El científico montillano Francisco José Jiménez Espejo, científico titular del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha participado en una «investigación clave» que acaba de publicarse en la prestigiosa revista en la que, por vez primera, se describe una etapa «esencial» en el inicio de las grandes glaciaciones, a la vez que se aventura cuál puede ser el futuro del planeta.

Jiménez Espejo participó en esta investigación como especialista en Geoquímica Inorgánica y en Propiedades Físicas durante una campaña marina a bordo del buque de investigación . Durante los meses de enero, febrero y marzo de 2016, el científico navegó entre la Isla Mauricio y Ciudad del Cabo, en Suráfrica, recogiendo testigos marinos profundos.

La contribución principal del especialista montillano a este estudio se ha centrado en identificar las variaciones geoquímicas asociadas a las épocas glaciares e interglaciares, lo que ha permitido «estimar, de forma más precisa, la edad de los sedimentos y su sensibilidad a los distintos cambios ambientales asociados a dichos períodos».

De este modo, el estudio publicado en , una revista científica que goza de una gran proyección internacional, analiza el modo en el que las pequeñas variaciones en la energía solar que llega hasta la Tierra pueden dar lugar a «dramáticos cambios» en el clima planetario.

Los investigadores que han participado en este estudio sostienen que cuando la órbita de la Tierra es la correcta, los icebergs de la Antártida comienzan a derretirse cada vez más lejos del continente helado, moviendo enormes volúmenes de agua dulce desde el océano Antártico hasta el Atlántico. «Este proceso provoca que el Antártico se vaya haciendo cada vez más salado, al contrario que el Atlántico, lo que afecta a la circulación oceánica global, secuestrando CO2 de la atmósfera y reduciendo el efecto invernadero, lo que representa los primeros pasos del comienzo de un período glacial en el planeta», indica Jiménez.

«El calentamiento oceánico puede hacer que las trayectorias y la forma en que se derriten los grandes icebergs cambien en el futuro, afectando no solo a las corrientes sino también al clima y a la validez de los modelos que se usan para predecir sus variaciones», explicó el científico.