LAS GUARDAS

Lo previsible

Varios clientes buscan lectura en una librería.

Varios clientes buscan lectura en una librería. / MANUEL MURILLO

Javier Sánchez Menéndez

Todo lo previsible nos acerca a la verdad, pero no es verdad. No debemos confundirnos, ni tampoco debemos quedarnos en esa previsibilidad. Por ejemplo, muchos de los libreros de ahora confían más en Todos tus Libros o en las distribuidoras que en su instinto de sabiduría, claro que de unos años a esta parte la sabiduría y el esfuerzo han sido eliminados de los planes de estudios, y solo queda lo vulgar, la ignorancia, y todo sin ninguna dosis de esfuerzo. Decía lo del librero porque resulta complicado encontrar un buen libro en una librería, y si está se debe rebuscar entre la basura.

Tampoco es verdad eso tan previsible que, si un crítico, que además es autor, hace una reseña de un libro, el autor del libro reseñado alaba majestuosamente al crítico no como crítico, sino como autor. En realidad, esa doble vía del rasero rasurado se acaba de convertir en clientelismo.

También es previsible que el crítico de turno, que reseña los libros de la editorial que publica sus obras como autor, comience a publicar reseñas de otra editorial. Tardará menos de una semana en hacerle llegar a la nueva editorial su última creación. Es previsible, pero tampoco es verdad, es cierto simplemente.

En el Arte todo es tan previsible porque casi todo es falso, y lo previsible es teatro. ¿No han observado el teatro que rodea el mundo literario? Situaciones tan absurdas que determinan cuestiones que desean hacernos creer pero que apenas disponen de fundamento. Y es que el fundamento y el esfuerzo se han eliminado de las escuelas, como la lectura y el sacrificio.

Previsibles también, en el mundo del arte, son los dependientes virtuales. Sus vidas se sustentan en un avatar que figura en sus redes sociales, y viven para y por su propia dependencia. Y la dependencia no es fundamento, ni esfuerzo, ni sacrificio, y mucho menos lectura.

Hay que escribir de esas obras que en vida del autor pasaron desapercibidas y ahora son auténticas joyas. Aquí lo previsible ha vencido a la verdad, tal vez sea lo único auténtico. Era imprevisible.

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