El mejor aceite virgen extra se acerca al gran público en Las Tendillas

El primer Festival del Aceite Córdoba Virgen Extra acerca este producto al gran público desde este viernes en la plaza de Las Tendillas de Córdoba. El evento fue inaugurado el jueves con la conferencia del catedrático de Arqueología Desiderio Vaquerizo, en las Caballerizas Reales. Y desde este viernes se desarrollan en Las Tendillas una veintena de actividades, dirigidas a niños y adultos, relacionadas con el aceite y su proceso productivo.

La feria ha sido promovida por el Consorcio de la Gastronomía Cordobesa, las denominaciones de origen de Baena, Lucena y Priego, Acora, AEMO y QV Extra, y cuenta con la colaboración de la Diputación provincial y del Ayuntamiento de Córdoba. Concebida para la muestra y degustación de los mejores vírgenes extra de la provincia, contará con la presencia de más de 40 productores y almazaras. Además, incluye una ruta gastronómica en la que participan 28 establecimientos.

En la plaza de Las Tendillas, el público puede visitar un mercado; participar en catas; asistir a demostraciones de extracción de aceite en una pequeña almazara o divertirse con el Juego de la Oca Mediterránea. El festival contará con el concurso de pintura infantil Pinta un olivo y con otro concurso de escaparates.

Junto a estas propuestas, el sábado se desarrollará un taller infantil de salmorejo y una degustación de este plato, mientras que en su última jornada, el domingo, la cita incluye actividades como un desayuno molinero y la entrega de premios de los concursos.

Conferencia de Desiderio Vaquerizo

Oro líquido para alimentar un Imperio: Córdoba, Roma y el virgen extra, ese fue el título de la conferencia ofrecida este jueves por la noche por Desiderio Vaquerizo como acto de apertura del Festival del Aceite, en la que explicó que «la importancia histórica de Córdoba vino determinada durante siglos por su carácter de ciudad puente, su posición geográfica y, muy en especial, por su control sobre el río», ya que «daba salida a los metales de sus sierras, el vino, el cereal, la sal y, especialmente, el aceite de oliva». Como contrapartida, añadió, entraban «materiales de fuera y, en particular, tropas y avituallamientos», por lo que fue una «ciudad con un altísimo valor comercial y estratégico».

Vaquerizo indicó que «el aceite era trasladado hasta los puntos de embarque, que menudeaban por la orilla del Guadalquivir, fundamentalmente entre Córdoba y Lora del Río». El ánfora, añadió, era utilizada para «trasladar por barco millones de toneladas de zumo de oliva hacia Roma y prácticamente toda Europa, incluida la del Norte». Con dichos contenedores «se conformó el Monte Testaccio, que guarda en sus entrañas el testimonio grandioso de este comercio», señaló. Según Vaquerizo, los romanos ya intuían las propiedades nutritivas y beneficiosas del aceite y promovieron su consumo.