El turista cada día busca nuevas propuestas, nuevas rutas, nuevas experiencias. Ávido por descubrir lugares distintos y singulares, cada día gana más peso, no solo en España sino en el resto de Europa y el mundo, el denominado turismo funerario. La provincia de Córdoba no queda fuera de esta nueva demanda y son varios los lugares que se pueden encuadrar en ella, hasta el punto de que tres camposantos (Monturque, Fernán Núñez y Peñarroya, además del Nuestra Señora de La Salud de Córdoba) pertenecen al selecto grupo de cementerios singulares de Europa.
Fuera de la capital, el más conocido, por ser el más veterano en la Ruta Europea de Cementerios Singulares y estar incluido en la Asociación de Cementerios Significativos Europeos (ASCE) es el de Monturque. Sin embargo, lo que hace singular este camposanto no es ni su tamaño y sus características arquitectónicas, como se explica en la propia web del recinto. Lo que hace único al cementerio monturqueño es contar en su interior con unas cisternas romanas que fueron descubiertas en una ampliación que se acometió en 1885.
Estas cisternas romanas se usaban en la época para recoger agua de lluvia con la intención de tenerla almacenada para épocas secas. La cisternas tienen aspecto de chimeneas, que le dan al recinto funerario de Monturque una imagen bastante particular y que le ha convertido en un destino de cada vez más visitantes, muchos de ellos llegados del extranjero. Aprovechando el tirón que tiene este recinto, desde algunos años se organizan en Monturque las jornadas Mundamortis, que tienen un fuerte componente cultural y gastronómica, coincidiendo con la festividad de Todos los Santos.
También el cementerio municipal de Fernán Núñez tiene la misma catalogación de cementerio singular europeo, gracias al esfuerzo de la Universidad de Córdoba y el Ayuntamiento que elaboraron un informe que sirvió para que la ASCE le concediera tal distinción en reconocimiento a «sus valores históricos, artísticos y arquitectónicos».
A estos dos se ha unido recientemente en la catalogación de la ASCE el cementerio francés del camposanto de San Jorge de Peñarroya-Pueblonuevo. La asociación cultural La Maquinilla ha informado que tal decisión se tomó en septiembre, pero que se ha conocido en la localidad peñarriblense a primeros de octubre. El comité considera que, aunque se tendrá que trabajar en su mejora, «la relevancia del camposanto a nivel etnográfico, las aportaciones de la localidad de Peñarroya-Pueblonuevo a la historia de Europa y, principalmente, el impulso que la sociedad civil e instituciones le han dado a este espacio lo hacen acreedor de este reconocimiento».
La escalera del cielo de Cañete ganó un premio como mejor monumento funerario en el año 2019
Fuera de este grupo, pero de gran belleza, se puede citar al cementerio del Santo Cristo de Priego, que fue inaugurado en el año 1869. En su interior destacan la capilla principal, el panteón de la Hermandad de la Caridad, construido en 1872 gracias a la aportación de los hermanos y en el que da sepultura a los más necesitados, y algunos enterramientos particulares situados en ambos lados del pasillo central de gran monumentalidad, en los que destaca la presencia de elementos decorativos relacionados con la masonería.
Entre estos, sobresalen dos urnas o arcas funerarias de estilo neoclásico, dos obeliscos piramidales de casi tres metros de altura cada uno de ellos, símbolo funerario pagano masónico de primer orden, y el cenotafio de Narciso Arjona López, exalcalde liberal progresista, y uno de los máximos contribuyentes de la localidad.
Por otro lado, la originalidad del cementerio de Cañete de las Torres se la otorga la conocida como Escalera del Cielo, levantada en el interior del recinto mortuorio y que se hizo acreedora del premio al mejor monumento funerario del año 2019.
