"Aun sabiéndote inocente, debo condenarte a la pena capital porque todos somos cómplices de la indiferencia hacia tu amor, esclavos de tu misericordia, herederos salvados por el precio de tu sangre, ignorantes del prójimo, tibios en ejecutar tus mandatos, dudosos a la hora de creer en ti, fugitivos de tu corazón que ama sin pedir nada salvo que le abramos la puerta de nuestra vida y de nuestra alma". Con esas palabras ante el Ecce Homo, Eduardo Torres-Dulce daba por concluida su Sentencia Romana a Jesús, un acto que está a punto de cumplir sus bodas de plata y que ha contado con oradores de la talla de Teresa Palacios, magistrada de la Audiencia Nacional, o Fernando Santos Urbaneja, fiscal de la Audiencia Provincial de Córdoba. En el 2004 el sentenciador fue Miguel Angel Moratinos, exministro de Asuntos Exteriores.