ENTREVISTA | Esteban Morales Presidente de Emproacsa

«De esta vamos a salir, igual que salimos del covid»

«La conexión con La Colada era la más rápida para garantizar el consumo humano», asegura

Esteban Morales, presidente de Emproacsa, en el Palacio de la Merced, sede de la Diputación.

Esteban Morales, presidente de Emproacsa, en el Palacio de la Merced, sede de la Diputación. / Manuel Murillo

Rafael Valenzuela

Rafael Valenzuela

Esteban Morales, en su calidad de presidente de la Empresa Provincial de Aguas de Córdoba (Emproacsa), ha tenido que gestionar la crisis surgida al declarar la Junta no apta para el consumo humano el agua de La Colada, un mes después de entrar en funcionamiento la conexión de urgencia con Sierra Boyera.

En este mandato parecía que con el covid se habían superado todos los retos y no ha sido así.

Desde luego que este mandato ha sido un reto colectivo de todas las instituciones y esto está siendo un reto muy especial para una empresa que tiene que llevar el agua a toda una provincia. Pero vamos a salir como hemos salido del covid.

El problema del abastecimiento del agua en la zona norte se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza, que parece que irá para largo.

Bueno, yo creo que hay que simplificar un poquito la cuestión en el sentido de que había un problema de falta de agua. En junio del año pasado se constató que la solución más rápida, --ni era la más barata ni la más eficiente--, era la conexión de La Colada con Sierra Boyera. Y las administraciones competentes a instancias de las mancomunidades y los ayuntamientos del norte de la provincia se pusieron a trabajar, unas con más y otras con menos voluntad. El tiempo nos ha dado la razón a todas las administraciones en ese sentido. Ahora bien, el problema de la potabilidad del agua se ha determinado finalmente porque han coincidido muchos más factores. Entre otros, la falta de lluvia, la falta de agua en Sierra Boyera y, que Emproacsa necesitaba un poco de tiempo más para la adecuada potabilidad de un agua que no estaba caracterizada, que entraba directa. Porque pensábamos que iba a entrar mezclada y ha supuesto un reto nuevo.

Un experto ha asegurado estos días, sobre el enlace de La Colada y Sierra Boyera, que por ahorrar presupuesto se apostó por este enlace y ahora está saliendo caro.

Sí. Lo he visto. Es muy fácil opinar cuando a uno solo le piden opinión. Cuando se tiene que decidir son distintas las palabras que uno puede decir. No creo que haya sido por barata la decisión de la obra de emergencia. Porque en absoluto ha sido barata. Va a ser barata para la Junta la conclusión de ese proyecto, porque tenía presupuestada una cantidad muy superior a lo que realmente se tiene que gastar. Pero ahí hay también un matiz que parece que se olvida y es que la Junta de Andalucía sigue con el proyecto de conexión de La Colada con Sierra Boyera, y si parece que todos pensamos también que sería conveniente la de Puente Nuevo, la Junta debería apuntalar y concluir lo poco que quede y darle vuelta al otro. Porque la Junta no dice eso. Dice que va a continuar con su proyecto. Por lo tanto, quitarle mérito a lo que se ha hecho de emergencia me parece que lo dice alguien que no conoce en profundidad la situación del norte, ni el tiempo en el que se puede realizar una conexión, ni las necesidades y requisitos que tiene cualquier administración para hacer una obra determinada. No es lo mismo una emergencia que una obra programada.

¿Se podía haber evitado este episodio del nivel de carbono orgánico total?

Bueno, el indicador de carbono orgánico total se introduce en enero. Es decir, en noviembre este agua sería compatible con el decreto de calidad. Pero se ha puesto y por lo tanto estamos comprometidos con la legalidad, y ese es el argumento jurídico en el que se basa la Junta para la declaración. No hay ningún otro parámetro que se incumpla, pero, obviamente, dentro de la legalidad, estamos incumpliendo ese indicador. Nuestros técnicos dicen que estamos incumpliendo formalmente, porque no se produce un daño a la salud y por eso también hemos pedido la evaluación del riesgo, que es la que determina si la medida es proporcionada a lo que se pretende evitar. En el caso de la salud, entiendo que debe ser el daño a la salud de las personas. Cuando nos han hablado del color y demás, entiendo que puede ser una contrariedad a la hora del consumo, pero si eso no es dañino para la salud, pues no es suficiente para declarar no apta el agua. Por eso hemos pedido más tiempo, conscientes de que no había daño ni riesgo para la salud de nadie y la Junta ha tirado por el camino del cumplimiento estricto de la legalidad, del decreto, y no tenemos nada más que decir.

«Creo que el enlace de Puente Nuevo puede ser un proyecto para el futuro del Norte»

¿Qué procedimiento de potabilización se venía utilizando hasta ahora para bajar esos niveles?

El de la aplicación de productos químicos, como los hipocloritos, que es el sostenimiento habitual ante una caracterización en la que hay una parte de microbiología importante, de materia orgánica en el agua, etcétera. Ese es el procedimiento habitual. Se instalaron filtros de carbono en Sierra Boyera, que es una obra que se concluyó hace tiempo, que colaboran en la mejor potabilización del agua del norte. Esa obra viene bien para cualquier agua que no tenga unas buenas condiciones, pero en este caso, habida cuenta de que todo el esfuerzo está resultando insuficiente para bajar el carbono orgánico total, se están estudiando y ya estamos dando los pasos pasa implantar la aplicación del ozono, que técnicamente parece más eficiente.

¿Cómo se hace esa aplicación, requiere una instalación especial?

Consiste en la instalación de una infraestructura en la que se aplica ozono. Lo que sí nos dicen es que aunque es cara, es mucho más sostenible desde el punto de vista medioambiental, porque no genera los residuos que puede generar la aplicación de otros procesos.

Y cuesta unos 400.000 euros.

Sí. De manera global, igual luego hay alguna reducción de ese coste, pero por lo que vimos, los 300.000 o los 400.000 euros no hay quien lo quite. Ten en cuenta que estamos buscando, y creo que la hemos encontrado ya, una instalación que ya esté fabricada y se pueda instalar en un breve plazo. La instalación va a tardar 40 o 50 días y a partir de ahí, según la empresa suministradora, el agua debe de salir ya con los componentes perfectamente cumplidores del decreto.

La solución de llevar agua a los municipios por medio de cisternas es costosa, según usted mismo ha indicado, de en torno a 18.000 euros diarios, ¿cuánto tiempo se puede mantener?

Bueno, lo primero que hay que decir es que es algo de obligado cumplimiento. Hay un decreto que lo indica en el sentido de que en un momento dado, si el agua que suministra una empresa no reúne las condiciones de potabilidad, hay que hacer esto, llevar agua potable. El medio más fácil, en teoría, es el de los camiones. Si hubiera otro más eficiente así lo haríamos. Y se estará haciendo durante todo el tiempo. Nosotros sí estamos convencidos de que más de dos meses no vamos a estar. Es un gasto importante, pero soportable, pero porque Emproacsa es una empresa pública, que tiene a la Diputación detrás, con un compromiso político de que hay servicios básicos que hay que fortalecer. En este caso, el abastecimiento y la depuración de agua con Emproacsa cuenta con un instrumento de un enorme valor, como se está demostrando en esta crisis.

Sí, pero la respuesta de los vecinos no ha sido la esperada.

Bueno, puede ocurrir. Por un lado, que quizás sea ya más habitual de lo que pensamos que los vecinos ya consumieran agua embotellada para beber. Es algo habitual en muchos municipios de la provincia y no solo en el norte. No hay nada más que entrar en cualquier tienda y ver los palés de agua acumulados para la venta. Luego, es verdad que está la incomodidad de ir a un punto concreto a por el agua con una garrafa, de manera permanente, todos los días. Se puede pensar que esa incomodidad no la compensa el ahorro, pero ahora lo que hay que ver es cómo se resuelve lo de los pequeños establecimientos, las residencias, los colegios y demás y las singularidades que puedan surgir.

Ahora se apunta hacia Puente Nuevo como solución definitiva, ¿por qué no se optó en su momento por esa propuesta?

Hay dos cosas. Una vez potabilizada el agua de La Colada, no habrá problema en cuanto a cantidad. En otros sitios de la provincia, sí, pero no en La Colada. Por tanto, ahora mismo estamos ante una eventualidad que hubiese podido ocurrir en noviembre, pero ha ocurrido al principio, pero eso no desnaturaliza esta decisión, que fue la adecuada en cuanto a que se ha demostrado que hemos llegado a tiempo. Es decir, un mes más hubiese habido falta de suministro de agua en general. Se decidió desde el punto de vista de la rapidez porque la emergencia de la situación así lo exigía, aun conociendo que la calidad del agua de Puente Nuevo es mejor, lo que se valoró fue la rapidez. Una rapidez que venía fundamentada en que había un proyecto casi ejecutado, al 80%, y que esa solución de emergencia se podía acometer. La otra conexión, dada la longitud, porque estamos hablando de más de 40 kilómetros, estaríamos hablando de una solución que por mucho que se hiciera de emergencia, iba a suponer más tiempo.

De ponerse en marcha ¿cuánto tardaría en ser una realidad la conexión con Puente Nuevo?

No te lo podría decir. No tengo el informe de ese cálculo. Pero, realmente, lo que quedaba en Sierra Boyera eran pocos kilómetros de tubería, la colocación de las bombas de aspiración y la energía. Y en el caso de Puente Nuevo son 40 kilómetros sí o sí. Y jurídicamente hay problemas añadidos, porque hay que pasar por suelos que no son públicos y hay que expropiar.

Y el coste no sería poco.

Al final el coste en este tipo de soluciones no es lo que más se debe valorar, salvo que sean inasumibles. Pero en este caso, yo creo que puede ser un proyecto para el futuro del norte. Estamos coincidiendo todas las administraciones en que debemos empezar a trabajar, pero como una obra ordinaria y no de emergencia. Ahora mismo no podemos pensar que la solución a la falta de calidad del agua sea Puente Nuevo, porque entendemos que eso se va a resolver en dos meses y en dos meses no se va a hacer la conexión de Puente Nuevo con Sierra Boyera.

La Junta tiene pendiente terminar las obras previstas de conexión entre La Colada y Sierra Boyera ¿en qué se diferencia el proyecto acometido por urgencia y el que tenía que concluir la Junta?

Hay una cuestión primera, que es la toma de aspiración del agua. En una obra definitiva se instala casi en el fondo del pantano, sin embargo, aquí está en superficie, es una toma flotante, es más rápida y también se ha comprobado que es mucho más eficiente cuando hay problemas de sequía, porque en el fondo siempre es agua de peor calidad. Luego, creo que se ha introducido la captación en otra ubicación del proyecto inicial. Y, sobre todo, la instalación de la energía para el bombeo, ante la dificultad de acometerla con rapidez, se han instalado generadores de gasoil que tienen un consumo muy elevado. Luego hay una comprobación de las tuberías, para ver cómo están y si requieren una reparación o no. Grosso modo, teniendo en cuenta que se han invertido más de cuatro millones, creo que hay obra realizada que se va a aprovechar, además de que el proyecto contenga propuestas de mejora enormes. Ahora mismo la capacidad de bombeo es de 400 litros por segundo, que va a responder a las capacidades de consumo para abastecimiento. Esa es la media, pero el proyecto final tiene una capacidad de 600 litros por segundo, es decir, un 30% más.

Usted ha propuesto a la Junta de Andalucía que reforme el citado proyecto para incorporar sistemas de pretratamiento de agua para evitar nuevos episodios como el actual y que asuma la instalación eléctrica del sistema de bombeo. ¿Han recibido respuesta? ¿Se ajustan esas actuaciones a la previsión presupuestaria de la Junta?

Nosotros proponemos porque la experiencia en la explotación de esa infraestructura genera un conocimiento que quizás desde la proyección del propio proyecto no se conoce. La experiencia creo que es importante y si una parte importante de ese proyecto está ya ejecutada, debe generar ahorro. Proponemos que se estudie. Nosotros no somos los que tenemos que decidir lo que se tiene que hacer, pero sí apuntamos a que si el tratamiento de la potabilización va a ser más costoso, una instalación de pretratamiento en La Colada y Sierra Boyera puede facilitar y mejorar el resultado y, por tanto, la sostenibilidad, que son las cuestiones que planteamos en la reunión con las mancomunidades. Tenemos un problema de salubridad y sostenibilidad. Porque, al final, el coste del agua, según la directiva europea, hay que trasladarlo al consumidor, pero si los costes están tan altos, el consumidor no tiene la culpa de que no hayamos sido lo suficientemente diligentes en la planificación de la obra. Son ellos los que deben determinar lo que es mejor para este proyecto.

«Si no moderamos nuestros consumos no sabemos lo que puede ocurrir en 2024»

Algunos alcaldes han mostrado su preocupación por que este asunto se convierta en arma política durante la campaña electoral. La fecha en la que ha ocurrido ha sido la menos oportuna.

Bueno, la declaración de no aptitud no es oportuna en ningún momento. Estamos hablando de la falta de suministro a más de setenta mil habitantes. Es algo muy inoportuno, pero claro, todos también podemos pensar que algunos entiendan que pueden aprovechar esto desde el punto de vista político. Desde luego entiendo que la Delegación de Salud no trabaja por esos impulsos, pero luego están los partidos, los grupos municipales y los candidatos. Pero también estoy convencido de una cuestión, que en realidad, las medidas que se están adoptando se hacen desde una institución pública y cuentan con la colaboración normal de los ayuntamientos, es decir, de otra administración, y eso siempre refuerza a las instituciones que participan en la resolución del problema. No beneficia a los que critican pero no ponen alternativas.

¿Y para el verano, qué perspectivas hay? ¿Habrá restricciones en el norte o no?

Bueno, vamos a ver. Realmente en el norte no hay el problema de almacenamiento que teníamos el año pasado. Una vez que se solucione el problema de la potabilidad habrá que hacer un esfuerzo de un consumo razonable del agua. Se tiene que trabajar, porque el futuro de la zona también está en nuestra preocupación por dar agua no solo a las personas sino también a la ganadería y la agricultura. Por tanto, hay que trabajar en esa dirección. La Diputación lleva tiempo trabajando para que eso fuera posible, pero sí es cierto que en un momento en el que hay escasez, la prioridad siempre serán las personas.

Y la situación en el resto de la provincia ¿es para preocuparse?

Sí, claro, estamos en emergencia. Vamos a seguir implementando medidas de ahorro. El año pasado el caudal se redujo un 10% y, si la cosa no mejora entre finales de abril y el mes de mayo, tendremos que aumentar ese tipo de medidas para no solo pensar en este verano, sino en el próximo, el de 2024. Este año no va a haber problemas de escasez pero si no moderamos nuestros consumos, no ahorramos todo lo posible, no sabemos lo que puede ocurrir en el 2024.

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