¿Necesitan explicación del porqué se editan los libros, como sugiere Pilar del Rio? Tratándose del Nobel José Saramago sobrarían argumentos, aunque no faltarán aquellos que le recriminen que «de su voluntad investigadora» probablemente en la Fundación que lleva su nombre, haya aparecido ahora ocho años después de su fallecimiento, este Cuaderno del año del Nobel. En cualquier caso, feliz noticia para aquellos que hemos leído y seguido al maestro, qué duda cabe, desde muchos años antes de la concesión del premio, y este Cuaderno, viene a cerrar una etapa posiblemente necesaria. Y es que José Saramago había sabido desde su particular exilio, no el físico en Lanzarote sino el interior, aquel al que deberíamos regresar todos de vez en cuando para reflexionar sobre nuestra propia existencia, aglutinar y remover las conciencias de quienes le escuchábamos y leíamos. El Cuaderno del Nobel aúna entre sus páginas, además de la facultad de contar, de narrar, la de formar, algo que se echa de menos en la literatura de estos años excesivamente preocupada en batallas e intrigas palaciegas que poco o nada aportan al debate humano que debería servirse desde las páginas de los diarios nacionales. Por eso este Cuaderno se hace especialmente necesario, para recordar, y recordarnos la calidad humana y literaria de José Saramago.

Sorprende, a bote pronto, la existencia de un libro titulado Guía para la salud y el entrenamiento masculinos. Si nos quedáramos en este titulo, posiblemente sería objeto de toda clase de ataques por parte del movimiento #MeToo. Pero... ¿Qué sucede cuando observamos y nos detenemos en la autoría del mismo? ¿Y en el año de edición? Nos remontamos a 1858 y al poeta norteamericano por excelencia What Whitman, aunque, en este caso, se tratasen de una serie de «consejos y reflexiones» publicadas en un diario con el seudónimo de Mose Velsor, bajo el epígrafe La salud y el entrenamiento masculinos, con pistas informales sobre su condición. Es cierto que muchas, por no decir todas, de las «recomendaciones» no soportarían el mínimo aprecio hoy en día, pero hay que recordar que ya Whitman en sus primeros poemas abogaba por la estrecha relación entre la mente y el cuerpo como camino para conseguir la perfección poética. Cuidadosamente editado, he de decir que lo que sí apetece es releer a Whitman, cómo no.

Y vamos a cerrar esta semana con un libro curioso y nada desdeñable. Eso no estaba en mi libro de Historia de la filosofía nos acerca a una idea desconocida de la misma, o cuando menos curiosa. El libro aborda la historia de la filosofía desde una perspectiva diferente, nada académica, podríamos decir, aportando información desconocida sobre Platón, Engels, Ortega, Darwin... así como una interpretación nada desdeñable de sucesos que afectarían a la República o a la República de Weimar. ¿Qué hay de cierto en todo ello? Cuando menos es, como digo, curioso y merece la atención por todos los amantes de la historia de la filosofía.