La empresa Pastas Gallo se ha convertido en un testimonio vivo de la evolución social del país, cambiando en su momento la manera de disfrutar la pasta. Fue una de las marcas icónicas durante la década de los 80, formando parte de esa explosión creativa que visualizó la transformación de España y hoy está presente en 7 de cada 10 hogares, siendo conocida por el 98% de los españoles, lo que refleja que es una de las grandes marcas alimenticias del país.

Este año, la empresa cumple 75 años, de los que 63 lleva unida a Córdoba a través de la fábrica instalada en El Carpio desde 1958, por la que han pasado miles de trabajadores del municipio y pueblos de la comarca, y que aún hoy da empleo a 128 personas. Además, desde el 2017, la empresa instaló en El Carpio su sede social.

A primeros de este año 2021, Gallo tomaba otra decisión que afectaba a su planta de Córdoba, como era trasladar de su fábrica de Granollers (Barcelona) a su instalación de El Carpio la fabricación de pasta seca, tanto corta como larga, principal fortaleza de la empresa -con una cuota de mercado del 35%-, que en el 2019 fue adquirida por el grupo Proa Capital. Con este traslado, la sede cordobesa consolidaba su importancia dentro de la productora de pastas. De hecho, la fábrica de El Carpio es la más grande de las cuatro plantas que posee el grupo en España y una de las más importantes del país, con capacidad para moler unas 400 toneladas diarias de trigo en el proceso para convertirlo en pasta alimenticia. El año pasado realizaron en el complejo industrial CAR de la localidad un total de 48 actuaciones que supusieron 2,3 millones de euros, destacando la intensificación de las inversiones en la integración y digitalización plena de los procesos hacia un modelo de industria 4.0.

Las primeras empleadas. CÓRDOBA

Según informa Gallo, «las instalaciones de El Carpio cuentan con un parque de maquinaria moderno y con alta capacidad productiva (2,3 veces superior a la de Granollers)». Además, «su ubicación estratégica, en una de las zonas de mayor cultivo de trigo duro de España, permite añadir la ventaja competitiva de su proximidad a la materia prima, apostando por un sector económico estratégico en la región como es la agricultura del cereal, a la par que se trabaja codo a codo con cooperativas agrícolas para desarrollar una variedad de trigo propia de gran calidad». Los datos que aporta la firma señalan que el número de referencias que produce la planta de El Carpio son 600, con una producción en el 2020 de 95,5 millones de toneladas.

Empleo y tradición

La alcaldesa de El Carpio, Desirée Benavides, reconoce que Pastas Gallo «ha supuesto un referente, que nos sitúa en el mapa a un municipio pequeño, pues mucha gente conoce el pueblo por la fábrica». Insiste en que «por la importancia que tiene a nivel internacional, nos sitúa estratégicamente en el sistema agroalimentario». Para la regidora, esta empresa simboliza también «la estabilidad en el empleo», pues por ella han pasado generaciones de familias, de abuelos a nietos, que se han ido jubilando en ella tras años de trabajo. «Las relaciones con el Ayuntamiento son bastante buenas», admite Benavides, pues «nos reunimos asiduamente con ellos y a veces colaboran con nosotros y con entidades del pueblo en distintos patrocinios». Con el cambio de dirección de la empresa, de la familia Espona al grupo inversor Proa Capital, «en la cercanía no es lo mismo, porque nos estamos conociendo, pero las relaciones son buenas a nivel institucional», admite la alcaldesa. Explica que la mayoría de trabajadores de Pastas Gallo son de El Carpio, pero también da trabajo a empresas de la localidad que le suministran otros servicios complementarios, como limpieza, mecánica, etcétera.

Proceso de fabricación de los espaguetis. CÓRDOBA

Historia de Pastas Gallo

Si nos remontamos a sus orígenes, cabe señalar que Pastas Gallo surgió del sueño de un joven emprendedor, José Espona, quien en 1946 y con solo 20 años adquirió una fábrica de harinas en Rubí (Barcelona). En aquellas fechas, los fabricantes de pastas trabajaban exclusivamente con trigo blando, pero Espona abrió el camino al trigo duro en España, convenciendo a un gran número de agricultores para iniciar la plantación de esta nueva variedad y sembrando las semillas que, años después, harían únicos los productos de Pastas Gallo.

Espona construyó la primera semolería de España en 1956 y, en 1958, cuando apenas existía mercado para la pasta en España, compró un antiguo molino en El Carpio y lo convirtió en semolería, en fábrica de pastas, consiguiendo una producción de 60.000 kilos al día. Poco más de una década después, ya era posible encontrar Pastas Gallo en más de 100.000 puntos de venta en toda España. En los años setenta, Gallo introdujo las variedades de pasta compuesta y se consolidaba como marca líder en el mercado.

Visita del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. CÓRDOBA

Fue innovadora también la empresa en el ámbito publicitario. Cabe recordar a la gran actriz Sofía Loren, en 1988, convertida en la imagen de Gallo, en una campaña emitida por televisión. Ella «dio testimonio de la calidad y delicioso sabor de la pasta y demostró, además, que es una pasta que gusta a todos y que nunca falla», asegura la empresa. Después participaron también en los anuncios Carlos Herrera, Lydia Bosch, Ana Duato, Susana Griso y Pepe Rodríguez. «Todos ellos han aportado su granito de arena para conseguir que Gallo sea la quinta marca en notoriedad de España». Ya en el siglo XXI y tras el fallecimiento de su fundador, Pastas Gallo continúa el legado de José Espona, primando la diferenciación en el mercado.

Innovación y calidad

La innovación, la calidad y la apuesta constante por los nuevos retos forman parte del ADN de Gallo, y son muchos los ejemplos que así lo demuestran, como el lanzamiento de las nuevas pastas frescas, los productos refrigerados o la inauguración en el 2004 de una de las plantas de productos frescos más modernas de Europa, ubicada en Granollers (Barcelona).

Primeras máquinas de las que dispuso la fábrica. CÓRDOBA

Siguiendo esta misma dinámica, en los últimos años, Gallo ha continuado asumiendo nuevos desafíos, como el lanzamiento de toda una gama de productos sin gluten (2004); las nuevas variedades de pasta integral y una nueva gama de pasta clásica que se prepara en solo 3 minutos (2013). En el 2015, la fábrica de Esparraguera (Barcelona) se convirtió en la única del país en producir pasta sin gluten de forma exclusiva. Hoy en día, los productos de Pastas Gallo se consumen en más de 40 países diferentes. Cuenta con más de 90 referencias, entre pasta seca, fresca, salsas, harinas y variedades orientales Ta-Tung.

Otra de sus características es que apuesta por el acercamiento físico de las plantas de producción a las zonas de cultivo de trigo y por las ayudas a la innovación para el cultivo.

Además, el grupo ha logrado tender una red de comercialización con la que cubre todo el territorio nacional.