Palma del Río sigue sumando importantes páginas a la historia, a la presencia romana en el Valle del Guadalquivir, a la industria alfarera y del aceite de oliva y ahora, al rol de la mujer en época romana. El arqueólogo Iván González Tobar, natural de Fuente Palmera, de la Universidad de Sevilla, ha participado en un congreso en Estados Unidos sobre cultura clásica grecorroomana, donde ha desvelado una nueva línea de trabajo sobre el alfar romano de ánforas de aceite situado en la isla de la Jurada.

Ahora junto a Silvia Braito, del Institut d’Estudis Catalans (Barcelona), han presentado en el congreso organizado por la Society of Classical Studies una vertiente de investigación desde la perspectiva de género en la producción de ánforas en la economía del aceite de oliva bético.

"Pensamos que se trata de un centro productor de ánforas cuya propietaria era una mujer de nombre Procula"

González señala que el interés del yacimiento es «que pensamos que se trata de un centro productor de ánforas, pero cuyo propietario era una mujer de nombre Procula y que esta, a su vez, parece estar delegando la gestión a otras mujeres».

Según los investigadores, la atenta lectura de las marcas de alfarero halladas revela que Procula era la propietaria del alfar de ánforas de Isla de la Jurada, pero muestran además que esta persona delegaba la gestión de los hornos a al menos cuatro mujeres, de cuyos nombres solo conocemos uno con seguridad, una tal Beronices, equivalente al actual Verónica.

El investigador señala que el rol de la mujer en el mundo económico romano está siendo desde hace unos años estudiando y que «en este yacimiento podría hallarse un modo de gestión exclusivamente femenino, en un contexto rural y alfarero de época romana, poco frecuente pero ejemplarizante». Desde esta perspectiva, González y Braito han impartido una conferencia sobre el papel de la mujer en la producción de ánforas romanas del Guadalquivir con el caso del yacimiento palmeño como «paradigmático, excepcional y único».

El arqueólogo recuerda que el yacimiento se llama Isla de la Jurada y se halla en la zona de la Jurada, en la margen derecha del río Guadalquivir. Fue objeto de estudio durante el programa franco-español Oleastro entre los años 2016 y 2020, financiado por el Ministerio de Cultura de Francia y con la colaboración de las Universidades de Córdoba y Sevilla.

En enero del 2018 un grupo de 15 estudiantes franceses y españoles desarrollaron una investigación en el yacimiento del alfar romano del Mohíno, situado a un kilómetro de distancia del de Isla de la Jurada, en la margen opuesta del río, donde, tras una excavación preventiva, se desvelaron 8 hornos y se presentó como «el alfar romano más grande del Valle del Guadalquivir».

El descubrimiento causó verdadero revuelo entre los vecinos de El Mohino

El descubrimiento causó verdadero revuelo en la población, los vecinos de El Mohíno comprobaban cómo llegaban curiosos a esta pedanía, hasta autobuses, y mostraban su asombro ante el descubrimiento en una tierra de labor donde habían trabajado y trabajan, aunque señalaban que «no hacía faltar escarbar mucho, aparecían restos de cerámicas, asas». También explicaban que los mayores hablaban de un tesoro enterrado. Una vecina contaba entonces que cuando era jovencilla encontró, con unas amigas, una cueva que describía como «una cueva grande, llena de tizne y de orzas», en alusión a las ánforas.

El sitio fue objeto de estudio durante el programa franco-español Oleastro entre el 2016 y el 2020

José Antonio Ruiz Almenara, alcalde en ese momento, señalaba la intención de seguir investigando el alfar romano. Y el colectivo Saxoférreo pedía garantizar la correcta conservación del hallazgo. Desde el Ayuntamiento se iniciaron conversaciones con la propiedad del terreno en la finalidad de ponerlo en valor.

En la sesión plenaria de julio del 2020 la alcaldesa, Esperanza Caro de la Barrera, informaba a la Corporación que el Ayuntamiento, dentro de sus planes presupuestarios, tenía la idea de comprar parte de estos terrenos. Añadía, sin embargo, que, tras conversaciones con la familia propietaria, «no existe decisión de vender por ahora», señalando que «el yacimiento está allí perfectamente protegido, porque una vez que se abrió como intervención arqueológica preventiva, se estudió y se protegió el yacimiento para garantizar su conservación».

Como afirmaban los vecinos de El Mohíno en enero del 2019, «hay un tesoro, no es una olla de monedas de oro, sino un gran tesoro cultural».