El concejal delegado de Urbanismo de Lucena, Francisco Algar, ha informado que el Ayuntamiento no tiene constancia oficial acerca de ningún proyecto para llevar a cabo la construcción de una nueva residencia en los terrenos de la huerta del Valle.

De esta forma se ha referido a la noticia, adelantada por este periódico, acerca del cierre de las instalaciones de la actual residencia del Valle, así como del traslado de sus trabajadores y residentes a otro centro, denominado Cerro del Pajarillo y situado en la localidad de Espiel, posiblemente en el transcurso de esta misma semana.

Hay que tener en cuenta que en esta misma información se destacaba la existencia del mencionado proyecto para levantar un nuevo centro asistencial en los terrenos del solar de la antigua huerta del Valle. Cabe destacar que todo este conjunto estuvo regentado primero por la Asociación Siloé, que estaba al frente del Hogar Jesús Abandonado, y después ha pasado a la Fundación Cortés Curado y su Residencia del Valle. Algar ha insistido en todo momento en que los suelos donde se ubica la actual residencia del Valle tienen un nivel de protección estructural, por lo que por parte de la Gerencia de Urbanismo y del Ayuntamiento habrá que ver si puede construir o no un nuevo centro en este lugar.

El vicepresidente de la Gerencia ha subrayado que por parte de los técnicos de esta entidad se tendrá que analizar con todo detalle este tema, ya que la mencionada protección hace compleja cualquier segregación, razón por la que ver la forma en que se puede llevar a cabo la mencionada actuación.

Francisco Algar ha puedto de manifiesto asimismo el hecho de que los terrenos de la huerta de la residencia del Valle, al margen de su privilegiada situación y protección se encuentran en la actualidad en pleno corazón de una zona residencial, por lo que cualquier actuación habrá de compatibilizarse con el resto de las áreas libres.

La residencia del Valle fue puesta en marcha hace unas tres décadas por parte de Prudencio Uzar Cabrera, persona fallecida hace unos años que dedicó su vida a la asistencia a las personas sin recursos.

Por ello, este centro ofreció desde su creación un techo a quienes carecían de todo, dando respuesta a su propia nomenclatura, que no era otra que la de Hogar Jesús Abandonado. Prudencio Uzar logró la colaboración de particulares e instituciones para ir mejorando las instalaciones de un edificio que encontró prácticamente derruido.

Tras su desaparición, el centro emprendió una nueva etapa, destacando en todo momento por la calidad de atención a las personas que residen en el mismo.

Tanto ellos como los trabajadores de la residencia han destacado su voluntad de volver, dentro de 18 meses, a este mismo lugar una vez que finalicen las obras de construcción del nuevo centro, de lo que va a encargarse al parecer la empresa "Vitalia".

Finalmente cabe destacar que actualmente unas 40 personas en el centro, el 20% de los cuales solamente perciben pensiones no contributivas.