'Arte poética'. Autor: Guillevic. Edita: Fuentetaja. Madrid, 2012La palabra, al modo de algunos frutos, puede ser tan efectiva que la brevedad supone no solo una forma de salvación (de redención) sino de comedimiento necesario. Una cuestión, también, de estilo. Cuando el poeta escribe: "Yo quería/ hablar silencio// El silencio/ habla del centro// Es a ambos/ a quienes yo necesito", el mensaje ha quedado compuesto. Y lo ha hecho para aquel que, leyendo, escucha acaso por partida triple: al poeta, al silencio y a sí propio, consciente de que lo que el poeta le ha dicho, o sugerido, no es sino una limpia verdad que él mismo entiende y comparte.Podríamos convenir sin mayor riesgo de interpretación que aquí el poeta habla del silencio pero también de la soledad; habla del centro pero también de la necesidad de identidad, de equilibrio; alude al yo pero a sabiendas de que ese yo es un universal. Cuando el poeta compone el canto, entona el canto, lo hace desde sí propio pero también, todos lo sabemos, lo hace para ese Otro que somos nosotros. Los mismos que, a través de nuestros sentidos, apreciamos --sin poder manifestarlo en palabras-- el bien de la poesía como un don. Como la unción de la libertad. Es así como el efecto iluminador del poeta se transfiere al lector.

Ricardo Martínez