El polifacético escritor Lorenzo Silva (Madrid,1966), conocido por su maestría en novela negra y su relato El nombre de los nuestros, con ocasión del centenario del desastre de Annual, nos ofrece ahora con Castellano (2021), publicado por Destino, una propuesta literaria atrevida. No es autoficción, ni ensayo, ni una novela histórica. Dedicado a su madre, en este momento de su vida se plantea el peso de la identidad en su carácter y modo de ver el mundo. Confiesa que su relación con la identidad nunca fue demasiado entusiasta, de ahí lo que califica de «déficit de identidad». Poco a poco empezará a percibir una identidad que nunca había tenido presente.

Rodeado de gentes que exaltan sus orígenes de gallegos a andaluces, de vascos a catalanes, el novelista cae en la cuenta de que carece de esa clase de pertenencia. Este escrito es el relato de un viaje, que algunos podrán llamar novela o quizás no. Quien lo lea lo decidirá. En la primera parte narra que nació en un poblachón manchego de nombre árabe, capital de la nación, desdibujada por el aluvión de los llegados de todos los rincones de la península. Entre ellos sus propios padres, más vencidos que vencedores. En sus primeros años apenas tuvo contacto con Castilla, dada la pujanza de la capital. El madrileño que fue, apenas se sentía castellano. Hijo de padre andaluz, cuando viaja al sur notaba la intensidad del sabor de Málaga, el acento de las gentes y la conciencia de ser andaluces, que no tenía equivalencia en Madrid. Todo lo que le estaba vetado por su sangre mesetaria. Nunca puede decir soy andaluz, ya que era otra cosa, desdibujada, tal vez sin nombre. Por parte materna, la tierra salmantina. Un paisaje de dehesas y toros bravos. De carácter menos chispeante que de los parientes andaluces. Fue en 1981, cuando en un campamento de verano en Burgos, empezó a atisbar lo que podría ser Castilla.

El prototipo del castellano bien podría ser un tipo lacónico y seco en actitud, pero su abuelo era cálido y tierno de corazón. El prototipo del andaluz, tan diferente, que te cuentan la vida sin conocerte de nada. Durante décadas permaneció ajeno a cualquier conciencia y asegura que se mantenía a la expectativa de sentirse castellano. Se mantenía en el limbo y así durante más de 30 años, a pesar de viajar mucho por Castilla, por pequeños pueblos y por capitales donde encontró siempre personas cordiales y acogedoras. Lorenzo Silva, mientras conducía por la N-IV rumbo a Jaén, donde iba a dar una conferencia, escuchó en la radio del coche un cedé del grupo Nuevo Mester de Juglaría. Eran voces que reconoció por su peculiar acento que ensalzaba las tierras de Castilla, de un territorio que calificaban de desgraciado y maldito, a pesar de ser un reino noble al que sus gobiernos no le tenían ningún amor. Esta música, ritmos y letras le hicieron salir de la inicia. Ellos le hicieron ver que castellano nació y castellano ha de morir, contento de serlo, sin necesidad de restregárselo a nadie. La piel se le erizó de golpe, de pronto entendía quién era. Aquella mañana comprendió la historia de su propia historia. Una inapelable emoción le embargó cuando surgió su identidad inesperada. Así nació este libro inclasificable. La segunda parte está dedicada a una recreación histórica de un 23 de abril de 1521, de la que se cumplen 500 años, que tuvo lugar la batalla de Villalar, donde las tropas imperiales del emperador Carlos V derrotaron a los comuneros castellanos capitaneados por Juan Bravo, Juan de Padilla y Maldonado, que fueron ajusticiados. Aquel día empezó a declinar uno de los reinos más prósperos de Europa como era Castilla, que reinaba en tres continentes. En aquella batalla los castellanos perdieron su alma, quedando sus ciudades despobladas, sus tierras empobrecidas y su pendón morado desgarrado. Es una invitación al lector a retroceder cinco siglos para conocer el rechazo de Castilla al monarca y su cohorte flamenca, que sólo quería aprovecharse de ella. Silva agiliza la narración para contar lo esencial y elude lo anecdótico para hacer patente la complejidad de una revolución democrática pionera en la historia, cargada de idealismo y utopía. Silva muestra su deuda de gratitud con Luis López Álvarez, autor del poema épico «Los comuneros de Castilla».

Silva trenza una pluralidad de ingredientes, donde lo documental convive con lo confesional hasta lo metaliterario con la figura del Cid, el poema de Fernán González o un cuento de De Amicis. Narra el fracaso de un sueño de libertad que fue parado en seco por un gobernante intruso. Castilla, un pueblo que supo morder el polvo en la más total e irreversible de las derrotas, pero revelaba el carácter de un pueblo y ganaba el alma, y una lengua que regaló al mundo, el castellano.

‘Castellano’

Autor: Lorenzo Silva

Editorial: Destino

Barcelona, 2021