ENTREVISTA | Jesús Tamayo Director de Proyecto Hombre en Córdoba

«Cada vez son más las personas que consumen alcohol en soledad»

«La salud mental está saturada, sin plazas. Tenemos suerte de contar con psiquiatra», afirma

Jesús Tamayo, director de Proyecto Hombre en Córdoba.

Jesús Tamayo, director de Proyecto Hombre en Córdoba. / A.J. González

Manuel Á. Larrea

Manuel Á. Larrea

Este 15 de noviembre se celebra el Día Mundial sin Alcohol para concienciar sobre los daños que genera la bebida. En Proyecto Hombre lo saben de buena mano. Y Jesús Tamayo, que lleva 23 años trabajando en la entidad en Córdoba y siete al frente de la misma, da buena fe de esa lucha diaria por sacar a adictos de ese pozo.

¿A cuántas personas tratan de media en Córdoba anualmente?

Hay una variación importante según la etapa. Lo normal es que atendamos en torno a 800 u 860.

¿Cómo se mide el éxito de Proyecto Hombre?

El éxito se mide en pequeños éxitos y grandes éxitos. Los pequeños son la abstinencia, el desarrollo de las habilidades para la convivencia, para la reinserción social... Y el gran éxito, que es el que nosotros estamos buscando, es que la personas sea autónoma, que desarrolle aptitudes para la toma de decisiones, que llegue a estar insertada social y laboralmente y que tenga un entorno social, y a ser posible familiar, que le suponga un factor de protección ante posibles recaídas y conductas de riesgo.

¿Cuál es la tasa de éxito?

El índice de altas terapéuticas puede estar en torno al 23%. Está bien. El 23% del proceso completo, insertadas laboralmente, con autonomía y abstinencia. Ahora, en cuanto a deshabituación a lo mejor está en torno al 80% o 90%, depende del recurso.

¿El resto abandona?

A una persona que se ha deshabituado, le recomendamos un proceso de conocimiento y crecimiento personal. Si no quiere dar continuidad, es un alta terapéutica en cuanto al recurso de deshabituación. Algunos no ven necesario dar continuidad al proceso. Eso no quita que sea un éxito.

¿Cuál es el momento en que una persona necesita ayuda?

Cuando una persona necesita ayuda es cuando se plantea dejar de tomar alcohol algún día y ve que no puede mantener una continuidad. Normalmente no se comparte, se lleva en secreto. A lo mejor solamente con hablarlo con la familia, vale para tener un seguimiento para que esa persona cambie un hábito. Si la persona no puede controlarlo, lo debería ampliar. Ese sería el primer momento. Después vienen otros momentos que son claves. ¿Qué pasa? Conforme pasa el tiempo, la persona tiene más facilidad para darse excusas y autoconvencerse de que lo que tiene no es un problema y que puede vivir con ese hábito. El problema es que normalmente va a más. Como tiene más tolerancia y se está acostumbrando a un estatus más alto de embriaguez, necesita beber cada vez más, aunque no se le note. No es necesario que esté aparentemente embriagada de cara al exterior para que tenga un problema. Cuando se le ve es cuando ya da un olor, el consumo continuo le lleva a tener una dejación de sus responsabilidades, conductas más irascibles o más extremas emocionalmente. Pero eso ya sería una fase más avanzada.

«Hay un añadido en mujeres que es acompañar el alcohol con barbitúricos»

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¿Y cuándo suelen pedir ayuda?

En 23 años, se habrán sentado cuatro personas porque se han dado cuenta de que cuando quedan con las amistades inician con una gestión abusiva de alcohol. El resto es ya cuando ha sucedido algo, que están empezando a tener problemas en el trabajo, cuando han tenido un accidente de tráfico o están teniendo problemas en su domicilio con sus familias. O más.

Primer paso: ¿Ser conscientes?

El primer paso para tener éxito es tomar consciencia de que necesito hacer algo, lo puedo o no relacionar con el consumo de alcohol. Una persona con problemas de alcoholismo en ocasiones necesita empezar a trabajar otro tipo de problemas en su vida, hasta tomar consciencia de que parte del origen de esos problemas está en el consumo abusivo de alcohol.

¿Observa diferencias entre los adictos al alcohol de ayer y de hoy?

Los hábitos de consumo han cambiado totalmente. Desde hace 20 o 30 años, hemos seguido una progresión hacia lo anglosajón. En España y en Córdoba, que somos gente muy salada, el consumo de alcohol social, tanto de vino como de cerveza, está muy normalizado. Pero cada vez hemos ido evolucionando más a un consumo de bebidas destiladas. Y también hemos crecido en los hábitos individuales de consumo. Antes bebíamos en grupo, cuando quedábamos con las amistades y en momentos concretos. Cada vez son más las personas que están consumiendo en soledad. Es preocupante porque ese es el consumo para conseguir la embriaguez, en la mayoría de los casos. No podemos generalizar, todo el mundo que consume a solas no va encaminado a desarrollar una conducta adictiva. Hay un añadido también en mujeres que es acompañar el consumo de alcohol con barbitúricos y antidepresivos. Es muy complicado porque eso les lleva a desestabilizarse más emocionalmente y a un aislamiento social mucho más rígido. Los hombres consumen alcohol y otras drogas, pero no este tipo de combinación.

¿El problema es más existencial que biológico?

Es multifactorial. Hay un problema existencial, hay una serie de problemas biológicos y hay factores físicos y sociales. La suma es lo que lleva a esta persona a la adicción. Por lo tanto, la respuesta debe ser multifactorial también. Ese es otro de los grandes éxitos, porque atajar una problemática de adicción desde todos los frentes garantiza que el índice de éxito permanente vaya a ser mayor.

¿Qué relación guarda la salud mental con el alcoholismo?

No está claro el origen de la adicción y de la salud mental cuando son compartidos por el mismo usuario. Es muy difícil definir si primero fue el problema de salud mental o la adicción. Y si uno ha provocado el otro. A partir de ahí, si tienes a una persona con un problema de salud mental y es propensa a desarrollar una adicción, que tú no cuides su trastorno facilita que desarrolle esa conducta adictiva. No puedo hablar de si la salud mental está descuidada o no. Sí de que faltan recursos. Pero no lo hablo como un malhacer ni una mala obra. Lo hablo desde la realidad de que la salud mental en Córdoba está saturada, la salud mental crónica está saturada y apenas tienen plazas y, cuando nosotros atendemos a personas con adicciones y problemas de salud mental, tenemos la suerte de contar con psiquiatra propio, porque si no ralentizaríamos los procesos propios de rehabilitación por no poder contar con un diagnóstico y un seguimiento actualizado constantemente respecto al proceso psiquiátrico.

¿Qué necesita Proyecto Hombre para seguir creciendo?

Necesitamos cada vez tener recursos más específicos y aumentar la plantilla. Por una parte, tenemos respaldo de la administración y necesitamos que fuera un poquito más. Y necesitaríamos algo más de respaldo económico tanto por la administración como por la sociedad y la empresa privada. Algo de becas de tratamiento o de inversión para generación de recursos y ampliación de mano de obra para dar respuesta a la demanda, que cada vez es mayor.

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