Alcaracejos ha vivido este sábado la décimosexta Fiesta de la Matanza, en la que fue protagonista un cerdo ibérico de bellota, de unos 160 kilos, previamente sacrificado de forma privada, para llevar a cabo en la plaza junto a la residencia de mayores todo el proceso que desemboca en las ricas carnes que se extraen y aliñan y en los embutidos que se elaboran. La fiesta se recuperaba tras el parón por la pandemia provocada por el coronavirus.

Varias mujeres aliñan la carne que después se convertirá en embutido. VÍCTOR MERCHÁN

Como es ya una tradición, los hombres se encargaron, al llegar el cerdo, de pelarlo con las aulagas, que son ramas de un arbusto a las que se les prende fuego para después colgarlo y proceder al despiece.

Todo ello, con un gran ambiente y muchas personas como espectadores. El alcalde, José Luis Cabrera, señaló que habían llegado numerosos visitantes desde la provincia y subrayó la colaboración altruista de los vecinos.

Alcaracejos está muy vinculado con esta tradición gastronómica y la localidad cuenta con el Museo de la Matanza. Precisamente, en el entorno de este espacio tuvo lugar el aliñado de las carnes con las correspondientes especias para elaborar la morcilla, la morcilla de sangre, el chorizo o el salchichón, tarea llevada a cabo por las mujeres.

Proceso de picado de la carne antes de la elaboración de los embutidos. VÍCTOR MERCHÁN

Una veintena de puestos se dedicaron a la venta y una de las novedades fue la exhibición del chef, Carlos Fernández, del restaurante Karan Bistró de Pozoblanco, con innovadoras elaboraciones.

Hubo también un concurso de aceitunas aliñadas, degustación de migas y de cocido matancero, junto a una exposición de dulces. Por la tarde llegó el turno del baile con Danza Los Jarales y el grupo Alcaria y como colofón con la orquesta Gambayá.