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Desde la vida

Desde la vida

‘Biografía del tiempo’. Autor: Rafael Álvarez Merlo. Editorial: Cántico. Córdoba, 2019.

Biografía del tiempo, de Rafael Álvarez Merlo, es un poemario excepcional en estos tiempos líquidos para la poesía que, como los hoteles de una noche de Gil de Biedma, devuelve a la musa Erato «un olvidado sabor a uno mismo». Los atentos lectores pueden disfrutar, por fin, de este fruto maduro del poeta que podamos sumar a las cuatro obras canónicas de Álvarez Merlo (no confundir con su primo, el también poeta Fernando Merlo, tempranamente fallecido). Rafael Álvarez Merlo es el autor de Revival (1971), Elegía contemporánea (1976), Poemas corporales (1984) y El vuelo interior (1986). Y en el largo interim hasta Biografía del tiempo, dos cuadernos de cierta extensión: Geografía restringida (2001) y Abriendo mi cajón (2006).

Como ven, el esfuerzo lírico de Álvarez Merlo, contrariamente a lo que es tristemente común, no se ha centrado en la producción incesante de palabras que pudieran ser llamadas versos; sino en la propia vivencia poética, en el hecho asombroso del vivir la maravilla: eso que en la alta poesía (la del amor, desde luego, la bendita locura) llamamos «inefable», pero que el poeta de raza alcanza a decir como por alusiones o con paradojas imposibles (que, al fin, resulten ser lo más cercano a la realidad).

Así, la aparición en 2019 (gracias a Editorial Cántico), de esta Biografía del tiempo es una muy buena noticia para la poesía. El regreso «como Dioniso a Tebas» (J. C. Reche) del poeta Rafael Álvarez Merlo nos permite saborear esta obra largamente dilatada; que se publica, básicamente, en su última versión de 2013.

Se compone de cinco partes, con las citas tan gratas a RAM, y un número de poemas variable, hasta un total de 74. La facilidad con que el lector capta la hondura de cada uno de estos poemas es inversamente proporcional al esfuerzo de su construcción. La difícil facilidad del poeta de verdad (que, además, es filólogo) aplicada a la poesía como forma de conocimiento. La cuarta parte, Slow poems («dando una poesía,/componiendo un paseo») alude, en el esplendor de la naturaleza, a la slow poetry tan cercana, naturalmente, al poeta (miembro fundador de nuestra «muy noble -María Rosal dixit- Hermandad de la Santa Pereza»).

El libro (¡no se lo pierdan!) para mí viene a ser un prolongado diálogo del poeta con «el hombre que siempre va conmigo» (Machado) que desemboca, así pienso, en una cierta poética de la felicidad. El ahondamiento en la búsqueda de una voz propia (la misma y mejorada desde las primeras obras) que es lo que diferencia al hombre, al héroe lírico, de las múltiples caretas del actor (o del poeta «a la moda» en su incesante agitación). Escrito con los honores que se deben a doña Poesía, en buenos endecasílabos y heptasílabos, recordándole que es hermana de la música y señora del ritmo. Lo que esta hoy menesterosa señora agradecerá, sin duda, infinito.

Entiendo que la cordobesa Editorial Cántico no es una editorial pequeña. Ya no las hay. Si la oferta es de calidad, la editorial será tan pequeña como queramos los lectores; ya que la capacidad publicitaria y de distribución (que eran los elementos que definían a las llamadas grandes) se ha generalizado, gracias al internet.

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