28 de febrero | El estado actual del andalucismo

El estado actual del andalucismo: «Al movimiento lo fagocitaron una serie de partidos haciéndolo propio»

Lola de Toro y Antonio Manuel Rodríguez.

Lola de Toro y Antonio Manuel Rodríguez. / CÓRDOBA

Noelia Santos

Noelia Santos

Los intentos por tener una voz propia andalucista en Madrid no terminan de cuajar, como tampoco lo hace la defensa férrea de Andalucía más allá de Despeñaperros a través de agentes más centralistas. Sí se percibe, durante los últimos años, el resurgir de un sentimiento andalucista que llevan por bandera, sobre todo, los más jóvenes de la comunidad. En el ámbito cultural, lo andaluz inunda la escena y lo hace sobrepasando sus ocho provincias. Lo que está claro es que ese sentir folclórico, entendido como algo totalmente positivo, no tiene un espejo en el que reflejarse en otros ámbitos. Andalucía sigue arrastrando problemas de desempleo y niveles de pobreza que no solo se solucionan en la capital de España, sino que precisan de un trabajo de puertas para adentro

Hablamos como dos referentes del andalucismo cordobés como son Antonio Manuel Rodríguez y Lola de Toro para que aporten su visión del movimiento de cara al 28F.

Antonio Manuel Rodríguez: «Debe haber una apuesta por ver la realidad con gafas ‘verdiblancas’»

Antonio Manuel Rodríguez, o Antonio Manuel a secas, lleva toda su vida compaginando la docencia (es profesor de Derecho en la UCO) con el activismo andalucista, del que es referente.

  • ¿En qué momento se encuentra el andalucismo? 
  • Es una ideología a la misma altura que el ecologismo o el feminismo, en este caso, anclada en la reivindicación popular y en la corrección de unas desigualdades que no se han resuelto con el ejercicio de la autonomía actual. En Andalucía es donde menos se invierte en sanidad o educación y donde más pobreza tenemos. Ante esto, me pregunto si los partidos centralistas han estado alguna vez con nosotros y la realidad es que no. El problema que tenemos que plantearnos es si el andalucismo debe quedarse en una reivindicación estética y tenemos que acordarnos de él cada 28 de febrero y cada 4 de diciembre, o si lo que debe haber es una apuesta decidida por empezar a ver la realidad con unas gafas verdiblancas que nos hagan entender que padecemos unos problemas específicos. Para eso hace falta un arma política e ideológica que es el andalucismo.
Antonio Manuel Rodríguez, sobre el andalucismo

Víctor Castro

  • Pero esa arma política no termina de cuajar
  • El andalucismo es una reivindicación netamente de clase, sin conciencia de clase no hay andalucismo. Ese valor ha sido prostituido con simplemente envolverse en una bandera verdiblanca. Andalucía ha quedado anestesiada como pueblo y ha entregado su soberanía a partidos que se han aprovechado para que sea un semillero de votos para Madrid. Todos han querido ser andalucistas, pero ninguno ha ejercido como tal. Es necesaria la reactivación de la conciencia andaluza, el surgimiento de Adelante Andalucía como partido propio debe ser un acicate para que nos demos cuenta de que puede haber una herramienta para que el andalucismo sea una ideología en lo social o en lo económico, y no excluyente. Creo que el andalucismo está completamente en auge, sobre todo cultural y abanderado por jóvenes, pero hace falta una herramienta política y orgánica que lo encauce.

«El andalucismo es una reivindicación de clase, sin conciencia de clase no existe»


  • ¿Nota ese auge andalucista también en la derecha? 
  • Cuando se queda un espacio vacío, lo que hace la política es ocuparlo. Durante muchísimos años, el PSOE ha ocupado un espacio simbólico, que no real, de izquierda andaluza. Pero muy pronto abjuró del autonomismo y del nacionalismo andaluz. Eso se hizo tanto con la complicidad de la izquierda centralista, es decir, de IU, como del Partido Andalucista, que renunció a la izquierda, y todo ese espacio se quedó vacío. No se puede olvidar que Susana Díaz apoyó la investidura de Rajoy y rompió el pacto con IU para irse con Cs, es decir, que desocupó el espacio de la izquierda y el de Andalucía. El espacio de la izquierda, obviamente, no lo va a ocupar el PP, pero el de Andalucía, al día siguiente. Esto ha sido un error histórico del PSOE que va a costar décadas restaurar. El PP ha ocupado un espacio en el que dice «soy español y no tengo que demostrarlo porque soy el PP», pero también dice «soy andaluz y esto me permite confrontar con el Gobierno centralista y me permite ocupar voto que antes estaba representado por el PSOE». En las últimas elecciones, Moreno Bonilla levantaba banderas de Andalucía mientras el PSOE levantaba banderas de su partido. El PP está usando el andalucismo como herramienta para prostituir lo que verdaderamente significa eso, que va mucho más allá de sentirse andaluz. 
  • ¿Entonces un partido andalucista es realmente la única solución? 
  • A los hechos me remito. La investidura del PSOE ahora y en la anterior legislatura fue posible gracias a la periferia. Se nos olvida que si se está gobernando ahora es gracias al BNG o a Esquerra y Andalucía no tuvo una voz para poder negociar. No se pactan medidas concretas para Andalucía en Madrid, pero aquí tampoco.
  • En esas diferencias con el resto de comunidades históricas imagino que entra en juego que somos más pobres, pero eso no se cambia solo en Madrid, y no sé si también tiene que ver articularse en torno a un idioma propio. 
  • Es obvio que se tiene que cambiar aquí, eso fue lo que movilizó a Andalucía en la década de los 70. Se salió a pedir autonomía y libertad y era el pueblo más pobre, consciente de sus problemas. En cuanto al idioma, cada vez que se meten con los andaluces por nuestra forma de hablar, Andalucía se enfada. La bandera de Andalucía se llama arbonaida y no aparece en el diccionario, a nadie se le pasaría por la cabeza que no estuvieran ikurriña o señera. Cuando a ti te enseñaron a hablar, todavía no sabías escribir y cuando te empezaron a enseñar a escribir resulta que lo que escribías no se correspondía con lo que estabas hablando. Que el andaluz no esté estandarizado no significa que no sea una lengua materna.

  • ¿Cree que todo lo que reclama el andalucismo se conseguirá? 
  • A alguien le interesa que esto ocurra. ¿A quién le interesa que haya un estado desequilibrado? Las desigualdades no son solo de Andalucía hacia fuera, sino sobre todo hacia dentro. Estoy convencido de que es necesaria una fuerza política propia, pero sobre todo una conciencia política propia. El ecologismo, por ejemplo, coge fuerza cuando tomamos conciencia de que con un desarrollo insostenible acabamos con el planeta. El problema del andalucismo es que el pueblo no ha tomado conciencia de que precisa de un poder propio para solucionar sus problemas porque sus problemas son distintos a los del resto del Estado. Si te homogenizas con Madrid, solo consumes noticias de Madrid, te preocupa mucho más lo que dice Ayuso y el pueblo sale contra la amnistía en Cataluña, pero no se manifiesta porque tengamos barrios desfavorecidos, el problema lo tenemos nosotros. En Andalucía el problema no es que tengamos un millón de parados, sino que tenemos ocho millones de quietos. 

Lola de Toro: «El andalucismo lo fagocitaron una serie de partidos haciéndolo propio»


La abogada Lola de Toro fue candidata a la Alcaldía de Córdoba en las municipales de 2015 encabezando la lista del ya desaparecido Partido Andalucista. Entona el mea culpa cuando analiza la historia de la formación y la debacle que llegó hace ahora nueve años. Analiza, además, si ese navegar entre la izquierda y la derecha, esa indefinición política, fue la causa de la desaparición.

  • ¿En qué momento se encuentra el andalucismo?
  • El andalucismo es un sentimiento por encima de una ideología y, por lo tanto, debe primar por encima de cualquier ideología. Andalucía necesita una asistencia, principalmente económica, y la izquierda y la derecha deben sentarse si quieren presionar en el Gobierno central. Ha llegado un momento en el que el andalucismo se ha convertido en una necesidad. Todas las autonomías de peso tienen capacidad de presionar, nosotros no. Nosotros, solo por peso poblacional, somos importantísimos. Y eso no lo hemos sabido canalizar.
  • ¿Por qué no hemos sabido hacerlo?
  • En el primer estatuto de autonomía hubo partidos, en concreto, UDC y Alianza Popular, con muchos coletazos aun del franquismo, que lanzaron un mensaje convirtiendo el andalucismo en algo propio de los partidos de izquierdas. Aquí quien tiene capacidad de presionar es quien tiene capacidad económica; el que depende de que le den dinero, no puede exigir nada. Y ahí están el País Vasco o Cataluña, territorios donde quien ha pedido y exigido no era precisamente de izquierdas, sino de la burguesía. Sería recomendable que hubiera en Andalucía partidos nacionalistas de izquierdas y derechas y que estén llamados a entenderse.

«En el País Vasco o Cataluña quien ha pedido y exigido no ha sido precisamente la izquierda»

  • Aunque eso fuera lo ideal, ni siquiera hemos sabido mantener o hacer triunfar un único partido andalucista. No sé si viene la solución de la mano de los partidos tradicionales.
  • Esos partidos están compuestos por mucha gente de raíz andaluza, pero nos vamos a Madrid y nos olvidamos de nuestras necesidades. Están sometidos a una disciplina de partido, por mucho que quieran hacer el bien por su tierra. El partido tiene que ser, por lo tanto, netamente andaluz, nos vamos a Madrid y hablamos andaluz, sin entrar en el juego de hacer concesiones para otras comunidades por el hecho de mantenernos en el poder.
  • ¿Y cómo se hace eso? Aún no se ha conseguido.
  • Yo siempre entendí que el andalucismo lo fagocitaron una serie de partidos haciéndolo propio. El PSOE en su momento se sabía que tenía aquí su feudo y el PP ha hecho una serie de concesiones a la ideología andalucista, como ha sido reconocer el 4 de diciembre como el Día de la Bandera. Para mucha gente son gestos sin importancia, pero la tienen porque meten poco a poco ese sentimiento andaluz en la gente.

Lola de Toro y su visión del andalucismo

Víctor Castro

  • Esa concesión del PP en cuanto al 4D y los mensajes andalucistas que hemos escuchado en políticos de esa derecha a muchos les suenan a aprovecharse de los espacios vacíos.
  • La sospecha sobrevuela, pero hay muchos políticos que en su día estaban en el PA y ahora están en el PP y me consta que, algunos, tienen sentimiento andaluz. En cuanto al 4D, si lo hacen para apropiarse de algo, al menos se está haciendo un reconocimiento de algo que los andalucistas hemos reclamado desde hace años. El hecho de que haya un reconocimiento y que eso permita que gente que hasta ahora veía el andalucismo como un enemigo, lo reviste de cierto halo de buenismo, bienvenido sea, lo haga PP, IU o Adelante Andalucía. Se trata de generar ese sentimiento, de hacer comprender a los andaluces que como no nos movamos, nos comen por sopas. Se trata de saber que contribuimos al mantenimiento del Estado español, y mucho, y el hecho de que se nos haga un reconocimiento no va a desmembrar nada, que se nos quite de la cabeza.

«Si entrar en política supone renunciar a mi indefinición, la política no está hecha para mí»

  • ¿Por qué cree que el PA no consiguió todo esto?
  • Porque no ha tenido ningún candidato que haya merecido la pena ni haya sido capaz de atraer la credibilidad del votante, y me incluyo. Hemos puesto todo nuestro interés, cada uno a su manera de entender el andalucismo, unos más desde la izquierda y otros desde la derecha. Pero no hemos tenido carisma. Tendría que haber llegado alguien con credibilidad para que el pueblo andaluz dijera «merece la pena y tiene un plus sobre el resto de candidatos, le doy mi voto de confianza». Creo que el error no es del partido ni de la ideología, sino de los candidatos que no hemos sabido transmitir el mensaje.
  • ¿Pero esa indefinición ideológica no es contraria a la naturaleza de un partido?
  • Mi fallo fue ese, mi indefinición, pero yo estoy orgullosa de eso. En un momento dado, esa indefinición me hace que, si tengo que apoyar a un trabajador, lo apoye, y eso se considera de izquierdas. Y si tengo que apoyar a una empresa que van a cerrar de manera injusta, dando lugar con su cierre que vaya gente a la calle, voy a apoyarla, me llamen de derechas o cómo me quieran llamar. Mi indefinición se da todas las mañanas en un juzgado. Si entrar en política supone renunciar a esa indefinición, la política no está hecha para mí y ese fue el motivo por el que me retiré. Nadie me va a imponer en lo que debo o no debo creer.
  • ¿Cabría la posibilidad de que si existiera un proyecto político que casara con todo eso que cuenta volviera a la primera línea de la política?
  • Me gustaría que en Andalucía pasara como en los nacionalismos históricos, que hubiera un andalucismo de derechas y otro de izquierdas. Pero creo que, aunque lo hubiera, me echarían de los dos. No tengo el mensaje ni para uno ni para otro, ni soy afín a un lado ni a otro. Los extremos me repelen, así como los partidos que aprovechan para crear enfrentamientos entre la población creando caldos de cultivos para seguir comiendo ellos de la sopa boba.

Suscríbete para seguir leyendo