OBITUARIO

Fallece doña Chari Cantillo, emblema de los patios desde Parras 6

El mundo de estos recintos tradicionales cordobeses se viste de luto por su muerte

Chari Cantillo.

Chari Cantillo. / A.J. GONZÁLEZ

Juan M. Niza

Juan M. Niza

Chari Cantillo ya se había ganado ese título nobiliario de “doña”, que otorga el cariño popular dentro del mundo de los Patios de Córdoba, incluso muchos años antes de ganar formalmente la Mención de Honor del Concurso Municipal en su etapa moderna, en 2018, entrando en la pequeña-gran historia de la ciudad. Por eso, la noticia este sábado del fallecimiento de Chari Cantillo ha puesto de luto al mundo de estos recintos tradicionales, que le recordará por mucho tiempo, comenzando por este ciclo recién abierto de Navidad en los Patios 2023, donde a buen seguro su legado estará presente en el pensamiento y el corazón de los cuidadores.

Chari se refugió en su patio de Parras 6, un recinto histórico con elementos de hasta cuatro siglos, tras el fallecimiento de su marido, Juan Antonio Lucena, hace ya una década, siempre acompañada y arropada por todo el cariño de sus hijos, Rafael y Javier Lucena, y por el vecindario, todo el barrio de San Agustín y la gran familia de los cuidadores de Patios. Ha sido una última década dura para Chari entre achaques, otros golpes que se han sufrido en la familia y el trabajo para poner en valor el inmueble con obras que han recuperado hitos del patrimonio popular cordobés, y que Chari abría al mundo en cada convocatoria del certamen, incluso en algunas tan complicadas como el concurso extraordinario de otoño de 2019 por la pandemia.

Su patio obtuvo una veintena de premios

Su patio ha concursado en 39 ocasiones, la primera de ella en 1948, en la última época bajo la cariñosa mano de Chari y en la que obtuvo una veintena de premios, con tres primeros galardones en 1969, 1976 y 2015 y la Mención de Honor de 2018. Todo ello en un patio que respira tradición, autenticidad y poesía, valores de los que quizá mamó de chico el Premio Príncipe de Asturias Pablo García Baena, que se crió en este recinto. De hecho, aquella solitaria rosa roja de la casa natal del poeta, el único adorno que lució el féretro de García Baena, fue depositada por su amiga, Chari, como el mejor ejemplo del cariño popular al poeta. Una misma flor que, en espíritu, en este diciembre en donde aún los patios no lucen flores, también se le ha dedicado desde todos los patios a Doña Chari Cantillo.