Sucesos

Diez crímenes sin respuesta en la memoria de Córdoba

Una decena de familias vive la agonía del silencio y la injusticia que, con el tiempo, carcomen los casos sin resolver de cordobeses que fueron asesinados por unos autores que siguen, de momento, en libertad

De los sucesos más antiguos, transcurren ya más de tres décadas

Varias personas se concentran por la joven Soledad Donoso, asesinada en 1992.

Varias personas se concentran por la joven Soledad Donoso, asesinada en 1992. / CÓRDOBA

Manuel Á. Larrea

Manuel Á. Larrea

Todos los crímenes no son iguales. En 32 años, diez casos han conmocionado a Córdoba con especial turbación porque todos ellos tienen algo en común: siguen sin estar resueltos a día de hoy. De algunos hace apenas dos o tres años. De los más antiguos y dolorosos, porque el tiempo hace mella, transcurren ya más de tres décadas sin respuestas.

Soledad Donoso. Quien lea este nombre quizás recuerde aquella tímida sonrisa que, en las fotografías extendidas por la familia y los cordobeses que se unieron para pedir justicia, muestra el rostro de la joven Sole. Tenía 18 años cuando su cuerpo fue hallado sin vida junto al río Guadalquivir, cerca de El Arenal, 14 días después de que desapareciera. Soledad desapareció el 28 de septiembre de 1992. La familia pidió la colaboración ciudadana para localizar al propietario de un coche rojo, marca Volkswagen Golf GTI del año 1991, en el que supuestamente se montó la joven momentos antes de que se le perdiera el rastro.

La trágica muerte de Soledad sumió a la familia Donoso en una encarnecida lucha contra el tiempo y el silencio. Un hombre fue investigado, entró y salió de prisión. La persistencia de la familia logró que el caso no se perdiera y la justicia lo reabriera en más de una ocasión. Se practicaron decenas de diligencias, se exhumó el cadáver y los nuevos exámenes determinaron que murió a consecuencia de varios golpes con un objeto contundente. Un hombre fue imputado en 2013: la conocía, mantenía una relación con ella, pero nada tuvo que ver con su muerte, declaró ante la jueza, según la abogada de la familia.

El coche que se buscaba llegó a aparecer, pero la juez consideró que se trataban de «meras especulaciones». La familia no se ha rendido nunca y, en 2019, consiguió que se realizaran nuevas pruebas de ADN a un jersey y a un mechero hallados cerca del cadáver, para cotejarlas con el ADN del sospechoso. No fue suficiente. Actualmente, el caso está sobreseído a expensas de que surja alguna prueba, pero «nadie está trabajando», cuenta su hermana María del Mar. «Ahora mismo no sabemos cuanto tiempo real queda para cerrarlo del todo… no tienes apoyo de la justicia, de nadie», lamenta.

Una semana fue el tiempo que tardaron en encontrar el cuerpo de Casterina Carrillo. Su bicicleta apareció el 19 de julio de 1995 en un camino junto al río Genil, en Puente Genil. Tras una semana de búsqueda, unos agricultores hallaron el cadáver de Casta, de 31 años, en un olivar. Presentaba signos de violencia, como sangre por una herida en la cabeza y evidencias de haber sido víctima de una agresión sexual: de la ropa, solo le quedó una zapatilla, tenía arañazos en la espalda, el cuerpo encogido de costado y la cara levemente levantada. La Guardia Civil terminó determinando ese punto.

Los padres de Casta Carrillo sostienen un retrato de su hija.

Los padres de Casta Carrillo sostienen un retrato de su hija. / CÓRDOBA

Días después de la tragedia, se produjeron varias detenciones que resultaron poco concluyentes. No había pruebas contundentes. Los problemas de la investigación inicial, como la contaminación del escenario del crimen, tampoco ayudaron.

En 2003, la aparición de un testigo da esperanza a la familia: afirmaba haber visto a cuatro jóvenes que iban de Lucena a Écija a comprar droga y se encontraron con Casta, a la que supuestamente habrían obligado a subir a un coche. Esa pista no condujo a nada y, en 2008, el caso fue archivado. Una dolorosa evidencia quedó de uno de los análisis practicados al cuerpo de la joven: dos hombres dejaron su rastro genético.

Masiva concentración en Puente Genil para pedir justicia para Casta Carrillo.

Masiva concentración en Puente Genil para pedir justicia para Casta Carrillo. / CÓRDOBA

Los casos más antiguos

Estos, junto al caso de Rafael Ballester, son los casos sin resolver más antiguos de los que se tiene constancia en Córdoba. El de Ballester, conocido como el Chanquete, reunió el pasado 9 de abril a varios bujalanceños, convocados por la Sociedad Gitana Española en una manifestación ante el Ayuntamiento para pedir la reapertura.

Ballester fue encontrado muerto en la madrugada del 1 de febrero de 1992 en una calle del pueblo, con signos de violencia. Concretamente, golpes en la cabeza y un corte a la altura del cuello. La Sociedad Gitana lamentó, en el acto mencionado, que las autoridades competentes «no actuaron con la diligencia necesaria para esclarecer los hechos». Y aprovecharon la ocasión para informar de que «próximamente, un abogado contratado por la familia presentará diversos escritos, pruebas y declaraciones que arrojarán luz a este caso, que seguro cambiará por completo la cara de este asunto y que obligará a la Fiscalía y al juzgado a reabrir la causa y llevar a cabo una profunda investigación».

Hallados en sus viviendas

El siglo comenzó con una tragedia en pleno centro de Córdoba. Los primeros titulares de aquel 21 de julio: Muere un hombre en el incendio de una vivienda en Vallellano. El fuego intentó enmascarar una puñalada en el costado y un golpe en la cabeza que presentaba el cuerpo, hallado en una cama, del abogado Eduardo Paniagua, de 42 años, hijo de un conocido fiscal. Nunca se dio con el responsable de tales hechos.

Tampoco se concluyó quién acabó con la vida del conocido guitarrista Luis Carrasco en Montilla cinco años más tarde. El 22 de febrero de 2005 encontraron el cuerpo del artista semidesnudo y atado a la cama de su casa. La autopsia reveló que murió estrangulado y que pudieron haber participado varias personas. También se recoge que sufrió una agresión previa. Dos jóvenes fueron detenidos, el primero en 2009 y otro en 2013, pero ninguna prueba confirmó la autoría de ninguno.

Traslado del cadáver de Eduardo Paniagua, el 21 de julio del año 2000.

Traslado del cadáver de Eduardo Paniagua, el 21 de julio del año 2000. / SÁNCHEZ MORENO

En su vivienda, también en la cama, encontraron a Antonio Chacón el 13 de marzo de 2009, cuando el empresario lucentino tenía 85 años edad. El empresario del mármol fue hallado con un calcetín en la boca, medio cuerpo fuera y el colchón empapado de sangre. Aunque se apuntó a que murió por asfixia, no se descarta que recibiera un golpe previo.

Chacón tenía joyas y dinero, por lo que cogió fuerza la hipótesis del robo. Sin embargo, se descartó porque la caja fuerte no fue forzada. Junto a la cama aparecieron dos dedos de un guante, pero pocas pruebas más trascendieron.

En una casa familiar de campo de Palma del Río, se descubrió el 21 de diciembre de 2012 el cadáver de Miguel Rodríguez, con casi una veintena de puñaladas, un golpe en la cabeza y el cuerpo medio calcinado. Una muerte violenta que sentó al padre del joven en el banquillo de los acusados en noviembre de 2023. El jurado lo declaró no culpable, pero también descartó el suicidio, que era la otra hipótesis que se barajaba. Los forenses que participaron tuvieron conclusiones divergentes y la Guardia Civil, en un primer momento, apuntó al suicidio. Sin embargo, la familia materna movió el caso hasta el juicio, que desveló un trasfondo de esoterismo y salud mental en torno a Miguel y su padre. A día de hoy, no se ha determinado qué le sucedió al joven.

Concentración por Miguel Rodríguez en la localidad de Palma del Río.

Concentración por Miguel Rodríguez en la localidad de Palma del Río. / CÓRDOBA

Agredidos en la calle

Quien no pudo volver a su casa fue Eugenio V.D. Se encontraba en un bar viendo un partido de fútbol en noviembre de 2012, en la plaza de El Chimeneón de Córdoba. Salió a llamar la atención a varios jóvenes que lanzaban naranjas contra el establecimiento y recibió una agresión que le hizo caer y golpearse contra el suelo. Murió días después en el hospital. Los jóvenes huyeron, como relató un testigo, empleado del bar. Un joven fue detenido a finales de 2013 por un altercado similar, pero no fue reconocido y negó su implicación.

Se desconoce también quién agredió brutalmente hasta la muerte a Alfonso Copado el 27 de enero de 2021., cuando fue encontrado irreconocible en un camino de Villaviciosa de Córdoba. Tenía 55 años, una discapacidad intelectual y era una persona muy querida en el pueblo. La brutalidad empleada conmocionó a la localidad y los familiares, desde el primer momento, pidieron la colaboración de la ciudadanía.

El nieto de Antonio Chacón muestra una fotografía de familia.

El nieto de Antonio Chacón muestra una fotografía de familia. / CÓRDOBA

También se movilizó Cerro Muriano para pedir justicia por Amador Ortiz en abril de 2022. Fue atropellado y abandonado cuando volvía de la Feria de la Montería en la madrugada del día 24, hace ya dos años. Junto al cadáver, al lado de un paso de peatones, aparecieron restos de plástico negro, presumiblemente del vehículo no identificado hasta la fecha.

Un clavo ardiendo

María del Mar Donoso, hermana de Soledad, escribe públicamente cada 30 de abril y cada 28 de septiembre. El primer día, por el cumpleaños de Sole, quien tendría 50 años. El otro, por la tragedia. Sus palabras describen el sentir de una familia que vive la agonía de la injusticia: «Quieres y no quieres resignarte, sabes que esto no va a llegar a buen puerto, pero no quieres tirar la toalla en ningún momento», cuenta a Diario CÓRDOBA. Tras 32 años sin esclarecerse el crimen de su hermana, no pueden dejar se sentirse «impotentes». «Van pasando los años y cada vez las puertas se cierran más, es como agarrarse a un clavo ardiendo» lamenta.

En las letras encuentra cierto desahogo para el recuerdo de aquella chica, su hermana, que con 18 años salió a trabajar y jamás regresó. «Es un dolor que se carga» y recalca que, por desgracia, «le puede pasar a cualquiera».

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