se organizan visitas organizadas

El yacimiento íbero del Cerro de la Merced de Cabra se abre al público tras su puesta en valor y años de excavaciones

Se trata de uno los enclaves de esta época más relevantes a nivel nacional e internacional

Asistentes a la inauguración del yacimiento.

Asistentes a la inauguración del yacimiento. / JOSE MORENO

José Moreno

José Moreno

Con la apertura al público a partir de este sábado, 30 de septiembre, del yacimiento arqueológico íbero del Cerro de la Merced a través de una serie de visitas guiadas organizadas por el Museo Arqueológico Municipal de Cabra, se han dado por concluidos los trabajos de excavación y de adecuación que el Ayuntamiento ejecutaba desde el 2021, para la puesta en valor de este importante elemento patrimonial.

Así se ha subrayado en el acto inaugural celebrado este viernes 29 de septiembre y donde el alcalde, Fernando Priego, ha estado acompañado por el delegado territorial de Cultura Eduardo Lucena, y la delegada de Desarrollo Tecnológico, Transformación Digital y Juventud de la Diputación de Córdoba, Sara Alguacil.

El alcalde (segundo por la izquierda), durante la visita la yacimiento.

El alcalde (segundo por la izquierda), durante la visita la yacimiento. / JOSE MORENO

Se trata de un enclave arqueológico que se ofrece a la ciudadanía, después de las primeras gestiones realizadas por el Ayuntamiento en el año 2006 para la compra de los terrenos, como apuntaba el primer edil y que "por fin abrimos las puertas de este importante yacimiento que durante más de una década ha sido objeto de estudio y análisis y que lo convierten en un punto de interés más, para aquellas personas que deseen conocer nuestro pasado y cuya importancia y dimensión posiciona a nuestra ciudad a nivel internacional”.

Un proyecto que, dirigido por Fernando Quesada, catedrático de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, ve la luz tras cuatro campañas de excavación llevadas a cabo entre 2015 y 2021. También se realizó un estudio de los materiales arqueológicos hallados, además un arduo trabajo para su puesta en valor y su accesibilidad.

Trabajos que han sido explicados tras el acto inaugural, donde se ha mostrado una recreación de la vida en este periodo histórico a cargo de la empresa egabrense Fíbula Didáctica del Patrimonio, quien destacó la importancia de este complejo palacial fortificado de época ibérica, no solo para el conocimiento de la cultura ibérica peninsular, sino también para fortalecer un sector como el del turismo de interior y para lo que ya se ha incoado el expediente para la declaración del yacimiento como Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Junta de Andalucía, tras la solicitud efectuada por el consistorio.

Recreación llevada a cabo este viernes.

Recreación llevada a cabo este viernes. / JOSE MORENO

Toda esta serie de trabajos que ahora han llegado a su término, continuarán al menos hasta el próximo año con otros proyectos de investigación, gracias al convenio que el consistorio firmado con la Universidad Autónoma de Madrid y que permitirán conocer en profundidad lo que, al menos desde hace 2.500 años, atesoran los algo más de 400 metros cuadrados en planta y que se remontan, al menos, al siglo V antes de Cristo, donde la primera edificación probablemente fuese un santuario íbero.

Historia del espacio

El yacimiento ha sido protegido bajo una gran cubierta. En este espacio hubo a lo largo de los siglos una ocupación humana prolongada en la cima de dicho cerro desde el Neolítico y la Edad del Bronce. Tras una primera fase de la Edad del Bronce, se produjo la construcción de ese gran recinto fortificado, ya en época ibérica en los siglos II y I a.C. Posteriormente, tras una destrucción intencionada, todavía sirvió para reutilizar sus ruinas durante un breve espacio de tiempo antes de su abandono definitivo, a mediados del siglo I aC.

Sin embargo, la presencia humana continuó unos siglos después, ya que este cerro volvería de nuevo a ser ocupado por una modesta construcción islámica de época emiral de los siglos IX-X.

Parte de los restos hallados en el yacimiento.

Parte de los restos hallados en el yacimiento. / JOSE MORENO

Las excavaciones han permitido conocer la existencia de unos grandes muros que alcanzan los cuatro metros de grosor, algo inusual en las murallas ibéricas e incluso romanas, lo que confirma con casi total seguridad, que el espacio albergaría dos plantas y una azotea, así como una terraza de diez metros de diámetro, que daba la bienvenida a través de una escalinata de acceso.

Tras su abandono definitivo, el cerro y el yacimiento quedó a la merced de numerosos saqueos, siendo especialmente relevante el ocurrido a mediados del siglo XVII, probablemente motivado por la búsqueda de tesoros tras la expulsión de los moriscos, como quedó atestiguado por una zanja que cruza el complejo y por los vidrios y una moneda del reinado de Felipe IV encontrados de esa época.