MEDIDAS CONTRA LAS ADICCIONES | SITUACIÓN, PLANES Y REACCIONES

El 48% de adolescentes toma bebidas energéticas pese a sus efectos

En torno al 20% admite consumirlo mezclado con alcohol, con mayor prevalencia entre los chicos

La ingesta de cafeína puede causar dependencia y tolerancia y el azúcar problemas cardiovasculares

Jóvenes acompañan el bocadillo durante un recreo en el instituto con bebidas energéticas.

Jóvenes acompañan el bocadillo durante un recreo en el instituto con bebidas energéticas. / A. J. GONZÁLEZ

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Vienen en latas de colores llamativos y nombres sugerentes, tienen un márketing superpotente que asegura que con ellas puedes volar y aunque no están recomendadas para deportistas por su alto contenido en azúcar, se les asocia a cierto poder estimulante para afrontar los estudios y la vida en general. «Me gusta porque me da subidón y porque está bueno», asegura Antonio, de 14 años, con un Burn de los grandes en la mano. Le acompañan dos amigos y una amiga que portan en sus manos latas de igual contenido. «A mí me gusta porque me pone las pilas», dice otro. Se reúnen cada viernes en la puerta de un establecimiento del barrio bien maqueados y con sus móviles para hacer su particular botellón de bebidas energéticas. Es su manera de socializar. Reunirse con unas manzanas y unas naranjas en la mano no tendría el mismo glamour y además esas latas les hacen sentir mayores. «Mi madre sabe que me tomo uno o dos, no pasa nada, no tiene alcohol, es como la Coca Cola, pero no te duermes», apostilla la amiga. Tienen razón en su percepción. Una lata de 250 miligramos contiene la misma cafeína que un café expreso y una de 500 mg el doble, dos cafés cargaditos que a nadie se le ocurriría dar a un menor por la tarde-noche, pero que disfrazados de Monster o Red Bull pasan desapercibidos. Además, una lata de 250 ml aporta unos 30 gramos de azúcar simple, la de 500 ml contiene el doble, cuando la cantidad recomendada por la OMS es de 50 gramos al día.

Los datos

El consumo en menores se extiende

El último estudio del Observatorio Español de Drogas y Adicciones, publicado este mes, recoge las cifras de la encuesta Estudes, según la cual el 47,7% de los estudiantes de 14 a 18 años admite tomar bebidas energéticas, siendo la prevalencia mayor entre los chicos (54,4%) que entre las chicas (40,7%). Asimismo, la práctica de mezclar bebidas energéticas con alcohol va en aumento y es lo habitual para el 19,5% del alumnado de 14 a 18 años, con una prevalencia dos puntos más elevada entre los chicos. En unos y otros, las prevalencias registradas en 2023 son las mayores de la serie histórica. Según datos del Ministerio de Sanidad, «las bebidas energéticas tienen importantes efectos a nivel cerebral y metabólico, siendo los jóvenes los más expuestos al consumo y por tanto a las posibles consecuencias. Las altas concentraciones de cafeína son especialmente perjudiciales para personas con hipertensión o alteraciones del sueño, pudiendo agravar los síntomas».

Salud

¿Qué efectos tienen para los menores?

Setefilla Torrent es médico de familia y nutricionista del hospital San Juan de Dios. Según relata, tomar cafeína en exceso en adultos y mucho más en menores, puede provocar «alteraciones del sueño, tanto en el tiempo necesario para conciliarlo como en su duración, y tiene además efectos psicológicos como alteraciones del comportamiento y trastornos cardiovasculares». El consumo regular de cafeína puede causar dependencia física moderada «y tolerancia a esta sustancia, creando la necesidad de consumir una dosis mayor cada vez para conseguir un efecto similar». Las consecuencias del consumo continuado de estas bebidas, «que generan picos altos de azúcar», tiene consecuencias metabólicas que contribuyen a «la pandemia de obesidad infantil y adulta después, uno de los problemas más graves en este momento a nivel sociosanitario». Ni siquiera los que se venden como light tienen menos riesgos. «Las últimas evidencias con edulcorantes muestran una influencia negativa en la microbiota y tampoco se aconseja acostumbrar a los menores a tener el paladar dulce, más allá del dulzor que aportan las frutas cuyo azúcar se libera muy lentamente en la masticación». Cuando estas bebidas se combinan con alcohol, la cosa es aún peor. La doctora remite a las recomendaciones de la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición, según las cuales «estudios recientes demuestran que el consumo de alcohol mezclado con bebidas energéticas conduce a estados subjetivos alterados que, entre otros efectos, incluyen la menor percepción de borrachera, lo que puede inducir al alcoholismo».

Educación

Talleres informativos en coles e institutos

La prevención de las conductas adictivas tiene como principal herramienta la educación. Rafael Marcos Sánchez es médico escolar y ofrece talleres de concienciación en 10 colegios y 3 institutos de Córdoba. Según explica, es evidente el mayor consumo de bebidas energéticas entre los adolescentes, algo sobre lo que se trata en los talleres de alimentación que imparte. «Utilizamos la web sinazucar.org para que comprueben el contenido de azúcar que tienen estas bebidas», explica. Un Red Bull de tamaño normal contiene el equivalente a 13 terrones de azúcar cuando el máximo recomendado por la OMS para todo el día es de 6 terrones. En opinión del médico, «hablan sin tapujos del consumo de estas bebidas porque no hay un componente de vergüenza como pueda ocurrir con el tabaco o el alcohol». 

El vapeo y sus efectos es otro de los temas que surgen en estos talleres. «Hay mucho desconocimiento, los vapers contienen nicotina y sustancias químicas que van a los pulmones, además hace que desarrollen el hábito de inhalar desde edades muy tempranas, lo que puede hacerles caer en el consumo de tabaco después».

Jóvenes estudiantes de un instituto de Córdoba se toman la merienda en el recreo.

Jóvenes estudiantes de un instituto de Córdoba se toman la merienda en el recreo. / A. J. GONZÁLEZ

Proyecto Hombre

Lleva a conductas problemáticas

El consumo de bebidas energéticas y la mezcla con alcohol en contextos de ocio nocturno puede desencadenar conductas problemáticas. José Fuentes es psicólogo y técnico del programa Activa, dirigido a la población joven y en especial a los estudiantes, de Proyecto Hombre. En lugar de charlas, presentan a los chavales a situaciones hipotéticas de ocio nocturno y ellos son quienes hacen un juicio de lo que ocurre y analizan las posibles consecuencias. En su opinión, «el consumo mezclado con alcohol preocupa porque se relaciona con otras conductas de riesgo, que tienden agruparse». Como experto en adicciones, tiene claro que «las bebidas energéticas generan dependencia, tolerancia y síndrome de abstinencia» aunque no se incluyan en el listado de drogas. Además, consumir estas bebidas «multiplica por dos y por tres la probabilidad de consumir otras sustancias psicoactivas (cannabis, alcohol, consumo intensivo de alcohol) y presentar fracaso escolar, menor implicación en actividades de ocio como la lectura o a música, etcétera». Las familias no son conscientes de los efectos que provocan y no relacionan su consumo con determinadas conductas en los menores, de ahí que «no pidan ayuda por este motivo ni por el uso del móvil hasta que la adicción pasa por otras sustancias». 

Medidas

Los gobiernos planean prohibir

El Ministerio de Consumo «no recomienda el consumo de estas bebidas por los adolescentes», aunque el Gobierno central ya ha anunciado que están estudiando prohibir la venta a los menores. Andalucía prepara para 2024 un Plan de Prevención de Adicciones en la Infancia y la Adolescencia centrado en el uso del móvil, que prohibirá vender bebidas energéticas y vapeadores a menores. La Xunta de Galicia ya ha dado el paso con un anteproyecto de ley que expondrá a los menores que tomen bebidas energéticas a multas de hasta 3.000 euros. La venta y la comercialización de estos productos a niños y adolescentes será una falta muy grave penalizada con hasta 600.000 euros. 

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