La retirada de la cruz de los caídos situada hasta el martes junto a la iglesia del convento de las Descalzas de Aguilar de la Frontera ha provocado esta semana una intenso debate con derivadas sociales, políticas, religiosas e incluso judiciales. El Ayuntamiento de Aguilar no ha empleado el argumento de la memoria histórica para retirar este símbolo a pesar de que su construcción data de 1939 y fue un homenaje «a los caídos por España», si no que ha recurrido a su potestad como administración para reordenar el espacio público y se ha apoyado en un informe de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía que advertía de que la cruz restaba visibilidad al convento, catalogado como Bien de Interés Cultural.

En la provincia de Córdoba siguen en pie algunas cruces levantadas durante la guerra civil o en la dictadura, así como algunos monumentos y placas por los «caídos por Dios y por España». La mayor parte se colocaron en el exterior de las iglesias, en sus fachadas o en monolitos construidos en sus inmediaciones. Solían contener un listado de nombres de los muertos del pueblo del bando nacional y podía incluir un «¡Presentes!» con ecos a José Antonio Primo de Rivera. Durante los años de la transición muchos pueblos trasladaron los monumentos a los camposantos, como ocurrió en Lucena con la cruz de los caídos que ahora está en el cementerio Virgen de Araceli, y otros eliminaron de las cruces las reminiscencias franquistas (como ocurrió en la iglesia de la Asunción de El Carpio o en Espejo). Otros lo han hecho más tarde, espoleados por las leyes de memoria histórica. Así a lo largo de estos años se ha llevado a cabo un maquillaje o la ocultación de escudos con el águila o con el yugo y las flechas de muchos de esos iconos y la eliminación de alusiones a los caídos por España, tanto en cruces como en edificios públicos, como es el caso de la oficina de Correos de Cruz Conde en la capital.

De este modo, en Córdoba sigue habiendo cruces levantadas por la dictadura como símbolo político además de religioso, pero exentas ya de simbología franquista como es el caso de la cruz de la Subdelegación de Gobierno en Córdoba, en la avenida Vallellano, que pese a ello sigue suscitando debate en algunos sectores que siguen exigiendo su retirada. En Montilla, por ejemplo, se retiró en enero del 2014 la placa en memoria de los combatientes del bando nacional fallecidos durante la guerra civil que lucía la cruz del Llanete de San Agustín.

Pero en la provincia sigue habiendo también algunas cruces y monumentos que mantienen toda la parafernalia franquista, sin que 40 años de democracia hayan supuesto cambio alguno. Además de éstas, hay cruces sin más pretensión que la religiosa, aunque en algunos momentos han sido objeto de debate por creerse erróneamente que eran fascistas, como la que se exhibe en el Peñón de Peñarroya-Pueblonuevo, que regaló un vecino a la localidad, o la que se construyó en 1962 en Pozoblanco, siendo alcalde Luis García Tirado, con el fin de representar «la unidad de todos los vecinos del municipio» (de ahí su nombre) divididos durante la guerra civil.

Aguilar: Momento de la retirada de la cruz de la polémica.

El termino «cruz» no aparece en ninguna de las dos leyes memorialistas aprobadas (ni en la de Zapatero ni en la andaluza) y tampoco se incluye en el anteproyecto de ley que redacta el actual Ejecutivo. Por contra se habla de la obligación de eliminar memoriales o símbolos que supongan un menosprecio a la dignidad de las víctimas o la exaltación de los valores de la dictadura. Quedan excluidos de estas medidas aquellos iconos en los que concurran valores artísticos, arquitectónicos o artístico-religiosos. El debate está servido.

Belalcázar

En la carretera entre Hinojosa y Belalcázar, un monolito situado cerca del asfalto recuerda el fusilamiento de 17 personas de Belmez, «que aquí dieron su vida por Dios y por España». Es conocida como la cruz de la media legua, porque es la distancia a la que se sitúa de ambos municipios cordobeses. En el cementerio de Belalcázar hay otro monolito que recuerda también a los fusilados de la localidad cordobesa.

Entre Belalcázar e Hinojosa: Se conoce como la cruz de la media legua.

Pedroche

En Pedroche continúa habiendo en la fachada lateral de la parroquia de El Salvador una placa con referencia a 101 nombres caídos «por Dios y por España» en la fecha del 26 de julio de 1936». Durante la transición hubo un intento de derribarla «con nocturnidad y alevosía», pero después ninguna corporación ha mostrado su intención de retirarla. En el cementerio se levantó un monolito en recuerdo de los muertos de ambos bandos.

Dos Torres

En Dos Torres un monolito con una cruz se levanta junto a la puerta lateral de la parroquia de la Asunción, frente al conjunto histórico de la plaza de la Villa. El conjunto está catalogado Bien de Interés Cultural y está protegido. En la placa se lee «Señor, glorifica a los que cayeron por tu honor y la grandeza de España».

Espejo

En la localidad hay dos cruces. Una de ellas es conocida como la cruz de Las Calleras, que data de principios del siglo XX. Durante un tiempo exhibió una inscripción que recordaba a los caídos, pero el primer ayuntamiento democrático, del PCE, eliminó la simbología franquista conservando la cruz. La segunda, se encuentra en la puerta de la iglesia y también carece de inscripción alguna.

Priego

En Priego se eliminó el escudo preconstitucional que había en el Corazón de Jesús y se mantiene la cruz, también en honor a los caídos, ubicada en la Fuente del Rey, aunque en un lugar poco visible y sin ninguna leyenda.

Priego: La cruz de esta localidad no está muy visible.

El Carpio

En los 80 se quitó la referencia que incluía la cruz de la iglesia de la Asunción. En un principio se sustituyó por un texto « en memoria de todos los que murieron por una España mejor». En la actualidad no hay texto ninguno.

Peñarroya

Peñarroya-Pueblonuevo, sobre la cruz del emblemático Peñón se demostró en el año 2014, gracias a un familiar de la persona que la regaló al pueblo, que no se trataba de un signo franquista, sino el regalo de un vecino a la localidad. Sí quedaba la calle General Primo de Rivera, que fue sustituida ya por el nombre de Peñas Rojas.

Últimos gestos

En los últimos años localidades como Cabra han eliminado algunos vestigios del pasado sustituyendo el nombre del colegio Ángel Cruz Rueda (alcalde franquista durante la Guerra Civil y jefe provincial de la Comisión de Depuración Provincial del Profesorado tras la guerra) por el de la primera periodista española Carmen de Burgos. En Fuente Palmera, el pasado mes de diciembre, se retiró de la calle Tejar, una placa franquista que lucía en la fachada de una vivienda particular que recordaba la visita de José Antonio Primo de Rivera, a la colonia el 12 de mayo de 1935. Este proceso ha sido llevado a cabo a instancias del Ayuntamiento y fue aprobado por el Pleno. La familia no puso ninguna objeción y procedió a la retirada de la losa.

Córdoba: La cruz de la Subdelegación, en Vallellano.

En otros sitios, como Baena, no se ha hecho nada respecto a este tema, pese a quedar pendiente desde el anterior mandato el cambio de calles como General Morales, un militar natural de la localidad que colaboró con la sublevación militar del 18 de julio de 1936 en Lucena.