Diario Córdoba

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ENTREVISTA José María Montilla 60 años de alternativa como matador de toros

«Cuando salí a hombros en mi alternativa, me sentí torero de Córdoba»

«El toro me exigió y la moneda salió cara. ¡Qué bonito es torear como te sale del alma!», afirma

José María Montilla, en su hogar, con uno de los trofeos que le aportan más orgullo, el Manolete. LADIS

Hace ya casi sesenta años (26 de mayo de 1962), en la plaza de toros de Los Tejares, el diestro José María Montilla, con un terno azul celeste y oro, se convirtió en matador de toros de manos de Julio Aparicio, que le cedió los trastos con Jaime Ostos de testigo. El toro del doctorado, de nombre Avefría, negro zaíno, marcado con el número 66, de 465 kilos, pertenecía a la ganadería de Francisco de Mora Figueroa (Jerez de la Frontera). En mayo se cumplirán 60 años de aquella tarde...

¿Cómo la recuerda?

Como un día inolvidable. Cuando llegué a la puerta de cuadrillas me emocioné al ver a los maestros Julio Aparicio y Jaime Ostos, toreros que había admirado desde mi época de aficionado. Cuando salí a hombros después de finalizar la corrida me sentí torero de Córdoba, ciudad de la que estoy enamorado.

¿Qué significó para usted hacerse matador de toros?

Fue la culminación de un sueño y le di gracias a Dios y a la Virgen María por habérmelo concedido.

¿Qué hizo ese día?

Fui a misa, como hacía habitualmente los días de corrida. Mis imágenes, que nunca dejé atrás, fueron las de la Virgen de Los Dolores y Nuestro Padre Jesús Caído. Como hacía siempre, almorcé una tortilla francesa y un caldo. Me visitaron en la habitación socios de mis dos peñas, La Montillana y Casa Paco Cerezo, de Cañero. No dormí y me vestí pensando en triunfar. Y, gracias a Dios, todo salió perfecto.

¿Por qué eligió como padrino a Julio Aparicio?

Emilio Fernández, empresario entonces de la plaza, me preguntó si tenía interés en algún torero determinado, pero que descartara a Antonio Ordóñez, que no vendría a la feria de mayo. Entre los que me propuso me decanté por el maestro Julio Aparicio, al que admiraba desde su época de novillero.

¿Y a Jaime Ostos como testigo?

Fue para mí un honor que el maestro Jaime Ostos fuera testigo de mi alternativa, pues estaba consolidado como uno de los grandes toreros de los años sesenta del pasado siglo XX.

¿Cómo recibió la noticia de la reciente muerte de Jaime Ostos?¿Mantenía contacto con él?

Con enorme tristeza. Me llevaba bien con él y hablábamos a menudo por teléfono. Le tenía gran admiración por su carrera profesional y un gran respeto. Toreé con Ostos 8 corridas de toros. La última, en Barcelona, con Ángel Peralta y El Caracol, con toros de Jaime Molina.

¿Quién eligió la ganadería de su alternativa? ¿Contaron con su opinión?

La ganadería la eligió el empresario Emilio Fernández, los toros de Mora Figueroa eran de preferencia de los toreros punteros, tenían sangre de Jandilla y Conde de la Corte.

¿Recuerda las palabras de Julio Aparicio cuando le cedió los trastes?

Las clásicas: «Que tengas mucha suerte, esta profesión es la más bonita del mundo y también la más difícil. Te he visto torear y puedes conseguir tus sueños». Estas fueron sus palabras, más o menos, mientras me cedía los trastes y me daba un abrazo. Actualmente, y de siempre, tengo una excelente amistad con mi padrino, al que admiro y respeto.

«Debuté en Los Tejares y me retiré en Los Califas, dos plazas vinculadas a mi vida torera»

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El toro fue ‘Avefría’, al que le cortó las dos orejas ¿Fue el ideal para su estilo de torear?

Fue un toro encastado, colaboró para mi triunfo. Además de este, tengo otros dos toros que recuerdo especialmente: uno de Saltillo y otro de Manuel Arranz, a ambos les corté el rabo en Córdoba en el desaparecido Coso de Los Tejares.

La tarde de su alternativa consiguió el prestigioso Trofeo Municipal Manolete ¿Fue esa una de las faenas más importantes de su carrera?

Sí, efectivamente. El toro me exigió y tiré la moneda, salió cara. Creo que fue una faena de emoción y de entrega, y así lo reconocieron el público y el presidente al concederme las dos orejas pedidas por toda la plaza. En el segundo toro sentí algo especial, me abandoné toreando con la mano izquierda. ¡Qué bonito es torear como te sale del alma!. Tuve que descabellar y a pesar de eso le corté una oreja. Conquistar el trofeo Manolete es un lujo y el deseo de todos los toreros cuando vienen a torear en las corridas de feria.

¿A quién le brindó su primera faena como matador de toros?

Al público de Córdoba. No podía ser de otra manera. En esta ciudad toreé por primera vez un novillo sin picadores vestido de luces, después aquí debuté con picadores y tomé la alternativa. Luego me retiré del toreo también en Córdoba. Aquí me hice torero y aquí me despedí. Debuté en Los Tejares y me retiré en Los Califas, dos plazas muy vinculadas a mi vida torera.

En esa tarde tan importante para usted, ¿a quién echó de menos en la plaza?

Afortunadamente, mis seres más queridos estaban allí; mi padre, mi tío Pepe, Matías García, que me ayudó llevándome varias veces a la finca Mata-Begid, en Cambil (Jaén), que pertenecía al matador de toros Bombita. Desde allí partía para otros tentaderos con mi picador Andrés Garrido ‘Gordito de Linares’, gran torero a caballo y excelente persona. Como es natural, también estaban esa tarde en los tendidos los miembros de mis peñas y los aficionados cordobeses, que no dejaron de animarme toda la corrida.

¿Quiénes componían su cuadrilla esa tarde?

Como subalternos de a pie, Paco Sánchez Fuentes, Manuel de la Haba y Cristóbal Molina ‘Minuto’, y a caballo, Antonio Muñiz y el mencionado Andrés Garrido ‘Gordito de Linares’, y de mozo de estoques Emilio Pino.

Cambiando de tercio. Usted toreó veinticinco novilladas con Manuel Benítez ‘El Cordobés’ y nueve corridas de toros, incluida la tarde de su alternativa. ¿Qué significó para usted ser testigo del doctorado del V Califa?

Fue un honor y un lujo ser testigo de la alternativa de Manuel Benítez ‘El Cordobés’. Con Benítez toreé veinticinco novilladas y ahí me di cuenta que como torero iba a marcar una época. Triunfaba todos los días con un valor y una personalidad fuera de serie. Afortunadamente, no me equivoqué, pues mandó en el toreo como nadie lo había hecho jamás. La tarde de su alternativa estuvo cumbre.

Echando la vista atrás en el tiempo, ¿qué le quedó por hacer en su carrera taurina?

Muchas cosas, entre ellas me faltó ambición, nunca me atrajo mucho el dinero. En 1965 toreé en las principales ferias: las Fallas de Valencia, Feria de Abril de Sevilla, San Isidro de Madrid, El Pilar en Zaragoza, Barcelona, Córdoba, etcétera... La temporada de 1966 la comencé conquistando el Trofeo de la Feria de San Cristóbal (Venezuela). Y el 28 de mayo, al no estar bien en Córdoba, decidí retirarme.

«Los carteles de mayo están montados con inteligencia, sobre la base de figuras»

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En los últimos años, el mundo del toro se ha convulsionado por las consecuencias de la pandemia. Parece que este año todo volverá a ser normal. ¿Cree que la fiesta se recuperará de ese duro golpe?

No sé en qué intensidad, pero seguro que sí. Lo que estoy seguro es que la fiesta resurgirá con más fuerza. A lo largo de la historia la fiesta de los toros ha pasado por situaciones muy duras y aquí sigue. El mundo del toreo volverá a la normalidad cuando los españoles salgamos de esta situación de crisis, la historia del toreo suele estar relacionada con la española. Y es muy bueno que se hayan recuperado y anunciado todas las ferias importantes.

Hablando de ferias, ¿Cómo valora los carteles de la feria taurina de mayo de este año. ¿Echa de menos a algún torero?.

En todos los carteles de las diferentes ferias siempre se echa de menos a toreros. En los de Córdoba, magníficamente rematados, es natural ver ausencias notables de toreros de Córdoba. Por lo demás, la feria de Córdoba está montada inteligentemente sobre la base de grandes figuras, comenzando por el rejoneador Ventura, que es el mejor de la actualidad y es todo un espectáculo. Morante va tirando del carro desde el año pasado y descubrirlo es imposible. Aguado es una revelación que hace un toreo importante y es novedad en Córdoba. Talavante y Roca Rey son dos toreros que gozan del máximo cartel en toda España. Y la alternativa de Lagartijo es un aliciente añadido y una enorme oportunidad para Javier, ya que esa tarde estará toda la prensa nacional. Y en cuanto a los toros, son las dos ganaderías que más les gusta a los toreros. Dos encastes que tienen mucho en común y las figuras los matan en todas partes. Y la novillada, una buena ocasión de los chavales para darse a conocer en una plaza de primera.

Una buena oportunidad para los jóvenes que quieren ser toreros puede ser la fundación creada por El Cordobés ¿No le parece?

Por supuesto que sí. Córdoba necesitaba una iniciativa de esta categoría y que Manuel Benítez esté detrás es sinónimo de éxito. Todo lo que hace El Cordobés trasciende y todo el mundo lo apoya. Esta fundación será una ayuda fundamental para los jóvenes y para algunas personas que lo estén pasando mal. La generosidad de Benítez queda demostrada una vez más.

«Que Manuel Benítez esté detrás de una fundación es ya sinónimo de que será un éxito»

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De volver a nacer, ¿sería usted nuevamente torero?

Sin dudarlo ni un momento. Ser torero es apasionante. Se viven sensaciones únicas como en ninguna otra profesión. Además te relacionas y conoces gente que acaban siendo amigos de verdad. Y aprovecho esta oportunidad para agradecer al Ayuntamiento de Córdoba, a la Diputación, al Real Círculo de la Amistad, Círculo Taurino y su Escuela Taurina, a la Junta de Andalucía, a Canal Sur TV y a cuantas peñas y entidades colaboran en la promoción y ayuda a la fiesta de los toros, que como escribió Federico García Lorca... «es la fiesta más española». Y si me permite les doy este consejo: no dejemos los mayores de llevar a nuestros hijos, nietos, familiares y amigos a los toros. Los jóvenes tienen que conocer la fiesta más española, en toda su extensión (cultura, economía, libertad y generosidad), miles de festivales benéficos avalan su participación en obras sociales, culturales y religiosas. El coronavirus será lidiado con arte, temple, técnica y valor por los hombres que se juegan la vida creando arte y haciendo feliz a miles de personas.

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