya que son muchos los novelistas que acuden a estos géneros para entrar en las intimidades y reconstruirlas, casi siempre desde una perspectiva atormentada, a veces siniestra e incluso neoexpresionista: «Cada familia infeliz lo es a su manera», ya lo dijo Tolstoi. El feísmo familiar cada vez tiene más adeptos: Sara Mesa, Isabel Bono, Elvira Sastre, Miguel Ángel Oeste, Ana Iris Simón, Pepa Roma, Ignacio Martínez de Pisón... y Xenia García. Es curioso que si profundizamos en las relaciones de estos escritores entre sí también hay connivencia y amistad profunda en algunos de ellos. De hecho, entre los agradecimientos, Xenia García cita a Sara Mesa. También hay amistad entre Isabel Bono y Miguel Ángel Oeste o entre Elvira Sastre y Sara Mesa... Es decir, ¿estaríamos ante una especie de propuesta estética consensuada en torno al feísmo familiar?

La periodista sevillana Xenia García es una autora completamente desconocida en el ámbito de la narrativa andaluza. Con cuarenta y ocho años sólo había publicado dos obras de relatos: ‘El trigo cae’ y ‘Cárceles de azúcar’. Con ‘Kudryavka (Perra de pelo rizado)’ logró hacerse con el premio Fernando Quiñones de Novela que convoca la Fundación Unicaja y publica Alianza Editorial en un jurado en el que estaban Pilar Adón, Lola Larumbe, Juana Salabert y Valeria Ciompi.

Desde el monólogo interior deslavazado y con teselas autónomas que progresivamente van encajando en el puzle narrativo Xenia García construye su novela con cuatro protagonistas básicos: Pepa (a cuya perspectiva de mujer herida, de Kudryavka, se aplica Xenia García para imponer una visión narrativa), el Hijo (escrito así, en mayúscula, y sin nombre), la Niña (en torno a la que pivotará un misterio que se irá desvelando al final de la historia, también en mayúscula, y con la que juega a una especie de desdoblamiento) y el Hombre (el marido, no se dice su nombre, del que se separa Pepa y cuya muerte es el acontecimiento que se revela desde las primeras páginas tras la exaltación inicial del Hijo... en el primer capítulo). 

La destrucción familiar, el odio, la pederastia, la visión sobre la verdad o la mentira, la culpabilidad, el ámbito de autodestrucción de la narradora principal, el dolor...; en definitiva, el feísmo familiar, alcanzan el cénit de esta novela neoexpresionista que se mueve por impulsos, por golpes del corazón, y con una narrativa afilada, inconexa, cargada de inmediatez, ímpetu, arrebato, deconstrucción/reconstrucción, y trascendente carga emotiva, pasional, a través de frases cortas y breves, así como capítulos disminuidos y cambiantes que permiten entrar en una nebulosa amarga, este ámbito familiar que se quiere construir/deconstruir.

Desde los primeros pasos dice Pepa: «La noche en la que lo odio más que nunca, suena el teléfono». Ha recibido la noticia de la muerte (parece que suicidio) de su exmarido). Se muestra culpable de su muerte, sabemos de su fingimiento, de sus deseos de que el hombre muriera, y surge el símbolo de Kudryavka con la que se identifica, la niña fea e intrépida de doce años, que odia a sus hermanos en torno a la que pivotará todo el misterio y una tragedia que no desvelamos (toda suerte de desdoblamiento Pepa-niña), una niña que es todo un paradigma de la existencia sustentado sobre el dolor y la vindicación. Surge la maternidad, la autocompasión, la mentira, el sarcasmo y la simbología del misterio de la desgracia. Todo en Sevilla. Progresivamente el Hijo y el Hombre germinan y se van erigiendo casi siempre desde la perspectiva de Pepa. Es el momento en que Pepa quiere «saberlo todo de Él, ahora, cuando ya es tarde, quiero borrar ese odio que nos profesamos». Al mismo tiempo surge esa violencia intrafamiliar, la construcción del desamor, de la fiereza de los sentimientos en la que los seres humanos conforman ya paradigmas, símbolos en este camino envolvente, de ida y vuelta, que nos va permitiendo avanzar por la narración como por un laberinto lleno de sorpresas y caminos cercenados donde la culpa se manifiesta: «Soy una puta. ¿En qué parte del cuerpo alberga una mujer la culpa? ¿En el coño?». Una novela feroz, dolorosa, con un gran pulso narrativo que mantiene con fortaleza y extenuación, pero también con inteligencia un belicoso ritmo narrativo, aunque a veces puede resultar algo reiterativa en el recorrido de analepsis y prolepsis, de cambios de perspectiva y personas narrativas... hasta que se desvela la terrible presencia de la pederastia, esos «ojos de niñas que duermen mientras alguien las graba (...) Duermen y alguien las consume, se masturba con la ilusión de las niñas. También las hay despiertas. Niñas atadas con cuerdas negras, mirando al vacío!». Una buena novela para penetrar en nuestra culpa, en nuestro odio.

‘Kudryavka’

Autora: Xenia García.

Editorial: Alianza Editorial. Barcelona, 2023.

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