Un paso más hacia la plena normalidad. Así resumen la mayoría de sectores de Córdoba la eliminación de la obligatoriedad de llevar mascarilla en interiores. Tras 700 días, que se dicen pronto, teniendo que usar tapabocas en espacios cerrados, el real decreto aprobado por el Consejo de Ministros deja un resquicio para la esperanza, un hueco por el que asomarse a una realidad parecida a la de antes de marzo del 2020.
En los colegios, por ejemplo, la noticia tiene especial importancia. Lo explica a este periódico la presidenta en Córdoba de la Asociación de Directores de Infantil y Primaria (Asadipre), Isabel Bernal, que entiende que la mascarilla ha tenido una gran incidencia en el aprendizaje, especialmente en los más pequeños. Por un lado, detalla, está el lenguaje, cuyo desarrollo se asienta, sobre todo, hasta los 3 años. "Estos niños han vivido todo este desarrollo con la mascarilla", comenta Bernal, que añade otra clave, la sociabilización, mermada por la normativa anticovid.
De momento, lo centros educativos, comentan desde Asadipre, esperarán a que llegue el aviso de la administración competente en Educación, la Junta de Andalucía. Aun así están "contentos", reconoce Bernal, sobre todo de cara al verano, donde la mascarilla es más molesta.
Sin inquietud en las empresas
En cuanto a los empresarios, parece que en Córdoba la adaptación fluirá con naturalidad. Desde la Confederación de Empresarios (CECO) aseguran que ni en días previos ni hoy se ha recibido ningún tipo de incidencia o inquietud por parte de las empresas cordobesas. "Cada empresa hará lo que estime conveniente partiendo de las evaluaciones que hagan desde sus respectivas delegaciones de prevención de riesgos laborales y siguiendo el real decreto», detallan desde CECO.
Los sindicatos piden vigilancia
Por su parte, los sindicatos también se toman como una buena noticia la eliminación de la mascarilla obligatoria, si bien instan a las empresas a que cumplan y realicen una evaluación desde salud laboral para aplicar la norma con todas las garantías. El secretario de Acción Sindical y Salud Laboral de CCOO en Córdoba, Aurelio Martín, recuerda que esa evaluación es necesaria, tanto para quitar las mascarillas (de forma que no se obligue a un trabajador a llevarla sin que haya necesidad) como para exigirlas (donde entraría la obligatoriedad de las empresas a surtir de este elemento de protección a sus empleados).
Por su parte, el secretario de Salud Laboral de UGT en Córdoba, Jaime Sarmiento, reconoce que "quizá sea algo precipitado" eliminar la mascarilla en ciertos espacios, aunque entiende que si está avalado por la comunidad médica es porque se puede llevar a cabo. En cualquier caso, Sarmiento recuerda que las evaluaciones de riesgos laborales son obligatorias desde siempre, por lo que aquí deben aplicarse de la misma manera para conseguir que la nueva norma se aplique de forma correcta.
Camareros sin mascarilla
El presidente de Hostecor, Francisco de la Torre, también ve con buenos ojos la medida, sobre todo después de tanto tiempo usando el tapabocas. "Nuestro sector ha cumplido", recuerda De la Torre, que entiende que la mayoría de hosteleros abogarán por eliminar la mascarilla salvo muy contadas excepciones. En cuanto a los cocineros, apunta que incluso antes de la pandemia ya se tomaban medidas higiénicas como redecillas para el pelo o guantes, por lo que se intuye que en ciertos fogones sí ha llegado para quedarse.
La Administración
El Ayuntamiento, la Diputación, la Junta y la Subdelegación del Gobierno también buscan cómo adaptarse partiendo de las evaluaciones que hagan los distintos servicios de salud laboral. En la Diputación, por ejemplo, se seguirá usando la mascarilla en algunos espacios como baños u oficinas donde no se garantice la distancia de 1,5 metros entre trabajadores. Desde la Subdelegación, por su parte, cuentan que todo dependerá de si el puesto es o no de atención al público y de la ventilación de que disponga, por lo que realizarán informen de cada puesto de trabajo.
