El Patio de Cristales del IES Aguilar y Eslava de Cabra acogió en la noche de este pasado viernes 17 de septiembre, la presentación del libro “Un topo en Cabra (1936-1942). Testimonio de sus hijos” que coordinado por el historiador y articulista de Diario CÓRDOBA, José Luis Casas y prologado por la egabrense Carmen Calvo, cuando todavía estaba al frente de la primera vicepresidencia del gobierno y de los ministerios de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, constituye la primera obra editada por el Ateneo Ciudadano de Cabra.

El acto, que reunió a un muy buen nutrido grupo de personas en este histórico centro educativo, contó aparte de los mencionados, con la presencia de Manuel Flores, presidente del Ateneo Ciudadano y de Juan Gaitán, presidente de la Federación de Ateneos de Andalucía, quiénes destacaron la publicación de esta obra por lo que significa de encuentro con la verdad, la justicia y la dignificación de las víctimas, en concreto con la familia Moral Valle.

Escondido en casa de un amigo

La obra, que recoge los testimonios de cinco de los diez hermanos, hijos de Francisco Moral Barranco y Antonia Valle Castro, da constancia de cómo al producirse el golpe de estado de 1936, el socialista egabrense Francisco Moral huyó de Cabra junto a un amigo, José Meléndez Ortega y tras ser descubiertos, consiguió esconderse y volver a su casa gracias a la ayuda de este último, el cual sería fusilado días después.

Seis años oculto en un agujero

En la casa, según testimonian los hijos, incluido Fernando Moral, presente en la presentación del libro, fue atendido por su familia de una herida de bala en el muslo y a partir de ese momento, viviría escondido lo largo del conflicto bélico en un agujero de no muy grandes dimensiones junto al fogarín de la cocina de su propio domicilio en la calle Norte, hasta los primeros años de la década de los 40 cuando por una enfermedad obligó a su esposa a llamar al médico y se descubrió que éste había estado escondido durante seis años, viviendo entonces sin problemas al no tener condena alguna de la justicia y poder rehacer sus vidas, emigrando a Cataluña.

Testimonios recogidos en la obra, algunos de ellos de gran dureza y con un relato muy difícil como expresó Carmen Calvo, deben de servir para “respetar a todas las víctimas, porque en una guerra, todas ellas son respetables y los únicos que no son respetables son quiénes las provocan y quiénes ejercen desde el odio personal la violencia contra los otros y por lo demás, todas las víctimas tienen que ser respetadas”.