Una presunta estafa bancaria ha causado un descomunal impacto en la pedanía lucentina de Las Navas del Selpillar. Las denuncias se agolpan ante la Policía Nacional y las cantidades defraudadas sumarían decenas de miles de euros. Los propios afectados atestiguan que más de la mitad de los 600 habitantes de la aldea han acusado la pérdidas de dinero en sus cartillas.
La única oficina financiera de este núcleo cerró inopinadamente el pasado día 16, cuando empezaban a propagarse las primeras sospechas de unas prácticas irregulares que atribuyen a un agente colaborador de la entidad.
«El estado de shock» que advierte Araceli Ocaña, una de las clientas perjudicadas, atenaza aún a numerosos damnificados, reacios a manifestar abiertamente su propio relato. En la sede municipal de la Casa de la Cultura, esta mujer asevera que tras apreciar «movimientos extraños» en su cuensta se percataron de la suscripción de «dos préstamos ocultos» formalizados en 2017 y 2020. Entretanto el banco «no da abasto» al entablar comunicaciones con los desesperados clientes, Araceli transmite su resignación porque «ahora soy morosa» dado que le han recomendado que «no pague» porque «se solucionará».
En los últimos días, vecinos de la aldea de Las Navas del Selpillar y, además, del municipio cercano de Moriles y de los diseminados de Casa Tejada y La Camila, han debido trasladarse, entre la incertidumbre y la ansiedad, a la oficina bancaria de Lucena ante el temor de hallar su «cartilla vacía» como le ha sucedido a Dolores Pino. Cuenta, otra de las afectadas que, al igual que el resto, ha contratado los servicios de un abogado, que los 20.000 euros ahorrados que poseía han decrecido hasta constar únicamente 1.800. «Trabajo en el campo y necesito unos pocos de años para ganar este dinero», confiesa. Dolores sí contempló, tanto en 2017 como en 2019, oscilaciones en su cuenta corriente ya que «me incrementaban hasta el total y luego empezaban a sacar hasta dejarme a cero». Desde el banco le comunican que «tienen que estudiarlo y ya nos llamarán».
Esta extraña desaparición del dinero ha sacudido, sobre todo, a personas mayores que acumulaban pequeños ingresos para «que puedan pagar a una persona que les ayude en su vejez», insiste Dolores Pino. Otras familias han optado por silenciar lo acaecido, a sus miembros más longevos, para evitar disgustos incontrolables.
A José Antonio Pérez lo intentaron convencer de que solo «confusiones» y una «encerrona» desencadenaron en la salida de su cuenta de «una cantidad más grande e importante» de lo habitual. En el año 2020, «nos sacó un dinero y lo volvieron a poner en poco tiempo». Sostiene que su firma «ha sido falsificada» y detalla que su cartilla «se la quedó él», en alusión al agente, quien «no me cogía el teléfono ni me respondía a los mensajes». Por último, le dijo que «su dinero estaba en el banco».
El Ayuntamiento «es partícipe de la preocupación que existe». Rocío Montes, delegada de la Alcaldía, acompañó a sus convecinos mientras atendían a la prensa. El Consistorio ha contactado con la entidad bancaria a fin de reabrir la oficina o instalar un cajero, sin que, hasta ahora, hayan fructificado las conversaciones.
