Decenas de personas están acudiendo al paraje de Los Cabecitas, en el término de Rute, donde se encuentra la encina milenaria, para comprobar el estado en que ha quedado este árbol monumental que este martes aparecía partido en dos. Todos coinciden en que se trata de una triste noticia, que en un principio quisieron atribuir a una inocentada del 28 de diciembre, pero no ha sido así, la encina milenaria se partido en dos desde su tronco, dejando en el suelo a la mitad de este enorme árbol.

Muchos ciclistas de la comarca han elegido la ruta de la encina milenaria para pasar a ver los daños. Reconocen que de los circuitos que realizan en mountain bike, este de la encina es uno de los clásicos, por lo que todos conocen el árbol desde hace años y la “impresión ahora es muy triste”, explica Juan Manuel Armero, que con otros compañeros del Club Ciclista La Relenga, de Lucena, se ha acercado. Precisamente en la prueba ciclista MTB que todos los años organizan eligen este tramo “porque es un árbol emblemático, que está muy cerca del término municipal de Lucena”, añade Armero. Mientras hacen algunas fotos llegan otros ciclistas, en este caso dos veteranos de Cabra, que han querido ver con sus propios ojos esta catástrofe medioambiental.

Desde el Ayuntamiento, el alcalde y presidente de Diputación, Antonio Ruiz, coincide en la tristeza que embarga a muchos vecinos por esta triste noticia. “Es un árbol por el que han pasado generaciones enteras de familias, que se visitaba con mucha frecuencia”, explica. “Hemos comunicado lo sucedido a la consejería de Medio Ambiente, para que realicen un estudio del estado en que se encuentra la encina”. También ha confirmado que técnicos del Centro Agropecuario de Diputación van a examinar el árbol. Antonio Ruiz recuerda que desde hace meses dos de sus grandes ramas contaban con unos soportes, que no han impedido que el árbol colapse y se parta en dos. Son los criterios técnicos los que ahora deben decidir cómo actuar con la parte que aun sigue en pie, incluso si la que ha caído aun tiene vida.

Los que visitan la encina milenaria manifiestan distintas opiniones, para unos es ley de vida, la encina tiene 500 años y su enorme peso ya le había provocado algunas fracturas. Mientras que otros visitantes, consideran que al igual que la consejería de Medio Ambiente seguía una estricta normativa con este árbol, podían haber colocado abrazaderas en el trono y ramas para alargar su vida. Antonio Aranda, que se ha criado en un cortijo cercano explica que “es una verdadera lástima, los mismos agricultores de la zona la cuidaban”. Recuerda sus paseos de niño, la recogida de bellotas de aquella época, hasta mil kilos se recogían cada temporada, que luego “se vendía en la plaza de abastos de Lucena”. Antonio Aranda piensa que se podía haber apuntalado las ramas que corrían más peligro y haber asegurado el tronco.

Antes de marcharse recoge algunas bellotas del suelo. De una encina que cubre unos 600 metros cuadrados, con una altura de 17,5 metros y cinco siglos de edad. La muerte de los árboles, puede durar décadas e incluso siglos. Nadie sabe la fortaleza que aun queda en pie en la encina milenaria de Rute, pero todos desean que aun le queden siglos.