La desconocida labor de las enfermeras de Instituciones Penitenciarias de Córdoba

En nuestra ciudad, un total de nueve profesionales se encargan de velar por la salud y el cuidado de la población reclusa

Equipo de Enfermería del Centro Penitenciario de Córdoba.

Equipo de Enfermería del Centro Penitenciario de Córdoba.

DC Digital

A menos de 10 km de la céntrica plaza de Las Tendillas, se sitúa el Centro Penitenciario de Córdoba, a 20 minutos en coche por la Autovía a Madrid, y algo más en autobús o bicicleta. Sin embargo, a pesar de la cercanía física, existe una gran desinformación sobre el día a día que se vive en la prisión. Aquí, no solo residen las personas que cumplen condena, sino que también lo hacen profesionales de diferentes ámbitos cuya labor es desconocida para la mayoría de los ciudadanos.

«A la hora de la atención, los vemos como lo que son, nuestros pacientes».

Alejandra

— Enfermera del Centro Penitenciario de Córdoba.

Entre estos expertos se encuentran las enfermeros de Instituciones Penitenciarias, encargadas de velar por la salud y el cuidado de la población reclusa. En total, son nueve las profesionales que realizan esta labor. Asimismo, la plantilla del centro está conformada por 485 personas; equipo de vigilancia, tratamiento, oficinas, dirección y otros sanitarios como médicos y auxiliares.

Carla, enfermera del Centro, realiza curas a un interno.

Carla, enfermera del Centro, realiza curas a un interno.

En España, hay más de 550 enfermeros de prisiones. Las profesionales cordobesas accedieron al puesto a través de una oposición al Cuerpo de Enfermeros de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, que consta de un examen en la que no barema la experiencia previa y de un posterior periodo de prácticas. Se trata de una oposición que, una vez superada, permite «tener un trabajo estable para toda la vida», han señalado las enfermeras.

Diferentes opciones de desarrollo profesional

Este sector de la enfermería permite desarrollar la profesión en múltiples sectores y facetas. José Miguel es un profesional que lleva trabajando en el Centro Penitenciario cordobés 16 años. «Todos hacemos de todo, y este trabajo te permite hacer prácticamente todos aquellos cuidados que quieras hacer y en los ámbitos que quieras desarrollarte profesionalmente», ha indicado.

La supervisora de Enfermería, Lucía, prepara la dispensación de metadona.

La supervisora de Enfermería, Lucía, prepara la dispensación de metadona.

El día a día de estos profesionales transcurre entre la preparación y el reparto de medicación y metadona a los internos que lo necesitan, curas, programaciones asistenciales, formación en educación para la salud a los reclusos y al propio personal del centro, extracciones, elaboración de dietas específicas y cuidados a los internos-pacientes. Son cuidados puntuales o rutinarios que requieren las 64 camas disponibles en la primera planta del módulo exclusivo de Enfermería con el que cuenta la prisión de Córdoba.

Ante todo, pacientes

En el módulo de Enfermería no importa la situación personal de cada interno. «Atendemos a pacientes», han señalado las enfermeras. Para ellas, las posibles reticencias éticas que buena parte de la sociedad, profesionales o estudiantes de Enfermería piensa que pueden tener, en cuanto lo que supone atender a personas que han cometido delitos, algunos de ellos muy graves, «apenas existen, ya que nuestra labor y compromiso también pasa por humanizar al interno», han afirmado.

«No queremos ni saber el posible delito que hayan cometido».

Marta

— Enfermera más veterana del Centro Penitenciario de Córdoba.

Enfermeras recopilan medicamentos en la farmacia del centro.

Enfermeras recopilan medicamentos en la farmacia del centro.

Uno de los clichés más extendidos entre los ciudadanos es que las cárceles son entornos de violencia y motines. Pero, ¿sufren estos profesionales de Enfermería agresiones? La respuesta es no. El porcentaje de agresiones, en ningún caso graves, es inferior a la media que sufre el personal sanitario entre la población general. «La atención y el tratamiento con la población reclusa no es fácil, y contamos con el imprescindible apoyo y colaboración del personal de vigilancia, con el que también trabajamos codo con codo, para garantizar y velar por nuestra seguridad e integridad física, pero en líneas generales los internos nos tratan con respeto e incluso valoran y agradecen nuestros cuidados», ha apuntado José Miguel.

Reparto y gestión diaria de la medicación

El Centro Penitenciario de Córdoba destaca por el reparto diario de medicación que las enfermeras y auxiliares realizan en los propios módulos de los internos que están en régimen ordinario o de segundo grado. Aquí, se encuentran la mayoría de los 1.244 internos actuales, excepto aquellos que están en el sistema cerrado o en el de primer grado al tratarse de reclusos peligrosos o inadaptados a los otros regímenes.

Las enfermeras Marta y María José preparan la medicación para los interinos.

Las enfermeras Marta y María José preparan la medicación para los internos.

Con esta distribución diaria han disminuido los casos de sobredosis de medicación, motivada por la acumulación que algunos internos hacen si se reparten los medicamentos para varios días. Así lo ha resaltado la propia directora de la prisión, Yolanda González. En este sentido, las enfermeras son las auténticas protagonistas, ya que a través del Tratamiento Directamente Observado (TDO) cada profesional comprueba en el momento la toma real de la medicación. Es una técnica de vital importancia, sobre todo para aquellos internos con problemas mentales o tuberculosis que no quieren la medicación.

La Dirección reconoce a su personal

Precisamente, desde la Dirección reconocen labor que realizan las enfermeras junto al resto del personal sanitario. «Un trabajo extraordinario que no solo se ha puesto de manifiesto en la pandemia de la COVID-19, en cuyos inicios la Enfermería fue esencial para gestionar el distanciamiento social y el resto de medidas preventivas junto al cuidado de toda la población, sino que sigue presente en otros aspectos como la prevención y el control de las enfermedades de los internos, el trabajo en prevención de suicidios y el tratamiento de patologías y drogodependencias», ha recalcado Yolanda González.

Uno de los tópicos más extendidos entre la población es que las cárceles son entornos de violencia y motines.

José Luis, enfermero, junto a Yolanda Díaz, directora del Centro Penitenciario.

José Miguel, enfermero, junto a Yolanda González, directora del Centro Penitenciario.

Este gran trabajo se refleja en dos acciones importantes. En primer lugar, porque la adherencia a los tratamientos entre la población reclusa es superior a la media de la sociedad y en segundo, por la constatación de que, una vez que los internos salen de prisión tras cumplir su pena, suelen presentar un estado de salud mejor al que tenían cuando entraron. «Hasta el punto que algunos familiares suelen comentar que aquí están mejor que cuando estaban fuera», ha apuntado la directora.

Competencias y patologías más comunes

Por lo que respecta a las patologías que se suelen atender en prisión, las enfermeras destacan mentales, con una prevalencia que es cinco veces superior a la de la población general, según estadísticas oficiales y las crónicas, como la diabetes e hipertensión. Al contrario de las patologías que eran más comunes a finales del siglo pasado o durante la primera década del siglo XXI, como el VIH, la hepatitis o la drogodependencia, que aún siguen presentes aunque en menor porcentaje.

El 60% de los internos ha sufrido, alguna vez, un problema de salud mental. Respecto a ello, Alejandra ha señalado que, a su juicio, las enfermeras de Instituciones Penitenciarias deben tener formación y competencias en este ámbito junto al tratamiento de las enfermedades crónicas y las drogodependencias. Por su parte, Marta ha puesto el acento en las acciones de prevención, formación y educación para el bienestar.

Un profesional trabajando con material sanitario en la sala de curas y atención asistencial del módulo de Enfermería.

Un profesional trabajando con material sanitario en la sala de curas y atención asistencial del módulo de Enfermería.

En esta línea de prevención y educación, la atención sanitaria que se presta en la prisión de Córdoba aboga por un tratamiento individualizado en el que el uso de psicotrópicos sea el último recurso, y solo en caso estrictamente necesario, «ya que alimentar la drogodependencia no es el camino”, han explicado. En definitiva, la labor que realizan estas profesionales debe ser conocida y reconocida. Asimismo, cuentan con el apoyo del Colegio Oficial de Enfermería de Córdoba, que también trabaja para que las enfermeras de Instituciones Penitenciarias sean visibles, con el objetivo de dar visibilidad a este ámbito de la Enfermería.