ENTREVISTA | Vicente Amigo Guitarrista flamenco

«En este disco he intentado rebuscarme y he hallado cosas nuevas»

Vicente Amigo y el flamenco

A.J.GONZÁLEZ

Cercano como nunca y haciendo gala de su buen humor, Vicente Amigo se sincera en esta entrevista sobre algunos aspectos de su vida, sobre todo en lo que tiene que ver con su proceso de creación y su lucha con la inspiración. Perfeccionista hasta la médula, podría retocar cada uno de sus discos «hasta después de muerto», pero eso no pasará con Andenes del tiempo, su nueva obra, que verá la luz el próximo mes de marzo. «En este disco he intentado rebuscarme y he hallado a cosas nuevas», dice el prestigioso guitarrista cordobés, que captura la sensibilidad como pocos y ahora vuelve a volcarla en un disco en el que incluye nuevos ritmos, colaboraciones como la del prestigioso bajista Marcus Miller y, sobre todo, se aventura a hacer lo que nunca había hecho, lo que abre un nuevo campo de posibilidades para el artista. Mientras Andenes del tiempo, un título con el que el artista quiere evocar la eternidad, sale a la luz, el guitarrista vive en una gira perpetua que le sigue llevando a grandes escenarios en los que interpreta sus composiciones recientes y no tanto, y en la que ya ha adelantado algunas de sus nuevas creaciones, que según dice, el público ha recibido muy bien porque piensa que «las personas a las que le gusta la música son muy buenas».

Han pasado siete años desde su último disco, ‘Memoria de los sentidos’, y estamos a la espera de la salida ‘Andenes del tiempo’. ¿Qué ha sido lo más complejo de este trabajo, que está a punto de lanzarse?

Al principio iba a ser un disco bastante básico, de guitarra y elementos que se usan en el flamenco, pero coincidió con la pandemia del covid y hubo tiempo para añadirle cosas, pensar en hacerle arreglos de cuerda, que en este disco me he aventurado a hacerlo yo. Quizá eso haya sido lo más complejo, meterme en una faena en la que hasta ahora no me había metido. Es muy interesante, muy bonito, y me gustaría seguir haciendo cosas así. Es un reto muy emocionante porque lo que siempre he hecho es tocar la guitarra y producir mis discos desde esa perspectiva, pero ahora se abre un campo de posibilidades que espero que sea para bien.

‘Andenes del tiempo’ suena a recuerdos, a espera o a cruce de destinos. ¿Cómo definiría usted este trabajo?

El título, Andenes del tiempo, es donde estamos todos. Para mí, es como la eternidad que buscamos. Musicalmente, he intentado dar un paso más allá. Lo ideal es decir cosas nuevas, pero es muy difícil. Yo he intentado rebuscarme y creo que hay cosas nuevas en este disco, incluso en la forma de vestirlo. Para mí ha sido un nuevo reto en el que contar otras cosas, otras melodías...

Vicente Amigo, durante la entrevista.

Vicente Amigo, durante la entrevista. / A.J. GONZÁLEZ

Ya se ha podido escuchar algún tema del disco como ‘Corcovado’, una colaboración con el bajista norteamericano Marcus Miller. ¿Cómo surgió trabajar con este prestigioso bajista?

Toqué hace años en un festival en Córcega y vi desde el escenario, sentados en primera fila, a Marcus Miller, Víctor Wooten y Stanley Clarke. Vinieron al camerino a saludarme, me mostraron mucho entusiasmo, lo que aproveché para proponerles hacer algo algún día. Y ha sido ahora. Contacté con Marcus, lo que resultó muy fácil con los métodos actuales. Le mandaba audios, y él trabajaba sobre ellos.

En este tema se acerca a la música brasileña. ¿Qué nuevos sonidos encontraremos en este disco? ¿Continúa reinventándose sin dejar su esencia flamenca?

El hecho de estar con Marcus y ese aire que tiene el tema recuerda esas progresiones brasileñas, creo que tiene interés cómo está construido. Y en la mitad del tema se nota que está tocando un flamenco de los que lo lleva dentro. El flamenco, además de la soleá, la seguriya, etcétera, es una forma de sentir y transmitir ese lenguaje, una forma de sonar.

¿Qué más ritmos se introducen en el disco?

Hay un bolero que dedico a mi hermano, se llama Bolero del hermano, que hice después de que le diera un grave infarto. Eso me dejó tocado y nació una melodía en la que se mezcla la tristeza y la esperanza, y creo que es muy bonito. También hay dos bulerías, un palo que siempre me ha gustado mucho porque yo soy muy rítmico y para mí siempre es un palo muy tentador. Y también me he rebuscado, he tratado de contar una historia. Una de las bulerías se la dedico a mi compadre Farruquito y se llama Manuela, que es el nombre de su hija y mi ahijada. La otra se titula El Pocito, la plaza del barrio donde me crié en Córdoba, y donde cuando mis amigos jugaban al fútbol yo tocaba la guitarra. Además, es una plaza muy bonita, muy acogedora.

¿Es consciente de la expectación que levanta cada nuevo disco suyo? ¿Se siente presionado?

Sí, por eso me lo pienso un poco. La gente me dice: «Has tardado un poquillo»; «más debía de tardar, porque más tiempo hay por delante para arrepentirse», les digo yo. Siento la presión, no me la invento. Si no hubiera ninguna expectación, tampoco habría presión.

"Siento la presión, no me la invento. Si no hubiera ninguna expectación, tampoco habría presión"

Una vez que ya está todo hecho y lanza el disco después de tanto tiempo trabajando en él, ¿cuál es la sensación que le queda?

Te quedas vacío, un poco triste. Las sensaciones que tengo a lo largo del proceso son distintas. Cuando veo que todo va para adelante, ahí no me quiero morir. En ese momento me digo ahora que no te vaya a pasar nada, que ya hay que hacerlo.

Detalle | Las manos del guitarrista durante la entrevista.

Detalle | Las manos del guitarrista durante la entrevista. / A.J. GONZÁLEZ

¿Necesita conocer las críticas?

No, pero aunque no las quiera saber, siempre hay alguien que te dice mira cómo te ha puesto este o fíjate lo que dice aquel. Te llegan, pero no busco nada de eso en internet. Yo uso internet para aprender, para buscar algo que me interese, pero no para ver lo que dicen de mí. Yo me conozco mejor que nadie y sé cuando he tocado bien en un sitio o en otro. Yo saco el disco y apechugo con lo que he hecho. Incluso con la parte sencilla, que puede parecer simple, también apechugo, y eso es muy bonito en la vida de un músico, ser sencillo y no ponerle a la gente las cosas difíciles. Yo soy lo mismo de rebuscado que de sencillo, hay veces que me digo quien me manda a mí meterme en esta faena. Las paradojas de la vida. Siempre me he considerado una persona contradictoria, y eso no es bueno ni malo, es verdad.

Después de una trayectoria de más de treinta años. ¿Le resulta cada vez más difícil componer o las musas siguen a su lado?

Lo que me resulta difícil es escuchar lo que voy componiendo porque son miles de ideas que voy grabando y algún día las escucharé. En una mudanza, salió una bolsa llenas de cintas de cassettes donde grababa ideas que acabé tirando porque no las iba a escuchar nunca. Ahora es más fácil con el ordenador y el móvil, pero me pasa lo mismo, son tantas que luego no las escucho.

"Yo me conozco mejor que nadie y sé cuando he tocado bien en un sitio o en otro"

Ha tocado ya algunos de esos nuevos temas, por ejemplo, en el Teatro Real, ¿cómo lo ha recibido el público?

La gente es muy buena, las personas a las que le gusta la música son muy buenas y te agradecen que lo trabajes, que rompas en el escenario. Estoy muy satisfecho con el resultado de este disco, aunque siempre se puede seguir dándole vueltas hasta después de muerto.

¿Es más fácil tocar solo que cuando lleva otros músicos?

Lo difícil es tocar bien. Con más gente en el escenario, si se está sincronizado el espectáculo es una maravilla, pero si no hay sincronía no sirve para nada.

¿En qué le ayudaron Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar en el desarrollo de carrera? ¿Cómo se siente cuando dicen que fue su mejor discípulo?

He sido discípulo de todos los maestros que me anteceden. Todos me han marcado, pero con Paco y Manolo es con quién más he convivido. Con Manolo, desde los 15 años, y después de un tiempo aprendiendo viajé con él hasta los 21. Y con Paco también conviví, pero fuera de los de los escenarios. Han marcado mi vida desde pequeño, eran mis fuentes junto con otros muchos.

Por su trayectoria han pasado músicos como Guy Fletcher, con el que grabó ‘Tierra’. ¿Qué recuerdos le vienen a la cabeza cuando piensa en ese disco? ¿Fue un antes y un después?

Para mí, De corazón al aire fue un antes y un después, igual que Vivencias imaginadas, Poeta... Es una cuestión de tratar de decir otras cosas y, si puedes, de otra manera. Tierra es un disco maravilloso que surgió al ver un concierto de Mark Knofler y darme cuenta de yo hacia algo parecido. Desde entonces, el bajista de la banda viene conmigo.

"Siempre me he considerado una persona contradictoria, eso ni es bueno ni es malo, la verdad"

Entre los artistas que siempre le han rodeado no podemos olvidar a El Pele, a quien acompañó durante muchos años. ¿Qué le aportó aquella experiencia?

Era muy pequeño, tenía 13 años, cuando empecé con él, íbamos de la mano. Fue una de las etapas más bonitas de mi vida, me divertía mucho. Crecimos en la misma dirección durante esos años y fue una experiencia maravillosa. Nos reíamos mucho, lo pasábamos muy bien. Pudimos saborear el éxito y el respeto de los aficionados y los profesionales.

Además de para actuar o componer, ¿cuándo siente la necesidad de coger la guitarra? ¿Toca habitualmente en su casa?

Todos los días, pero no es que me ponga a estudiar técnica, como estoy a gusto es con mi guitarra en las manos. Mi familia no para de intentar callarme. Me lo decía hasta mi padre cuando iba a visitarle con la guitarra al hombro.

¿Quién le regaló su primera guitarra?

Los Reyes Magos. Por insistencia. Tenía 5 años cuando ya la tenía mi vecino Paco y yo también la quería. Los Reyes tardaron dos años más en traérmela. Mis padres no tenían nada que ver con el flamenco, pero supongo que pensarían que mientras tocaba la guitarra no estaría dando la lata.

¿Necesita algo especial cuando se encierra a componer o está a punto de subir a un escenario?

Nada especial, yo puedo estar componiendo en el salón de mi casa con la televisión puesta sin enterarme de nada. Me dicen que nunca escucho, pero la verdad es que empiezo a escuchar y enseguida me evado en mis pensamientos. Esto no creo que sea bueno porque es vivir en otro plano y, al final, te pierdes la vida. Pero me he dado cuenta de que por más voluntad que ponga, me dura cinco minutos. Respecto al escenario, lo que necesito es irme a casa (risas), salir huyendo. Fuera de bromas, lo que necesito es que haya buena armonía y estar relajado.

"En Córdoba hay calidad de vida; si tuviéramos playa cualquiera nos aguantaría"

Algunos aún dicen el guitarrista sevillano, aunque usted se considera cordobés. ¿Qué le aporta esta ciudad, en la que sigue viviendo?

Todo, absolutamente todo. Yo nunca me he ido de Córdoba. Hace años me tentaron para instalarme en Madrid, pero esta es la ciudad con más calidad de vida de España. Si tuviéramos playa, cualquiera nos aguantaría. Esta ciudad inspira a cualquier persona, es una fuente de sensibilidad. Suelo pasear en bicicleta por la cuidad, aunque cada vez está más peligroso con tanto patinete.

¿Cree que su carrera hubiera sido distinta de no haberse quedado en Córdoba?

Seguramente. Pero no me puedo quejar de cómo me ha ido, virgencita que me quede como estoy. Yo no pretendo comerme el mundo ni cansar a la gente.

¿Cómo ve a los guitarristas actuales, cree que está viviendo un buen momento la guitarra flamenca a nivel de composición e interpretación?

La guitarra flamenca está mejor que nunca.

Qué le pide al 2024?

Salud, física y metal. Paz en el mundo y creatividad, poder seguir tocando y componiendo y mostrar lo que aún me queda todavía. Tengo muchas ideas, a ver si soy capaz de escucharlas.

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