Diario Córdoba

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ALEMANIA O AUSTRIA han tenido que recurrir a ESTE COMBUSTIBLE FÓSIL con la crisis de ucrania

Europa vuelve la vista al carbón. ¿Qué pasa en la Cuenca del Guadiato?

La reapertura es poco factible tras el cierre y desmantelamiento de la central de Puente Nuevo | El director de la Escuela Politécnica descarta al menos a corto plazo el regreso a la explotación

Imagen de archivo de la central térmica de Puente Nuevo cuando se encontraba en funcionamiento. Su actividad cesó en junio de 2020. CÓRDOBA

Las actuales dificultades para hacer frente a las necesidades de energía ante las restricciones del gas de Rusia, provocadas por la guerra en Ucrania, han obligado a países como Alemania o Austria a recurrir al carbón para poder hacer frente a la demanda energética y prepararse de cara al próximo invierno. Es más, en Alemania han reabierto muchas de sus cuencas carboníferas.

Ante la actual crisis energética. España podría volver la vista hacia sus minas de carbón y en la provincia de Córdoba, en concreto en el Valle del Guadiato, se encuentra la cuenca carbonífera de Peñarroya-Belmez y Espiel, que empezó a explotarse allá por 1790 y cuyos últimos pozos se clausuraron en 2005. En ese año fue el cierre definitivo del pozo María y de la mina a cielo abierto de San Antonio. Sin embargo, la reapertura de esta cuenca minera para extraer carbón se presenta como una realidad «poco factible» y también «difícil», según el director de la Escuela Politécnica de Belmez, el profesor José Ramón Jiménez.

Uno de los inconvenientes para volver a explotar la cuenca reside en el cierre en 2020 y posterior desmantelamiento de la central térmica de Puente Nuevo, donde debería ir el carbón para su combustión. En su opinión, el desmantelamiento de la central térmica fue «precipitado», porque con ella se debería haber apoyado el suministro de energía que precisa la zona.

A este motivo suma la tristeza que le provoca la destrucción del patrimonio industrial, y hace un llamamiento para que, al menos, alguna de las centrales térmicas de España se mantenga en pie para que pueda visitarse.

Otro de los motivos por los que considera improbable la reapertura de la cuenca minera del Guadiato es que el Ministerio de Transición Ecológica tiene prohibido el uso del carbón como combustible fósil por las medidas frente a la descarbonización. «España es uno de los pocos países que lo prohíbe y eso supone una clara desventaja respecto a otros países desde el punto de vista energético», afirma el director.

Además, a estas dos razones habría que añadir la ausencia de «un estudio de viabilidad fiable» de la cuenca minera para conocer con exactitud el estado en el que se encuentran ahora los filones y la calidad de los mismos. Sin olvidar precisar a qué central térmica se mandaría lo extraído y cuál sería la red de transporte.

Lo que sí se sabe es que España tiene en la actualidad una reserva de 4.000 millones de toneladas de carbón y que se podría abastecer con este combustible fósil el 31% del consumo energético, explica José Ramón Jiménez

En relación, a la clasificación de las renovables como energías limpias y el carbón como contaminante, este profesor expresa sus dudas, ya que «ni las limpias son tan limpias, ni el carbón tan sucio como lo venden».

El carbón, al quemarse, genera carbono CO2 a la atmósfera, pero la tecnología avanza y hay «partículas que captan el CO2 y que incluso se pueden reutilizar para la fabricación de hormigón». En concreto, en la Escuela Politécnica de Belmez hay una línea de investigación que cuenta con tres proyectos de cara a la descarbonización, dos de la Junta de Andalucía y el otro del Ministerio de Transición Ecológica, e incluso existe una tesis doctoral respecto a las centrales térmicas para que «se pueda quemar carbón y evitar el CO2».

La alternativa al carbón pasa por «crear energía con las renovables como la fotovoltaica, eólica, geotérmica y la hidroeléctrica; esta última precisa de unos niveles de agua en los pantanos bastante altos para poder desembalsar. Y, claro, queda la nuclear», apunta Jiménez.

«Si funcionara generaría riqueza»

La hipotética apertura de la cuenca carbonífera del Valle del Guadiato abre en la imaginación un futuro de posibilidades y recuerda a un pasado que sí ofrecía posibilidades a la población de estos municipios. Miles de obreros trabajaban en las minas hasta bien mediado el siglo pasado y en una década, ya de menos esplendor, en 1980, con la explotación de Encasur, había mil operarios para cinco pozos. Para el director de la Escuela Politécnica de Belmez, José Ramón Jiménez, la reapertura de la explotación minera «generaría riqueza en el Valle del Guadiato, ya que podría proporcionar mucho trabajo entre técnicos y mano de obra». Debería de ser, en su opinión, «una minería sostenible y limpia», gracias a las nuevas tecnologías y daría solución también a la despoblación rural al fijar la población al territorio para evitar la llamada «España vaciada». Una de las causas por las que se produce la emigración en el Valle del Guadiato es la escasez de energía, según aprecia este profesor. «Muchos emprendedores en el Valle del Guadiato tienen que irse, desplazarse a otras zonas, porque carecen de la potencia necesaria para realizar sus actividades, no tienen energía suficiente. Hay muchas personas limitadas por la energía», sostiene. Además, comenta que, desde que dejó de funcionar la central térmica de Puente Nuevo, «no tenemos garantizado el suministro de energía que nos proporcionaba la central». Este profesor es partidario, ante cualquier crisis energética, de contar con recursos independientes y que se cree un plan de contingencia con iniciativas y proyectos.

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