Diario Córdoba

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40 AÑOS DE LA VICTORIA SOCIALISTA | CÓMO VOTÓ CÓRDOBA EL 28 DE OCTUBRE DE 1982

El día en el que el PSOE finiquitó la Transición española

Los protagonistas cordobeses de aquella jornada histórica, épica, recuerdan el triunfo de Felipe González y el inicio de una nueva etapa

Los socialistas cordobeses celebran la victoria el 28O. RICARDO

«Ven a vivir la noche electoral en la Caseta Municipal (Jardines de la Victoria) a partir de las 11. Actuarán La banda sureña y Los del Sur (con servicio de bar)». José Miguel Salinas recuerda que el PSOE puso un anuncio en el periódico del 28O, pero cuando pasó por el Quiosco de la Música aquella tarde soleada de jueves le entró vértigo. ¿Pincharemos?, pensó solo unos segundos. Juan Ojeda, entonces director adjunto del diario, repasaba en la redacción los datos de la jornada para sacar la primera edición del rotativo (los resultados definitivos no se conocieron hasta las 2 de la madrugada). 513.521 cordobeses ejercían ya su derecho a voto (votó el 80% del censo) y lo hacían sin incidentes en los 359 colegios electorales de la provincia. En el Góngora reponían Fort Apache, aunque la película de moda era Manhattan de Woody Allen; el Ayuntamiento, con el alcalde comunista Julio Anguita a la cabeza, se acababa de mudar a Gran Capitán y se había instalado ya la fuente de Canaletas en la avenida Barcelona, que se inauguró unos días después.

Cuando empezó a oscurecer, a la sede del PSOE de la avenida del Aeropuerto fueron llegando candidatos y miembros del partido. Entre ellos, el hoy ministro de Agricultura, Luis Planas, número 3 de aquella lista vencedora. Sobre los hombros de la candidatura --las listas cremallera no eran ni un sueño y a la primera mujer, Carmen del Campo, había que buscarla en el sexto puesto-- pesaban una campaña electoral de 21 días (entonces duraban tres semanas) y muchos kilómetros de carretera. Un lema: Por el cambio y un candidato a la Presidencia del Gobierno: Felipe González. Los responsables de campaña, como quien fuera tiempo después delegado de Obras Públicas, Francisco García, esperaban los resultados de las 50 primeras papeletas de 30 mesas seleccionadas para hacer una estimación del resultado en Córdoba. Ese sistema piloto, que se hizo en todas las provincias, permitió a Alfonso Guerra clavar el resultado apenas una hora después del cierre de los colegios: 201 diputados, dijo, y fueron 202 (más de 10 millones de españoles eligieron puño y rosa).

Por teléfono (fijo es de suponer), desde Palma del Río, el número 5 de la plancha socialista, Salvador Blanco con 26 años --junto a Jesús Caldera, Eduardo García y Luis Planas los más jóvenes de la tercera legislatura--, preguntaba al cabeza de cartel, el tristemente fallecido Guillermo Galeote:

--¿Crees que salgo, Guillermo?

--Salvador, vete comprando el traje oscuro para la apertura solemne de las Cortes.

La confirmación se la dio poco después Francisco García, que trataba de hacerse entender en una sede que ya estallaba de júbilo: «Salvador, que sí, que sí, que eres diputado».

En Madrid, Felipe González y Alfonso Guerra se están asomando al balcón del Palace; y los socialistas cordobeses se encaminan hacia la avenida de la Victoria (claro, de la victoria) a disfrutar de una noche «inolvidable» que, cosas de la memoria selectiva, algunos no saben cómo acabó.

El periodista Juan Ojeda admite que entre la profesión se vivió como un noche «muy emocionante», aunque se supiera que el PSOE iba a ganar «sí o sí» y que la UCD era un partido en descomposición. «El ambiente en el Gobierno Civil era deprimente; y recuerdo que mandamos al fotógrafo a la plaza de las Tendillas donde se juntaron unos pocos a cantar y celebrar. Hubo celebración pero tranquila».

Para otros el adjetivo del momento fue «épico». «Estuve allí y fui uno de los participantes», dice con orgullo Planas, entonces un joven de 29 años, con su plaza de inspector de Trabajo recién sacada --fue Alfonso Guerra quien animó a los suyos a fichar a gente con proyección pública-- y decidido a trabajar por España. «El golpe de estado del 23F me hizo despertar y darme cuenta de que la tarea que se comenzó en la clandestinidad no estaba terminada», recuerda este ministro de Pedro Sánchez que acudirá el sábado a la fiesta de los 40 años de la victoria que el PSOE celebra en Sevilla y a la que Córdoba contribuyó con su granito de arena.

Portada de CÓRDOBA tras la victoria del PSOE.

Portada de CÓRDOBA tras la victoria del PSOE.

El 28O, el PSOE dobló los resultados obtenidos en las elecciones de 1979 en la provincia: obtuvo 243.428 sufragios (57,22%), mientras que AP-PDP logró 90.023 (21,16%), seguido del PCA-PCE (37.555 votos) y UCD (28.424). Los socialistas consiguieron 5 de los 7 diputados en liza (Galeote, Salinas, Planas, Pedro Moya y Blanco) y tres de los cuatro senadores (Diego Alonso Colacios, Joaquín Martínez Björkman y Rafael Vallejo).

Éste último incide en que fue un resultado tan espectacular que no se ha vuelto a repetir en unas generales y señala que fue fruto de «muchos años de trabajo, con mucho esfuerzo y poca gente», pero también una consecuencia de la reacción de la sociedad española al golpe del 81. «Si aún quedaba miedo por lo que pudiera ocurrir tras la muerte de Franco, el 23F puso fin a ese miedo. La gente dijo: basta, esto se ha acabado».

«La sociedad española valoró también la gestión que estábamos haciendo en los ayuntamientos», añade el entonces teniente de alcalde de Palma del Río, Salvador Blanco. Aunque no todo fueron éxitos: «El resultado de las generales generó demasiadas ilusiones respecto a las municipales, pero en el 83 en la capital cordobesa barrió Julio Anguita y nosotros nos quedamos con cuatro concejales», señala.

«Felipe González encarnaba los dos anhelos de España: el deseo de cambio y el deseo de estabilidad», apunta Salinas. En esa dualidad votó el pueblo español aquel jueves de octubre que ahora conmemoran --no sin polémica a cuenta de las invitaciones no cursadas para el acto del sábado-- los socialistas del siglo XXI, algunos de los cuales en el 82 aún iban a la escuela (la actual secretaria provincial, Rafi Crespín, por ejemplo) o ni siquiera estaban convencidos (como Emilio Aumente, entonces votante del Partido Socialista de Andalucía, que admite que la victoria le «cabreó»).

En su libro de memorias, Alfonso Guerra explica que en las elecciones de 1977 el PSOE diseñó una campaña «amante» y que en 1982 optó por una campaña «marido». «El PSOE, según Guerra, debía representar siempre ese doble papel: de marido y de amante», recuerda Salinas, entonces secretario provincial. Él asistirá al mitin del sábado y piensa que «el alma de aquella campaña» debía haber sido expresamente invitado.

«Los socialistas hicimos una campaña convincente, moderada y aterrizada en temas muy concretos: acabar con el golpismo, poner en marcha el estado del bienestar, entrar en Europa... En Córdoba fue una campaña alegre y masiva», comenta Salinas que aún recuerda la hora y quince minutos que tuvo que improvisar en el mitin de Montoro, el único que dio González en Córdoba y donde tuvieron que esperarlo a que llegara de Linares. «Sánchez Villaverde todavía me echa en cara la parrafada que di», bromea.

Planas recuerda también que se estrenó en un acto con Amparo Rubiales y aún sin programa, y que pudo debatir sobre el futuro de la ONCE porque «unos minutos antes llegó a la sede un fax titulado la postura del PSOE ante el cupón, menos mal». Planas es el único de todos los cordobeses que queda en primera línea. El sábado irán también a celebrarlo.

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