ENTREVISTA | David Pino Cantaor y director de la Cátedra de Flamencología de la UCO

«La Noche Blanca apuntala el protagonismo de Córdoba en el flamenco»

«Quizá se ha diluido esa idea principal de la cita de atraer a público de otras zonas del país», indica

El cantaor pontanés David Pino.

El cantaor pontanés David Pino. / A.J. González

«Quienes amamos el flamenco en Córdoba podemos sentirnos muy satisfechos porque estamos a la vanguardia en cuanto a propuestas de programación», señala el cantaor pontanés en referencia a la Noche Blanca del Flamenco, una cita que «apuntala el protagonismo de Córdoba» en el arte jondo y que anoche volvió a llenar de cante, baile y guitarra los rincones más emblemáticos de Córdoba en su 14 edición. Aún así, queda mucho por hacer y David Pino señala en esta entrevista cuáles son los problemas que acechan actualmente al arte jondo, atisbando algunas soluciones. Una de ellas pasa por la educación en las aulas, algo de lo que este artista sabe mucho, no en vano dirige desde hace cuatro años la Cátedra de Flamencología, una tarea que le hace «muy feliz» y de la que se siente satisfecho.

Córdoba se levanta hoy con la resaca de una nueva edición de la Noche Blanca del Flamenco. ¿Cómo ve la evolución de esta cita?

Observo que empezó con bastante fuelle, como es normal, pero creo que con el tiempo se ha ido difuminando el ideario con el que se organizó la Noche Blanca del Flamenco. Me refiero a que quizá se ha diluido esa idea principal de atraer a público de diferentes zonas del país e, incluso, de fuera, lo que probablemente tenga que ver con la propuesta artística. En las primeras ediciones se consiguió. También debo decir que yo he vivido esa velada más como cantaor que como ciudadano, por lo que quizá yo no sea el más indicado para hablar de aspectos más allá de los artísticos.

Este evento suele ser un escaparate de todas las tendencias a las que se dirige el género, que ahora se fusiona hasta con la música electrónica. ¿Hacia donde va el flamenco? ¿Necesita de esa apertura?

El flamenco lo único que necesita para que el público perciba la grandeza del género es honestidad por parte de los creadores e intérpretes y que se hagan productos de calidad. Y la historia lo ha demostrado. Lo que se valora fuera es eso, el flamenco no tan complejo respecto a otros accesorios que tienen que ver con otro tipo de instrumentos que se puedan añadir.

¿Qué supone esta cita para Córdoba?

Córdoba es una ciudad que históricamente ha estado a la cabeza en cuanto a propuestas y programas de flamenco a lo largo de todo el año. La Noche Blanca llega como producto único, que no tiene parangón y es un modo de apuntalar y afianzar el protagonismo del flamenco en Córdoba y que se haga visible a todo el público.

Después de la generación de Fosforito o Antonio Mairena, y más tarde, Camarón o Enrique Morente , ¿cómo calificaría la época que vive actualmente el cante flamenco?

En las diferentes épocas ha habido una tensión entre el flamenco más novedoso y vanguardista y el más clásico, pero siempre ha habido una convivencia. Esto no ha dejado de ocurrir y ahora mismo estamos viviendo un momento donde hay artistas que muestran sus inquietudes por dar pasos hacia delante, independientemente de los logros y el resultado, al mismo tiempo que también todavía los hay, jóvenes o no, que apuestan por una propuesta más clásica y menos transgresora. En ese sentido, no ha cambiado nada, creo que el cante vive un buen momento, con un nivel eficiente, aunque para algunos nostálgicos hay carteles que no se volverán a repetir. Y yo creo que hay elementos estéticos que se han quedado en el camino que no se van a volver a dar, pero al mismo tiempo pienso que hemos mejorado en otros valores, como la técnica, tanto en la guitarra como en el baile y el cante.

«El flamenco lo único que necesita es honestidad por parte de creadores e intérpretes»

undefined

Las peñas flamencas han sido vitales en la difusión de este arte. ¿Cómo ve su futuro? ¿Hay un relevo generacional?

Creo que no, y este sí es un problema que tenemos actualmente y no soy muy optimista en cuanto a la solución. Quizá sea aventurado decirlo, pero creo que en 15 años no sé si las peñas seguirán existiendo, al menos como las entendemos hoy en día. Echo de menos ese relevo, aunque hay algunas que ahora tienen al frente a los hijos de quienes las fundaron, pero son casos contados. En cuanto a las soluciones, en Córdoba hay una peña, El Almíbar, que integra gente joven que se reúne para vivir el flamenco, pero lo hace de un modo muy diferente de la manera tradicional. Y es el único modelo que se me ocurre que puede sobrevivir.

No es la única tradición que tiene ese problema.

Así es, y en el caso de las peñas lo que han hecho es satisfacer el anhelo de reunión por parte de un núcleo de aficionados, en este caso del flamenco. Pero hoy los modos de relacionarse están cambiando, y eso redunda en ese sector.

Recientemente se ha aprobado el primer Plan Andaluz del Flamenco. ¿Tiene fe en que verdaderamente solucione algunos de los problemas del sector?

Sí, no nos queda otra que tener fe. Es una ley, no una mera voluntad política. Creo que se quieren hacer las cosas bien. No podemos pretender que los problemas se solucionen en uno o dos años, pero la semilla ya se ha sembrado.

¿Dónde habría que poner el foco?

Me parece muy importante invertir, en todos los aspectos, para captar la atención de la juventud porque es el futuro, y mostrar un flamenco digno allí donde se presente, ya sea desde la iniciativa pública como privada. También es vital la educación en los diferentes estamentos, en los conservatorios, los colegios y la universidad, y creo que esa sería la primera piedra que habría que colocar.

¿Cómo ven el flamenco los jóvenes? ¿Están concienciados de la importancia que tiene el conocimiento de las raíces de las que emana el flamenco actual?

Por mi propia experiencia, creo que hay de todo. Muchas veces digo que mis maestros son los de toda la vida, pero también mis propios alumnos, de los que aprendo. Lo que ocurre es que es muy difícil tener las ideas claras de lo que se quiere ser, y esto no hace fácil encontrar jóvenes que quieran adquirir un compromiso con el flamenco, aunque los hay.

Muchos de los jóvenes artistas flamencos salen a la luz hoy en día gracias a los certámenes y concursos. ¿Qué opina de ellos?

El modelo de concurso está perdiendo interés por parte de los jóvenes cantaores. Esto, probablemente, tiene que ver con que el modelo de promoción también ha cambiado. Antes, el que se presentaba a un certamen era un desconocido y ahora los conocemos a todos a través de las redes sociales, que es el gran medio para promocionarse. Y también tiene que ver con que no se ha cuidado la excelencia a la hora de premiar, y esto los ha devaluado. Estas dos realidades han hecho que se pierda el interés. Por otro lado, ganar un concurso debe tener visibilidad.

«Hay elementos estéticos que se han quedado en el camino que no se van a volver a dar»

undefined

Acaba de finalizar el curso en la Cátedra de Flamencología que usted dirige. ¿Qué balance hace del año?

Estoy muy feliz, este ha sido mi primer año normal, sin mascarilla, al frente de la cátedra, y el balance ha sido muy positivo. Hemos batido el récord de inscripciones, un total de 294, y eso demuestra que cada vez nos conocen más. Tenemos un nicho potencial enorme fuera de Córdoba y España que nutren en gran medida el alumnado. En cuanto al nivel, no soy el más indicado para decirlo, pero una vez finalizada la encuesta de satisfacción al alumnado la respuesta ha sido muy satisfactoria. Tenemos la máxima nota y eso nos alienta a seguir avanzando y a aportar elementos nuevos al curso.

¿Puede avanzar algo de lo que se ofrecerá el próximo curso?

Quizá esto habría que hablarlo más adelante porque no me gustaría crear falsas expectativas, pero, en cualquier caso, tengo ideas para añadir y nuevos cambios.

¿Qué le aporta la docencia?

Me aporta el análisis, la reflexión, de lo que hago en el escenario, ya que lo que reproduzco sobre las tablas es lo mismo que en el aula, y tengo la responsabilidad de mostrar el repertorio con la mayor virtud posible desde el punto de vista del compás, de la melodía de los cantes...

El Festival de Cante de Puente Genil es otra de sus citas habituales. ¿Qué supone para usted esta cita?

Es uno de los festivales más importantes de la geografía nacional y para alguien que quería ser cantaor ya con 14 años, haber podido participar durante más de 20 años es un gran placer y aun mayor responsabilidad. No hago distinción entre escenarios, pero esa sugestión que me provoca Puente Genil es muy especial.

«Con el relevo generacional en las peñas tenemos un problema»

undefined

¿Cómo tiene el verano de actuaciones?

Afortunadamente, no me puedo quejar. La semana próxima daré un recital en Viena con Faustino Núñez, y a la siguiente en Ibiza. También hay algunos festivales.

Despues de ‘Mi largo caminar’ no ha vuelto a grabar un disco. ¿Le tienta la idea de repetir?

Sí, y estoy en ello. Este verano finalizaré el repertorio y creo que a mediados del próximo año podría estar finalizado.

Suscríbete para seguir leyendo