El edificio de La Normal, la antigua magisterio, en el Sector Sur no ha cesado de dar quebraderos de cabeza a los responsables municipales y a los vecinos de la zona, incluso antes de que el Ayuntamiento diera por terminada la reforma del inmueble en noviembre de 2019.

Uno de los últimos y más acuciantes problemas de este edificio, con siete plantas y 6.400 metros cuadrados, es que no funciona la calefacción ni tampoco correctamente los sensores de luz. Esta situación se agrava a raíz de la inauguración el pasado mes de noviembre de la biblioteca, 500 metros cuadrados en la planta baja, que suele estar vacía y a la que no va nadie por el frío, afirma la presidenta del Consejo de Distrito Sur, Mariló Damián. «Al no haber calefacción en el edifico, los usuarios de la biblioteca permanecen poco rato en este recinto, ya que no se puede estudiar a 6 ó 10 grados, Nos dicen que en la calle con el sol se está más caliente. El edificio es un auténtico polo», explica.

La biblioteca suele estar vacía, ya que la falta de calefacción hace que nadie acuda allí a estudiar

Otra deficiencia tiene que ver con la luz, «si permanecen estudiando sin moverse y porque además no hay movimiento de otras personas en la biblioteca, porque claro quién va a ir si hace más frío que en tú casa, la luz se apaga y hay que moverse para que se vuelva a encender».

Ambos problemas se van a resolver con la reprogramación del sistema de calefacción y de iluminación, aseguró ayer el teniente de alcalde de Urbanismo del Ayuntamiento, Salvador Fuentes, quien informó de que en unos días se va a llevar a cabo una prueba del sistema y que en dos meses como máximo estará solucionado.

Según explicó, el edificio cuenta con un sistema inteligente de climatización y de iluminación que estaba programado para todas las plantas y que «se manipuló, lo que provocó presión en la máquina» y su posterior «descontrol».

Esto obliga, una vez que esté reprogramado definitivamente y en funcionamiento el sistema, afirmó Fuentes, a tener un técnico municipal que se haga cargo las 24 horas del día del mantenimiento de todas las plantas. «Los usuarios tendrán que adaptarse a las nuevas normas. No puede llegar cualquiera y manipular el sistema, solo lo podrá hacer el técnico responsable. Por ejemplo, no se podrán tener las ventanas abiertas cuando se reprograme la climatización de todo el edificio», apunta el teniente de alcalde.

Según Fuentes, «el edificio no tiene ningún problema y se encuentra en perfecto estado para su funcionamiento» y las deficiencias, «que se están testando, no son graves y se pueden reparar con la garantía» de la empresa adjudicataria como el techo de la biblioteca. Según los plazos, la empresa se hacía cargo del mantenimiento por dos años, hasta noviembre del año pasado, y la garantía continúa vigente hasta noviembre.

Mariló Damián calificó de «inaudita» la situación de La Normal, al ser un edificio nuevo, y expondrá sus críticas al alcalde, José María Bellido, en una reunión prevista para el 24 de febrero.

«Una valla más amable» para el entorno 

El teniente de alcalde de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba, Salvador Fuentes, informó ayer de que la Gerencia municipal de Urbanismo cuenta con dos proyectos ya redactados para el edificio de La Normal. El primero de ellos tiene que ver con la valla que separa el inmueble del colegio San Juan de la Cruz. La idea es colocar una «valla más amable, más diáfana» en el entorno entre ambas infraestructuras. Mientras que, el segundo, se refiere a la caja negra, al salón de actos de La Normal. En un principio se pensó en que el salón de actos contara con sillas retráctiles, que se pudieran ocultar bajo el suelo. Ahora, apuntó Fuentes, esta idea se ha descartado y se han comprado sillas apilables y hay que cerrar la piscina que se hizo para ocultar las sillas. Fuentes recordó que se pensó también en llevar la Orquesta de Córdoba a este inmueble para que ensayara, pero que la calidad del sonido del salón de actos no era el adecuado, pero sí lo es para realizar otro tipo de actividades culturales. Ambos proyectos, ya redactados, tendrán que ser adjudicados y llevarlos a cabo, pero su plazo de realización en ambos casos no supera los cinco meses, por lo que Salvador Fuentes consideró que para primeros del próximo año pueden estar terminados los dos.